Hace casi 23 años surgió una idea visionaria: lograr que la turística Málaga contara con un laboratorio puntero mundial para el ensayo de dispositivos de telecomunicaciones. Así surgió Cetecom, una de las empresas que en 1992 inauguraban el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) de Málaga. Rebautizada como AT4, aquel atrevido proyecto es hoy un holding internacional que opera en 200 estados, cuenta con 290 empleados y ha alcanzado una facturación consolidada de más de 24 millones de euros. En enero, la firma dirigida por Luis Fernando Martínez, abrió un segundo laboratorio de ensayos para dar abasto a la creciente demanda de empresas que buscan en AT4 la certificación necesaria para lanzar sus productos al mercado. Teléfonos móviles, ascensores, equipos electromédicos, máquinas tragaperras y hasta juguetes pasan por sus instalaciones para ser homologados. Entre sus clientes, figuran todas las grandes marcas del mundo de la telecomunicaciones, entre ellas Telefónica, Vodafone, Time Warner, AT&T, Samsung o Ericsson. Y entre sus accionistas, la Junta, Sando, La Caixa y Ayesa.

Echando la vista atrás, ¿cómo ha evolucionado Málaga y la imagen que proyecta fuera?

Ha cambiado mucho, tanto en su entorno profesional como urbano. Hace 20 años la imagen era turística y agroalimentaria. Ahora, gracias sobre todo al empuje del PTA y al complemento de la Universidad, hemos dado un cambio radical hacia una Málaga tecnológica con empresas regionales y multinacionales. Eso hace que se nos vea ya desde cualquier parte del mundo con una imagen distinta. Nosotros nos movemos en el mundo de las telecomunicaciones. Antes la gente nos preguntaba: «Málaga, ¿dónde está?». Ahora esas explicaciones ya no hace falta darlas. Se nos reconoce y se sabe que Málaga tiene esa capacidad. Hemos posicionado la marca tecnológica. Y no son sólo opiniones; ya hay muchas multinacionales implantadas aquí.

¿Qué la parece la estrategia del Málaga Valley? ¿Realmente podemos aspirar a ser el polo tecnológico de Europa?

Hay que ser realistas. Estamos todavía muy lejos de poder decir eso. Somos un polo tecnológico, y eso ya es importante porque el salto que hemos dado de la nada a hoy es casi infinito. Pero pensar que somos el polo tecnológico de Europa sería una ficción y una irrealidad. Queda mucho recorrido. Nos falta consolidar grandes empresas andaluzas en el sector de la tecnología; tenemos muchas pymes y micropymes pero muy pocas empresas de gran dimensión, con más de 500 trabajadores.

¿Por qué en Málaga no conseguimos generar esas empresas de gran tamaño?, ¿qué falla para que nuestras pymes no den nunca ese salto de dimensión?

Durante los últimos años se han cometido algunos errores, no sólo en España sino también en Europa. Uno muy importante ha sido el de la desindustrialización, que nos ha hecho mucho daño. Si no cuentas con unos mercados locales que te den una masa crítica es todo muy difícil. Nosotros, por ejemplo, somos una empresa de servicios tecnológicos. Si aquí no hay clientes te tienes que ir fuera. Otro elemento es que no tenemos una política industrial coordinada a nivel de país. Con las autonomías hemos ganado muchas cosas pero se ha perdido eficacia. Que haya una política en cada comunidad nos lleva a una desfragmentación del mercado donde es muy difícil crecer y desarrollarse. De hecho, las empresas que más han crecido son las que han salido fuera. Y un tercer factor es la banca. No tenemos una banca industrial potente. Han preferido siempre apostar por las grandes empresas del IBEX, pero no por las pymes, las start up y las ayudas al desarrollo.

Tampoco contamos con un tejido desarrollado de inversores privados tipo business angels, como sí ocurre en el mundo anglosajón. Si los bancos no dan el dinero, ¿hay alternativas?

Por mi experiencia personal le digo que capital privado hay, y mas del que parece. Lo que no hay tanto son oportunidades de negocio. No hemos sabido desarrollar el mercado local con políticas industriales. Cuando hay un buen plan empresarial el capital aparece. De hecho, yo he tenido conversaciones con numerosos grupos de capital de inversión. Por desgracia, faltan empresas con capacidad de crecimiento, y eso es por la fragmentación del mercado nacional. La responsabilidad es de todos: empresarios y administración. Pienso que hay herramientas que no están siendo usadas suficientemente por la Administración: líneas para investigación y proyectos vanguardistas que podrían ayudar como proyectos tractores y que se usan poco.

Ahora se han puesto de moda las aceleradoras de empresas, cuando antes se hablaba más de incubadoras, ¿qué le parece?

Pues eso, una moda. No soy experto en acelerar nada. En AT4 siempre hemos aplicado una máxima de cuando estaba con los japoneses (trabajando en Fujitsu): «paso a paso» para construir sobre cimientos sólidos. Supongo que hay técnicas de aceleración pero me sorprende cuando veo tantas simultáneamente. Si el objetivo es dinamizar la creación de start up y empresas y contribuir a su desarrollo lo aplaudo: bienvenidas sean. Unas lo harán mejor que otras, con más o menos casos de éxito ¿El resultado? Lo veremos de aquí a diez años.

¿Los recortes en I+D+i son un gasto productivo que no debería haberse nunca tocado?

Dios mes libre de decir lo contrario. Los recortes en I+D+i nunca son buenos. En vez de tanto empeño por recortar el gasto deberíamos focalizar más la obtención de resultados, para que la inversión sea rentable para la sociedad y para el empresario. En investigación es difícil calibrar el resultado final pero cuando hablamos de desarrollo e innovación se debe mirar más al mercado, a las empresas y a la creación de empleo con proyectos y servicios competitivos. Sabemos innovar, investigar y desarrollar pero tenemos grandes centros de investigación que son museos de ciencia y tecnología porque no hemos sido capaces de llevar los productos al mercado.

AT4 es una empresa internacional ¿Hay demasiado respeto o miedo de la empresa malagueña a salir al exterior?

No lo califico tanto como miedo. Si una pyme tiene un mercado local que le permite subsistir no ha tenido necesidad de salir. Además, en España tenemos el gran hándicap del idioma. Es el gran déficit de nuestro sistema educativo que debería ser revisado, aunque haya mejorado. No es eficiente. Para salir al extranjero a vender tienes que saber como mínimo inglés y luego contratar a personal local en algunos mercados. Y además hace falta un producto competitivo.

Ustedes tienen laboratorios en Chile, Estados Unidos, Taiwán y Japón, además de en Madrid y Málaga. Trabajan en 200 estados y cuentan con agentes comerciales en Gran Bretaña, Alemania y casi toda Latinoamérica ¿Su apuesta exterior fue una opción o una necesidad?

Una necesidad. Cuando hace más de 20 años nos plantearon el reto de fundar un laboratorio de telecomunicaciones en Málaga -cuando aquí no había nada de eso- teníamos claro que debíamos salir a por los clientes. Por eso buscamos personal con idiomas desde el primer día y los mandamos fuera a participar en foros. Teníamos que ganarnos a los clientes de Inglaterra, Alemania y Francia con un servicio mejor y más ágil. Desarrollamos herramientas e instrumentos para hacer ensayos automáticos y eficientes, y tuvimos la colaboración de la Universidad para los instrumentos más complejos, donde no tenía sentido invertir empresarialmente.

¿Qué certifican exactamente?

Básicamente garantizamos dos cosas. Primero, la seguridad de los equipos electrónicos, tanto para las personas como para los propios equipos. Hay que garantizar que las radiaciones no se interfieren unas con otras probando que el nivel sea mínimo e inmune a las interferencias de otros dispositivos. Por ejemplo, en un teléfono móvil hay que comprobar que funcionan bien con cualquier operador y que se comunica bien con otros teléfonos. En un móvil tenemos que hacer 3.000 ensayos antes de que puede salir el mercado. Y un laboratorio que quiera certificar estos equipos debe invertir entre 6 y 8 millones de euros. Son pruebas caras y complejas.

Han abierto un segundo laboratorio de ensayo en Málaga ¿Tienen ahora más demanda?

Se ha dado un fenómeno muy curioso. En el laboratorio de Málaga damos mucho servicio al mercado nacional, y hemos notado en los últimos años un gran incremento de la demanda, lo cual no deja de ser sorprendente en esta época de crisis. Por eso abrimos en enero el segundo laboratorio para duplicar nuestra capacidad. Y ya está a pleno rendimiento. Esta subida la achacamos precisamente a que el sector industrial ha empezado a exportar y para ello necesita el certificado de cumplimiento que les reclaman los mercados de fuera.

En 2012 vendieron a la norteamericana Agilent Technologies su División de Sistemas de Medida, que suponía el 48% de sus ingresos. ¿Cuál es la situación dos años después?

Ya hemos recuperado el nivel de facturación de 2011 En 2013 hemos cerrado con 24 millones de euros de facturación consolidada y en este 2014 subiremos un poco más. En plantilla también creceremos entre un 5% y un 8%. La venta de una división es algo habitual en el mercado tecnológico. Nuestro origen es ser un laboratorio de servicios pero empezamos a desarrollar herramientas para los ensayos. Llegó un momento en el que había que elegir entre los servicios y la instrumentación. El acuerdo con Agilent nos permitió invertir en reforzar nuestros laboratorios. Dede 2011 tenemos un plan de inversiones de 20 millones y ya llevamos casi 16.

«Es absurdo que el PTA aún no tenga acceso directo al Aeropuerto»

El director de AT4 ve incomprensible que la hiperronda no conecte con el aeródromo y echa de menos una alternativa de transporte al coche

Son huéspedes del PTA desde sus inicios en el año 1992 ¿Qué creen que le falta al parque?

Dos cosas fundamentales. Una la llevamos pidiendo desde que se inauguró: el enlace directo con el Aeropuerto. Es incomprensible que tengamos una maravillosa hiperronda al lado y que haya todavía que ir a la ronda de Málaga, dando una vuelta enorme, para llegar al Aeropuerto. Ya no es cuestión de tiempo sino de imagen para nuestros clientes internacionales. Es absurdo. Luego está el tema del transporte público. La EMT ha hecho un gran esfuerzo pero la mayoría de la gente sigue viniendo en coche. Y los aparcamientos del PTA son, digamos, complejos. Es una pena que cuando se planteó el metro no se contemplara la opción del parque. Ahora somos 15.000 trabajadores pero es que en la próxima década podríamos ser el doble. No quiero ni pensarlo si todos vienen en coche ¿Y cuántos autobuses harían falta? Hay que tomar una decisión. Por otro lado, el PTA debe tener otros accesos alternativos. Los de ahora confluyen todos al mismo sitio (la rotonda de Campanillas) y siempre hay un cuello de botella a ciertas horas. Ya se le dijo al alcalde la idea de que la zona de la ampliación conecte con la hiperronda.

¿Echa de menos un mayor entendimiento entre las instituciones y los partidos políticos para ponerse de acuerdo en temas como éste?

Sí, se echa de menos que haya más colaboración institucional fuera de lo que debe ser la normal rivalidad entre partidos políticos. A nuestros partidos les falta esa cultura. En temas como la educación, la sanidad o la generación de empleo, que son vitales, la sociedad les está pidiendo a gritos que se pongan de acuerdo.

¿Estamos saliendo de la crisis?

Depende del enfoque. La macroeconomía y el IBEX dicen que sí pero el empleo todavía no lo percibe. Tenemos un problema nacional que es un paro enorme, entre los jóvenes aún mayor. Hay que ser positivos y pensar que si nuestras empresas exportan algo de empleo generaremos pero hay que buscar formas de acelerar la creación de empleo entre las empresas a nivel local.

Muchos jóvenes se ven obligados a emigrar para encontrar trabajo ¿Es preocupante que gente bien formada se vaya al extranjero?

Hace muchos años, cuando me involucré en lo que hoy es AT4 Wireless, lo hice entre otras cosas para contribuir a hacer cosas en esta tierra. Quería que mis hijos pudieran elegir si trabajar en Málaga o fuera, pero sin que la tierra los echara. Hoy mis hijos trabajan fuera. Ha sido porque lo han elegido, pero creo, pese a todo, que lo tendrían difícil si quisieran ahora mismo volver. La situación no es fácil. Los jóvenes están muy bien formados pero encuentran una oferta de empleo muy pequeña. Que se vayan a trabajar fuera no es malo, siempre que sea un cauce sano y razonable. Pero tener que marcharse porque aquí no hay oportunidades es un problema de la sociedad.

¿Ha mejorado la relación de la Universidad con la empresa para proyectos conjuntos?

Las generalizaciones inducen siempre a error. Hay departamentos abiertos a la colaboración empresarial, muchos más que hace 15 años, pero falta un largo recorrido para que nuestros grupos de investigación den más retorno a la sociedad. La investigación por la investigación se tiene que acabar. Debe ir orientada a un fin socioeconómico, más allá del mero conocimiento. Pero la UMA se queja, y con razón, de que hay pocas empresas con las que poder trabajar. Ésta es otra razón por las que tenemos que lograr empresas de mayor dimensión en lugar de un tejido tan atomizado.