El Ministerio de Sanidad ha dado una vuelta de tuerca más a la dispensación de la vacuna de la varicela y ha prohibido a las clínicas privadas de toda España que la suministre sin su consentimiento.

Hace ya un año que la ministra Ana Mato y su equipo decidieron cambiar el calendario vacunal y administrar la primera dosis a los 12 años en lugar de a los 12 meses como se estaba haciendo por recomendación de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Hasta entonces, como muchas otras vacunas optativas, eran los padres los que corrían con el gasto de la misma previa prescripción del pediatra. El gasto suponía unos 47 euros y la marca dispensada en las farmacias era la conocida como varivax.

Durante varios meses, la decisión dependió en gran medida de las comunidades autónomas: mientras la vacuna se encontraba en farmacias de Madrid, esto no ocurría en Andalucía. Poco a poco las regiones se sumaron a la negativa hasta que el inyectable sólo llegó a venderse en Navarra, Ceuta y Melilla. Los padres comenzaron a desplazarse a estas zonas para la compra de tan preciado medicamento, pero el Gobierno movió los hilos y la vacuna también dejó de llegar a las farmacias de estas zonas en junio.

La solución llegó de manos de los hospitales privados que, como los públicos, podían suministrar la varilrix, una vacuna muy similar a la varivax pero de uso intrahospitalario cuyo uso estaba destinado en exclusiva para los pacientes con ingresados con patologías previas.

Sin embargo, las clínicas privadas han hecho su «agosto» solo unos meses. Apenas tres meses y medio en los que los padres se dirigían a consultas externas, donde los pediatras prescribían la vacuna y una enfermera la administraba. Los precios han oscilado entre los 50 y los 100 euros incluida la consulta y el inyectable.

Hace apenas una semana el Ministerio retiró las vacunas y exigió a los centros sanitarios que para administrarla se mande cada caso de manera particular a la Agencia Española del Medicamento, que será a su vez la que examine el historial de cada paciente para determinar si es apto o no para recibirla.

En Málaga, aún quedan algunas dosis en Clínicas Rincón y CHIP, pues hicieron un pedido poco antes de que el Gobierno mandara la circular. Parece ser que son los únicos centro sanitarios en los que quedan, pues Quirón, Gálvez y El Ángel ya han gastado su stock. Precisamente desde este último hospital admiten lo incomprensible de la negativa de Sanidad, pues en el último año han vivido un repunte de casos de varicela, situación que no se producía desde hacía cerca de diez años. «Hemos tenido varios ingresos y hasta un bebé de dos meses infectado», lamentaron, al tiempo que criticaron que el Ministerio de Sanidad desoiga las recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas, que aconseja que se suministre en niños pequeños para evitar así padecer el virus y poder desarrollar enfermedades asociadas en el futuro, como el herpes zóster.

Mercado negro y viajes al extranjero

La vacuna de la varicela ha hecho aflorar un mercado negro y de poca seguridad para los pacientes. La desaparición de la vacuna en las farmacias ha motivado que muchos padres, alertados por la escasez del medicamento, hayan apostado por comprar por internet o viajar al extranjero. Portugal y Andorra se han convertido en los destinos más visitados pese a que los pediatras alertaran de que el transporte del medicamento no debe hacerse sin garantías.

Pero además de estos viajes y mercantileos, muchas farmacias han aprovechado la coyuntura y han decidido traer vacunas de fuera y venderlas de estraperlo. Por eso, muchos critican que la norma del Gobierno va a perjudicar más que beneficiar.