­La sensación de soledad, el terror, la dependencia emocional o económica, un amor irracional, los hijos que tienen en común. Muchos pueden ser los factores por los que una víctima de violencia de género puede negarse a denunciar a su agresor pese a recibir una paliza tras otra. Aún acudiendo al hospital para que les atiendan de las heridas y pese a tener fuera de su casa todo un ejército a su favor para derrotar a su agresor, todavía son muchos los casos en los que las víctimas se niegan a denunciar.

El último caso de Verónica, asesinada el martes en el portal de la casa de sus padres, se produjo días después de que rechazara denunciar y una casa de acogida que le ofrecieron en el Instituto Andaluz de la Mujer. La coordinadora provincial, Estefanía Martín Palop, muy impactada por el crimen pero muy lejos de caer en el desánimo, asegura que desgraciadamente muchas mujeres se sienten solas y otras no son conscientes del peligro que corren. «Debemos seguir trabajando y diciéndoles a las mujeres que no están solas. Que las instituciones estamos ahí para ayudarlas y salir del infierno de la violencia de género», indica. Para ello, la responsable del IAM insiste en la necesidad de seguir hablando con las mujeres y explicarles que «deben denunciar y mantener la denuncia, no retirarla». «Denunciar para que el sistema pueda protegerlas», insiste la coordinadora del IAM.

Para Martín Palop todos somos responsables ante la violencia machista y todos tenemos que colaborar para que esa persona se sienta protegida, por lo que propone «una sociedad que sea totalmente intolerable al más mínimo indicio de violencia o de maltrato machista, ya sea del tipo que sea». «Desde el IAM estamos trabajando para que cada vez sean más los colectivos, profesionales y personas anónimas que se unan en la lucha contra la violencia machista. De hecho, desde el año pasado estamos tejiendo una red de profesionales contra la violencia de género», explica antes de añadir que sólo desde la unidad de toda la sociedad «podremos acabar con esta lacra, y sólo así podremos garantizar una vida sin violencia para las miles de mujeres que están sufriendo este infierno».

Como dato revelador, las cifras que maneja el Instituto Andaluz de la Mujer indican que una de cada cuatro víctimas de la violencia machista es menor de 30 años, como en el caso de Verónica (24). «Debemos incrementar todos los recursos posibles y establecer estrategias específicas para esta población, por lo que pedimos al Gobierno que ponga la lucha contra la violencia machista como una prioridad y que recupere los presupuestos eliminados y campañas de prevención.