Los ataques de corazón de un niño de tres años lo pusieron sobre la pista. Un patrón extraño en los electrocardiogramas de este pequeño y su hermana le hicieron afinar. Tras este caso, siete más terminaron por definir el descubrimiento de los hermanos Brugada como uno de los síndromes que más casos de muerte súbita presentan. Residente en Bruselas y con consultas en Cataluña, esta eminencia científica -es Medalla de Oro de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC)- ahora recala en la Costa del Sol para poner en marcha la Unidad de Arritmias de Hospiten.

Comienza un nuevo reto en una carrera siempre en ascendencia. Ahora dirigirá la nueva Unidad de Arritmias de Hospiten Estepona. ¿Qué sensaciones tiene?

Bueno, no es la primera vez que lo hago en mi vida. Hice mis estudios en la Universidad de Barcelona, y ahí ya empecé a aprender sobre arritmias. Quise buscar un lugar y el dinero donde aprender, me tuve que marchar con mi propio dinero a Maastricht. Allí tuve una buena oportunidad, creamos allí una unidad y allí estuve durante 11 años. A pesar de tener una posición muy cómoda me presentaron el reto de que en Bélgica no había nada así. Además, era la primera vez que podía enseñar a médicos extranjeros y me trasladé a Aalst. Allí creé la Unidad de Arritmias en el año 1990 y me quedé 17 años. He entrenado a más de 400 cardiólogos en todos estos años. Pero entonces me pidieron hacer lo mismo en Bruselas, y seguí la misma tradición. Allí también investigué y enseñé. Y lo de Hospiten vino porque yo veraneo en Estepona y vi un cartel de unas jornadas sobre Mujeres y Corazón. Me interés, visité el hospital y me di cuenta de que entre Málaga y Cádiz no hay nada de arritmología. Para el tratamiento de arritmias de la manera moderna hay que ir a Málaga o Madrid, era una oportunidad buena. En casos de fibrilación auricular, la arritmia más frecuente y asociada a un gran riesgo de embolia cerebral, se puede hacer una ablación de la fibrilación auricular, que en un 85-90% de los casos se cura. pero hay que hacerlo a tiempo.

Muchos extranjeros eligen Málaga para hacerse «chequeos». ¿Qué espera encontrar?

Bueno una de las cosas que nos hizo generar este contacto fue el hecho de que tenía como paciente a una mujer inglesa, de Gibraltar, que fue a hacerse una ablación a Bruselas conmigo. Tenía que volver seis semanas más tarde para el control y yo iba a estar en Estepona. Le dije que preguntaría en Hospiten para que se ahorrara el viaje y empezamos a hacer consultas juntos. Ahora en mayo empezaremos con los primeros casos de la unidad.

Las arritmias disminuyen la calidad de vida de quien las padece e incluso pueden generar consecuencias más graves para la salud como un ictus cerebral o una muerte súbita. ¿Cuál es la mejor solución para afrontar este problema?

Es como todo, la primera condición para una buena medicina es la información. Cuando a un paciente le falla la información está perdido. Es crucial ya que la manera mejor para bajar los costos de la medicina, inclusive lo más efectivo, es que esté bien informado y vaya al médico apropiado en vez de quedarse colgado en el sistema sanitario pasando de urgencias a otras sin llegar a manos del cardiólogo especializado. Estamos hablando de curación. Cuando uno ha tenido taquicardias y ha sufrido durante años y cae en manos de un especialista que le cura, es la mejor propaganda porque va a ir explicando cómo se solucionó. La gente se informa unos a los otros, es la mejor manera. Además de esto, hay que tener los conocimientos y el material adecuado. Y las compañías de seguros tienen que comprender que es más barata una ablación que pagar durante años y décadas medicamentos que no curan a los pacientes.

El síndrome de Brugada es una de las causas más comunes de muerte súbita de origen cardíaco. ¿Se siente muy responsable dando nombre a una enfermedad?

(Ríe). En realidad no se lo pusimos nosotros, sino la comunidad médica. Empezó con una serie de artículos, lo publicamos en el 92. Tenía un nombre muy largo -Bloqueo de rama derecha, elevación del segmento ST y muerte súbita-, y cuando los japoneses empezaron a tener casos lo llamaban así. Hoy en día se encuentra en cualquier libro de medicina. Cuando aparecieron las primeras publicaciones japonesas, alemanes, inglesas o americanos yo no lo podía pronunciar. Es muy raro dar una conferencia y empezar a hablar del Síndrome de Brugada. Una vez, en una conferencia, cada vez que me refería al síndrome decía «Bloqueo de rama derecha, elevación del segmento ST y muerte súbita». Entonces se levantó un profesor y me dijo: «Diga Síndrome de Brugada». Y bueno, lo empecé a hacer porque pasó en público y me permitió mostrar que no era una falsa vergüenza. Es una satisfacción muy grande. Este año tenemos una celebración en Dublín donde nos van a hacer un homenaje a nosotros y al otro cardiólogo vivo con su nombre en un síndrome. El Síndrome Romano Wart.

¿Cómo fue el descubrimiento?

Como muchas cosas, por casualidad. En el año 86 vi el primer paciente. Un chico de tres años que había tenido tres paros cardiacos y su padre lo había resucitado. Era el segundo caso en la misma familia, se le había muerto una hija también con esa edad. Tenía un electrocardiograma muy especial. Lo guardé y pedí al padre, que era polaco, que cuando fuera a Varsovia trajera el de la hija, y era igual. No había nada parecido jamás publicado. Tuve la suerte de ver a un holandés y a un belga. Cuando ya había cuatro hicimos la primera presentación en América. Y los cardiólogos enviaron otros cuatro: uno de España, uno de Holanda y dos de EEUU y en 1992 hicimos la primera publicación. Yo estaba convencido de que era una curiosidad, nunca pensamos que podía ser una explosión a la ciencia. En 1998 ya teníamos el defecto genético, entró la genética en la cardiología de manera impresionante, ha permitido conocer muchas cosas. También descubrimos un nuevo síndrome, el QT corto, se conocía el largo, que también produce muerte súbita. Es mucho más rara, pero con consecuencias.

Una de cada mil personas en Europa está afectada por el síndrome. ¿Por qué es tan común?

Es muy curioso. Si se va a Tailandia, uno de cada cien hombres lo tiene. Ya se conocía la muerte súbita de gente joven y vimos que allí se debe al Síndrome de Brugada por defecto genético. En la zona asiática como Filipinas, Camboya, Vietnam, Japón hay una incidencia brutal y también en alguna zona europea, aunque hay zonas en las que existe con menos frecuencia. En los que he dicho antes, el nexo común es que había habido guerra. Lo curioso surge porque el electrocardiograma existe desde hace más de cien años, pero es una enfermedad no descrita nunca. Las «porquería» de la guerra -ácido, gases- han provocado las mutaciones, se han hecho billones y nadie había reparado. Es una pista que queremos seguir, y también con los niños de Chernobyl, aunque acceder a Rusia es más difícil. Las estadísticas varían mucho. Ahora se están haciendo análisis del genoma humano y con estas técnicas de secuenciación hay tres mil personas normales donde se descubre todo el material genético y buscando marcadores usando estos tres mil casos han encontrado uno de cada 23 tiene estos marcadores.

Al ser de origen genético, está relacionado con casos repetidos en familias. ¿Qué se puede hacer por evitarlo?

Hay una probabilidad de uno sobre dos de heredar la enfermedad, es decir, el 50%. Esto ya depende de muchas cosas. En España, en el hospital en el que trabajo permite hacer un diagnóstico genético preimplantacional. Se crean in vitro los embriones y cuando se tienen 16 células se hace el diagnóstico para ver cuáles están enfermos. Tengo ocho familias jóvenes en los que han nacido niños sin el síndrome.

¿Y si ya has nacido?

Si ya has nacido no se puede manipular.

El síndrome afecta a personas jóvenes, sanas e incluso a bebés. ¿Hay algún modo de predecirla y evitar así una muerte súbita?

Lo tienes desde el nacimiento. El gran problema es que hay personas que manifiestan el síndrome desde temprano. El niño más joven al que le implanté un desfibrilador tenía 6 meses, y la personas más mayor 84 años. Se reconoce desde el electrocardiograma, cuando se sospecha se muestra un test con un producto farmacológico para mostrar que hay algo anormal. Y si ha habido síntomas, como pérdida del conocimiento, esto sugiere riesgos, por lo que hacemos un estudio preventivo.

En muchas ocasiones la muerte súbita se asocia a personas que estaban haciendo un sobreesfuerzo. ¿Es esto así?

Hay distintas causas. Puede ser por enfermedades eléctricas o por enfermedades estructurales. Las alteraciones puramente eléctricas son Brugada, del QT largo, QT corto o la taquicardia por catecolaminas. Desde el punto de vista de las estructurales, está la cardiomiopatía hipertrófica, un aumento del espesor, la cardiomiopatía dilatada y la displasia del ventrículo derecho. Algunas de estas enfermedades se descubren en los electros, la eléctricas y las estructurales en el ecocardiograma y en electrocardiograma. En general, las anomalías estructurales matan durante el ejercicio y las otras, las eléctricas matan por la noche, en reposo, como el Síndrome de Brugada.

¿Tiene que ver con la muerte súbita del lactante?

Desde luego. Es la causa de los abortos espontáneos y de la muerte súbita del lactante. El problema es que nunca se sabe cual ha sido la causa, los estudios genéticos que se pueden hacer ahora pueden hacer el análisis de su genoma y ver qué síndrome tenía. Esto antes no existía.

Ha trabajado durante mucho tiempo en los Países Bajos. Que diferencia ha encontrado, a nivel cardiológico, con España? ¿Es nuestro país un estado con grandes dolencias de corazón?

Hay diferencias. En cuanto a la medicina en general, en España tenemos una muy buena medicina. El problema es la economía, pero la calidad de la práctica clínica en España es muy buena. Aquí, con mi asistente, hacíamos catéteres a mucha gente que fumaba con una sola lesión. Pero en Holanda vi mujeres con infartos de miocardios con mantequilla en las arterias. En eso tiene mucho qué ver la dieta. Esto es la cosa más chocante en cuanto a enfermedades coronarias. En España ves el infarto del fumador y allí el del paciente que no hace más que comer. Ahora ya se ha equilibrado más, por desgracia.

¿En qué medida están afectando los recortes a los pacientes cardiacos?

Mucho, en todos lados están afectando, están causando muertes ya. Se está dejando de hacer muchas pruebas, simplemente te mandan una pastillita y si va bien, no nos preocupamos de buscar una técnica que pueda curar al paciente ni liberarlo del medicamento. Hay hospitales que no tienen dinero para comprar cosas en las que cinco años atrás era lo más normal invertir. La situación es realmente dramática.