­Los trabajadores de la Clínica Gálvez tienen dos semanas para decidir si aceptan o no las condiciones que la empresa les ha ofrecido para dar continuidad al hospital, creado por el ginecólogo José Gálvez Ginachero en el año 1893.

Este centro sanitario ha sido una víctima más de la crisis y de la fuerte competencia del sector de la medicina privada en Málaga. Hace dos años que la situación económica se complicó y que los beneficios comenzaron a reducirse. Los asesores de la familia Gálvez -propietaria de la clínica- citaron hace dos semanas al comité de empresa para explicarle su situación económica. Les informaron de que habían trazado un plan de viabilidad para el mantenimiento de la empresa.

El jueves por la tarde decidieron exponer la situación a los trabajadores. Aunque algunos de los profesionales manifestaron a este periódico que la reunión se vivió con tensión y nerviosismo, otros quisieron aclarar ayer que el clima fue de normalidad y tranquilidad.

El responsable de la sanidad privada en Málaga de CCOO, Juan Carlos Navas, señaló ayer a este periódico que la empresa ofreció a los trabajadores una bajada del 20% de sus sueldos o la supresión de las tres pagas extras que tienen a lo largo del año, correspondientes a los meses de junio y agosto y dos medias en marzo y septiembre.

A partir del jueves y tras la propuesta de la empresa, los trabajadores y el comité disponen de quince días para determinar si aceptan o no la modificación de sus contratos. El comité ha propuesto a la empresa que, de aceptarse estas condiciones, la bajada en las retribuciones no afecte a las cotizaciones de los empleados. También han pedido que cuando la situación económica de la clínica mejore, los trabajadores sean resarcidos. La tercera exigencia de CCOO ha sido que la propiedad se comprometa a mantener el empleo y no se produzcan despidos ni masivos ni puntuales.

Según Navas, si los trabajadores aceptan estas nuevas condiciones la empresa podría ser viable y el hospital continuar abierto. «Sus grandes problemas han sido de facturación. El efecto Quirón ha revolucionado el mercado y las tarifas», señaló, al tiempo que reconoció que la deuda con los proveedores no es muy elevada, por lo que con los ajustes previstos la empresa podría mantenerse. Así, recordó que los trabajadores tienen todas sus nóminas al día y que sólo algunos profesionales médicos esperan pagos.

Por su parte, uno de los miembros del comité de empresa, María Remedios Pérez, desmintió que los empleados echaran de la asamblea de trabajadores a los enlaces sindicales, alegando que aunque el clima en la reunión se vivió con cierta tensión por parte de algunos trabajadores, todos los profesionales van a una. «Durante la reunión se mostró la sensación de preocupación y de incertidumbre, pero decidimos poner toda la carne en el asador para mantener nuestros puestos de trabajo, nos hemos criado ahí, nos hemos formado ahí, no vamos a dejar que esa empresa se cierre, estamos al 100% con ellos», dijo.

Para la enlace sindical de CCOO es importante que los trabajadores valoren la situación y aseguró no dudar de la palabra de la familia Gálvez. «Ahora tenemos que negociarlo», dijo. La reunión tuvo lugar el jueves por la tarde y, según explicaron varios trabajadores a este periódico, les comunicaron que si la situación no mejora tras el periodo estival, la viabilidad del centro se vería afectada.

Fuentes de la empresa informaron de que la voluntad de los dueños es mantener la continuidad de la clínica. También explicaron que podría ser cedida a otros grupos sanitarios interesados en la misma y con los que ya se han puesto en contacto.

El histórico edificio ha visto nacer a más de 60.000 niños a lo largo de toda su historia, donde están empleados en la actualidad más de cien trabajadores directos entre administrativos, enfermeros y auxiliares de enfermería. Además, cuenta con alrededor de 50 médicos especialistas que operan y pasan consulta en sus instalaciones.

Las distintas fuentes consultadas reconocían ayer que la histórica clínica Gálvez lleva ya un tiempo en situación crítica. La competencia, la complejidad de la ubicación y unas instalaciones sin reformas de gran envergadura habrían contribuido a que su situación empeore.