Un antiguo y popular anuncio de televisión aseguraba que cuando un desconocido te regalaba flores eso era impulso (un desodorante). En Málaga, cuando un desconocido te regalaba algo, esa persona solía ser José Morante, uno de esos malagueños que iba sembrando cariño y buen humor por donde pasaba.

Al trinitario José Morante quienes lo conocieron lo recordarán más negro que el tizón, por su querencia a bañarse a diario en la playa de La Malagueta, hiciera frío o calor, sin importar la estación.

Esta semana el Ayuntamiento, gracias al tesón del periodista Gonzalo Fausto, ha tenido el detalle de dedicarle una placa en la playa de La Malagueta. En 1982, por discrepancias, dejó la asociación de bañistas que capitaneaba el famoso trinitario Pepe Bravo para fundar el Grupo de Amigos Bañistas de Invierno.

Hasta el final de su larga vida, José Morante estuvo acudiendo a la playa. Siempre con una sonrisa que nunca le abandonaba, siempre con su platillo que lanzaba y con el que se divertía. Argumentaba que, al acudir a diario, incluso lloviendo, no se percataba del descenso de la temperatura en el mar.

Con el periódico La Opinión mantuvo una relación muy especial, pues raro era el semestre que no aparecía por la sede de la calle Granada con regalos para los redactores que él mismo realizaba y decoraba: ceniceros hechos con latas de refrescos; cartulinas coloreadas con cintas y refranes; colecciones de conchitas localizadas en la playa... José contaba que una pareja holandesa, que había conocido en Málaga, tenía en su casa de Holanda una vitrina Morante con todos sus regalos.

Este malagueño nunca se tomaba a sí mismo muy en serio. Iba por el mundo haciendo regalos y luciendo una alegría de vivir envidiable. Diez minutos con José Morante eran como ir a la farmacia.

Y la edad nunca fue un obstáculo para seguir mirando el mundo con alegría. Casi nonagenario, un día se sentó en un banco frente al mercado de Bailén con un grupo de viejos con bastones. «Me dijeron que yo al lado de ellos era un guayabo. Resulta que yo tenía 89 y ninguno de ellos llegaba a los 80», contaba divertido.

Conocidos son sus nombramientos de socios de honor de la asociación porque tiraba alto: Ronald Reagan, Grace Kelly, Joan Miró, Camilo José Cela, Lola Flores, Borges, Antonio Banderas... Manuel Fraga, por cierto, otro de los homenajeados, prometió bañarse en La Malagueta.

El grupo que presidió tenía como fines «fomentar y promocionar la amistad y la convivencia». Este bañista inolvidable, por otra parte un funcionario ejemplar de la Seguridad Social, confesaba que, desde su jubilación, se regía por la máxima del doctor Marañón: «Vivir es existir y crear». Cumplió su palabra hasta el final. También el Ayuntamiento recordando al bueno de José Morante.