Ayer hablamos de un solar cargado de años en la Trinidad, en la avenida de Fátima. El terrizo ofrece una inquietante imagen en la que se echa de menos un par de casas, que le irían muy bien a lo que hoy es un apretadísimo aparcamiento. De hecho, si se pasaran inspectores del récord Guinness se llevarían una grata sorpresa y podrían dar constancia de un récord del mundo de prensado de automóviles en el mínimo espacio.

Pero también existen procesos opuestos. Espacios ganados al coche, un proceso que no comenzó en 2003 con la peatonalización de la calle Larios sino mucho antes, como ya constató y elogió el arquitecto barcelonés Oriol Bohigas durante una visita a Málaga en los años 70.

En una ciudad como la nuestra, tan apegada lamentablemente al transporte privado, hay que aplaudir todo lo que sea recuperar espacios, y es lo que hace unos años ocurrió en la barriada de Puerta Blanca, en la Carretera de Cádiz, gracias al Ayuntamiento.

Hablamos de un gran espacio en la calle Menorca, junto a las pequeñas naves industriales de Los Guindos. Nada hacía evocar en este rincón de Málaga a la isla de Menorca. Durante años, esta plaza se utilizó como aparcamiento de coches, cuentan los vecinos. Era una mera zona trasera y gris en la que, como el dicho de Albacete, la gente llegaba, aparcaba y se marchaba pitando.

Este panorama sobrecogedor, salvo para los conductores en apuros, ha dado paso a una zona muy agradable cuajada de macetones y en donde el campo, en pleno mes de febrero, puja por salir porque la hierba brota con fuerza entre los adoquines.

El espacio principal está ocupado por una pista de baloncesto hecha de madera y rodeada por una pequeña pista para bicis, o más bien, por sus dimensiones, para triciclos.

A su lado hay otra pista polideportiva y aunque también descansan dos enormes casetones de ignota finalidad (tienen toda la pinta de ser de Sevillana pero todo puede ser), no desentonan, aunque están perlados de pintadas rotundas y enormes. En una de ellas, por cierto, puede leerse la palabra «putadas», con letras mayúsculas. Quizás concluyan lo mismo los dueños de los casetones al ver las pintadas.

La única zona que necesita mejorar es la acera inexistente junto a las naves industriales, donde está creciendo en plena tierra un prometedor cañaveral. La construcción de la acera hará bajar el índice selvático del paisaje. Quitando este punto negro (o verde) la calle Menorca ha ganado bastante con este cambio y hoy es un placer pasear por ella. Felicidades.

Mala colocación

Un indiscreto árbol, plantado por algún imprudente casi delante de la portada árabe del mercado de Atarazanas, desgracia las vistas de tan precioso monumento. No estaría mal mover el árbol unos metros, para disfrutar del patrimonio.