­ No todo es cultura en el Barrio de las Artes. Al menos para la comunidad de vecinos del número 12 de la calle San Lorenzo, sin reservas de paciencia tras varios meses de daños colaterales de lo que, irónicamente, llaman «la nueva noche cultural» de uno de los proyectos estrella del Ayuntamiento de Málaga. Los últimos fines de semana, especialmente la madrugada del pasado domingo 22 de junio, han provocado que el administrador del edificio haya presentado una queja en la Junta de Distrito Centro por los «alborotos, escándalos y ruidos» provocados por personas que hacían «botellón» a pesar de que la ordenanza municipal lo prohíbe.

Según el documento, la concentración de jóvenes en la calle se produjo en torno a la discoteca Soho Culture Club entre las 1.30 y 7.30 horas de la madrugada. «Suponemos que el local tiene un aforo limitado y que no pueden dejar entrar a todos los jóvenes, pero son precisamente los que no acceden los que hacen botellón en los alrededores», asegura una de las vecinas que solicitó infructuosamente la presencia de la Policía Local de Málaga sobre las 2.20 horas.

La policía llega tarde

Al igual que la queja del administrador de fincas, esta mujer lamenta que un furgón con cuatro o cinco agentes se presentara cuando la fiesta había acabado y no en plena ebullición. Aunque volvió a llamar a las 4.40, nada de nada. Cuando los policías llegaron ya no quedaba nadie, pero comprobaron el campo de batalla en el que se había transformado la calle con los restos de «botellas, vasos, bolsas de plástico y restos de orina».

Para este matrimonio, que lleva viviendo en el Ensanche de Heredia once años y tiene dos hijos, los problemas llegaron a partir de abril, cuando el establecimiento cambió de nombre. Sin embargo, la llegada del verano y las fiestas anunciadas para esta noche y el próximo 19 de julio hacen que se teman lo peor, ya que la noche de San Juan celebrada el pasado lunes vivieron un episodio similar aunque menos aparatoso. «Estamos desesperados. Mi marido es médico y en alguna ocasión se ha tenido que marchar de casa a hacer la guardia sin pegar ojo», incide la vecina antes de sentenciar que, si tuviera que elegir, se decantaría por las mujeres que ejercían la prostitución por la zona: «No hacían un ruido.