El metro de Málaga realiza en estos días sus últimos ajustes previos a su apertura. A las 6.30 horas de ayer empezaron a circular con los horarios y frecuencias que tendrán habitualmente, pero sin pasajeros. Es lo que se llama «pruebas en blanco» y es el último test de importancia antes de su puesta en servicio.

Estas «pruebas en blanco» tienen la particularidad de que se realizan sin público, sirviendo para pulir y ajustar los sistemas en condiciones reales de servicio, pero evitando las molestias al usuario.

Estas pruebas se realizarán unas dos semanas, en el horario comercial previsto de 6.30 a 23.00 horas de lunes a jueves. No obstante, la Consejería de Fomento prevé introducir usuarios en estas pruebas en la fase final, para lo que contarán con colectivos de la ciudad.

Con estas pruebas se entra ya en la última fase de esta infraestructura, que entrará en servicio a mediados de julio con 12 kilómetros de trazado y 17 paradas que conforman las líneas 1 y 2. Quedará el trazado común hasta Atarazanas y el tramo en superficie hasta el Hospital Civil, que deberán estar funcionando para finales de 2017, según las estimaciones de la Consejería de Fomento.

Las unidades del metro de Málaga, antes de comenzar estas últimas pruebas, los trenes habían recorrido más de 62.675 kilómetros en las distintas pruebas móviles que se han desarrollado en esta infraestructura.

El consejo rector de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía, empresa pública de la Consejería de Fomento, aprobó ayer el sistema tarifario del metro de Málaga y que contempla aspectos como los horarios y frecuencia de paso de trenes por estaciones.

Este sistema tarifario fue avanzado el viernes al Ayuntamiento de Málaga y establece que el viaje sencillo sea a 1,35 euros. En el caso de usar un bono de tarjeta monedero recargable, el precio del trayecto bajará a 82 céntimos. También se prevén trasbordos con los transportes públicos integrados en el Consorcio Metropolitano, a 66 céntimos el viaje.