­«Yo suelo pedir en la puerta del Mercadona, pero cuando él venía yo me iba. Mi hermano también», explicaba en la tarde de ayer un indigente a este periódico poco después del homicidio que había perpetrado supuestamente un mendigo germano que merodeaba por la zona de la calle Frigiliana, en la Carretera de Cádiz, y que tenía atemorizado a todo el vecindario. Esta pareja de sin techo, hermanos, indicó ayer que Stefan Reinert es alemán, y llevaba varios meses en el barrio.

«Un día me quería pegar, porque él fue allí y me dijo que me fuera, que me quitara de allí, y me quería meter mano», precisó uno de ellos. Éstos relataron que hace unos días le pegó a un policía local, «lo tuvieron tres días en el calabozo y luego lo soltaron».

Solía gritar de madrugada, daba patadas a los coches allí aparcados, y se peleaba con frecuencia con los vecinos del barrio y con otros mendigos. El espacio es vital para la supervivencia y el trasiego de compradores que van cada día al Mercadona aseguraba un cierto dinero con el que pasar la jornada. «A veces lo veía con una cerveza, pero no bebía tanto», indica este testigo atemorizado por los arrebatos del teutón.

«Yo creo que estaba medio loco. Cuando iba al Mercadona, yo me ponía allí y cuando lo veía le dejaba su sitio. Es un tío un poco lanzadillo. Pegaba voces y patadas a los coches», relata, mientras su hermano también dibujaba con sus manos la corpulencia del presunto agresor. Estas palabras se vieron corroboradas luego por vecinos de la zona. La Policía Nacional lo buscaba, ya que le constaba una orden de detención. Tenía 36 años, y había tenido problemas con un agente municipal, sin que se haya acreditado que la orden de busca y captura tenga que ver con esa agresión por la que estuvo varios días a la sombra.

Otros vecinos señalaron asimismo que habían llamado muchas veces a la Policía Local por las voces que pegaba. En un tablón que constaba en una de las dependencias de la Policía Municipal se mostraba su fotografía y se advertía a los funcionarios de que tiene problemas psiquiátricos y es muy violento.

De elevada estatura, 1,85 metros, agredió a un agente y tenía aterrorizado a todo el vecindario. Ayer, para que no coincidiera con su víctima en el hospital Carlos Haya, la ambulancia lo llevó primero al Civil. Presentaba heridas de arma blanca, posiblemente producidas al manipular la navaja o el cuchillo, y heridas de bala, una en el tórax, pero su vida no corre peligro.