Ser madre es la profesión más bonita del mundo, pero también la más difícil y cansada. Comidas, limpieza, cuidados y trabajo fuera de casa sin dejar de lado mimos, educación y cariño. De toda esta vorágine de sensaciones -sentimientos de culpa incluidos- surgió el Club de las Malasmadres, un grupo emocional en el que madres 2.0 se reúnen de manera virtual vía twitter, facebook o instagram. No obstante, ayer fue la primera reunión presencial -seguro que la primera de muchas- a la que más de doscientas mujeres acudieron con la mejor de las intenciones: pasarlo bien sin dejar de lado las responsabilidades.

Este club surgió hace cinco meses fruto de la ironía, la diversión y un poco de frustración. Laura Baena, una malagueña afincada en Madrid, reconoce que cuando nació su hija hace ya dos años y medio se dio cuenta de que la sociedad es muy exigente con las madres, a las que pone el listón muy alto y de las que espera que cumplan el rol de supermadre sin pararse a pensar en todo lo que eso supone. Esta joven de apenas 32 años forma parte de la blogosfera maternal desde su baja de maternidad. Sus conversaciones con otras madres en sus mismas circunstancias la llevaron a pensar que no estaba sola, que muchas más mujeres se sentían como ella. «Reflexionaba y veía que la gente se sentía identificada, que empatizaba». Entonces nació el Club de las Malasmadres, esas que no hacen los disfraces más elaborados, ni los platos más suculentos ni planchan a diario para evitar las arrugas de la ropa, pero que quieren a sus hijos como las demás y que disfrutan de la su responsabilidad como madres con una sonrisa y humor. «El objetivo era evitar la ñoñería, hablar de una realidad. Partimos de la base de que somos buenas madres pero el listón que nos ha puesto la sociedad limita más que ayuda».

Su interacción con otras madres dio lugar al tip del día. Una especie de cartel que, cada día, al caer la noche, recoge un sentimiento o hecho divertido de alguna de las integrantes de la comunidad, abierta y en continuo crecimiento. Entre los más retuiteados y recordados están el ya mítico «Ir al trabajo el lunes para descansar del finde», «Eres malamadre cuando te entregan dos niños el 21 de diciembre y tienes que devolver dos salvajes» o «que tu hijo te vea sartén en mano y te pregunte de quién es la raqueta». Publicaciones que han llegado a ser compartidas decenas de miles de veces en las redes sociales.

Pero el sarcasmo no debe disipar la evidencia. Estas malasmadres, que se cuentan por miles, quieren a sus hijos tanto como las del siglo pasado que hacían bizcochos para merendar y planchaban las sábanas. «Si les das croquetas dos noches seguidas no pasa nada, si lleva un jersey con arrugas, tampoco. Hay que aprender a quitarse las presiones. Hacerlo no significa que dejes de llevarle al médico cuando lo necesite ni que no le quieras o cuides», subraya.

El Club de las Malasmadres se ha convertido en un altavoz de la maternidad real que demuestra que estas madres no están solas, que la autocrítica es positiva y que los sentimientos de culpa y frustración son comunes y están ligados de manera intrínseca al deseo de ser buenas madres. De hecho, este club tiene una función de ayuda que ha evolucionado hasta convertirse en una comunidad emocional.

La número uno de las malasmadres reconoce que sólo quieren desmitificar la maternidad e ir contra el concepto de superwoman. «No llegas a todo y quieres luchar y no perder su identidad como mujer. No queremos renunciar a nuestra profesión ni a otros roles como el de hija o amiga», señala Baena.