­Ashya King por fin abrazó ayer a sus padres. Según los testigos, el niño lloró. La habitación del Materno Infantil de Málaga se convirtió en escenario improvisado de una escena emotiva y que muchos esperaban: el pequeño debía estar con sus padres.

Pero eso fue por la tarde. Por la mañana, Brett y Naghmeh King dieron una rueda de prensa en el despacho de su abogado en Sevilla para explicar los motivos por los que sacaron a su hijo del hospital y lo trajeron a España. El padre aseguró que todo lo que habían hecho había sido «por amor» a su hijo y para que el pequeño no terminara en estado vegetal.

Brett King, que no admitió las preguntas de los periodistas, afirmó ante todos ellos que algo ha fallado en la justicia de su país, y por ello su esposa y él han sido «tratados como criminales». Tampoco tuvo palabras amables para los médicos de su hijo, a los que quiso recordar que les habían avisado en varias ocasiones de que se llevarían el niño a otra clínica para suministrarle un tratamiento menos agresivo. Según él, los doctores les amenazaron diciéndole que si no trataban al pequeño retirarían su potestad sobre él. De hecho, la consejera de Salud, María José Sánchez Rubio, anunció ayer que los padres no tienen la tutela, sino que es el juez del condado de Portsmouth a quien tienen que rendir cuentas. Sin embargo, el letrado de los King precisó que la custodia y patria potestad del pequeño la tienen los padres y que están solucionando alguna cuestión sobre la tutela, que afirma no se la retiraron, pese a que el juzgado de Portsmouth comunicó lo contrario.

Con la radioterapia que le aguardaba en el hospital británico del que lo sacaron, dijo el padre del niño, hubiera quedado vegetal, ya que le iban a suministrar el doble de la que soportaría su cerebro.

Los King tienen en venta su casa de Casares para poder financiar el tratamiento del pequeño en la República Checa, aunque no iría a la clínica hasta recibir dos sesiones de quimioterapia y hasta tener el dinero necesario -unos 85.000 euros-. Una meta que está más cerca tras haber recaudado ya 21.000 libras en la web creada para apoyar al pequeño. Por su parte, el hospital de Praga confirmó ayer que el niño puede recibir el tratamiento. «Por eso vinimos aquí a España para vender mi casa, que está en Casares, para pagar el tratamiento privado; ya que en Inglaterra ellos dijeron que no iban a pagar el tratamiento», dijo el padre.

No obstante, el destino del niño aún no está decidido. Según el abogado de la familia, Juan Isidro Fernández, seguirá unos días en Málaga y cuando mejore su estado viajará a la República Checa o Francia a recibir tratamiento. Viajará en un avión medicalizado, trasladado por las autoridades españolas, según el abogado, lo que prevé aproximadamente en una semana.

En cuanto al estado actual de Ashya, el padre, que abandonó el Materno pasadas las 19.30 horas, explicó que han empezado su rehabilitación, para lo que él mismo le ha hecho masajes en sus piernas en espera de que mejore porque «el tratamiento siguiente es muy duro y está débil».

«Un camino mejor». En su comparecencia por la mañana en Sevilla, Brett también afirmó que han sufrido las consecuencias de la detención policial, pero que ahora están «en un camino mejor que antes», ya que se pueden dedicar por entero a ayudar a su hijo. Los padres salieron de la prisión de Soto del Real en la noche del martes tras haber estado detenidos desde que los encontraron el sábado en un hostal de Benajarafe. Ayer se supo que habían estado, aunque por separado, en el módulo de enfermería y que no habían llegado al de ingresos.

Ayer, el pequeño continuaba estable y según fuentes del centro sanitario su vida no corre peligro y permanecerá unos días más en el centro sanitario. Está acompañado a pie de cama de una enfermera las 24 horas del día en la Unidad de Oncología Pediátrica, donde recibe todos los cuidados médicos y de enfermería. Los cuidados persiguen mantener estable su salud tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido en Inglaterra.

En el exterior del hospital, un numeroso grupo de periodistas y cámaras de medios españoles y británicos aguardan novedades en la puerta del centro.