Hace dos días el Ayuntamiento de Málaga realizó un simulacro sobre movilidad en la ciudad para analizar cuánto tardaría en llegar un grupo de personas desde un punto de Málaga a otro en diferentes medios de transporte. En este caso las personas seleccionadas tenían que desplazarse desde la Ciudad de la Justicia hasta el Archivo Municipal. Iban en autobús, taxi, bicicleta y coche privado.

Sin embargo, varios de los colectivos afectados explicaron ayer a este periódico que no están de acuerdo con la selección realizada. El presidente de la Asociación Unificada de Autónomos del Taxi (Aumat), José Antonio Maté, señaló que «no se contó con nadie del sector». Maté cree que al igual que se contó con otros colectivos del transporte público, se debería haber contado con ellos. Aumat considera que fue una «actividad preparada» para que la EMT quedara en buena posición ante los ciudadanos y «justificar así la gran inversión que realiza el Ayuntamiento en el transporte público».

El presidente de este colectivo de taxistas consideró que si taxistas de su asociación hubieran participado en el estudio «no hubiera salido el resultado que el concejal creía necesario».

El presidente asegura que en el caso de que para la prueba se hubiera contado con un taxi «es imposible que el autobús hubiera llegado antes». «El estudio estaba preparado para que salieran los resultados positivos con la EMT», recalcó Maté, quien califica los actos de «manipulación» del Ayuntamiento «para contentar a la opinión pública y a la EMT». Aumat asegura que en caso de seguir en «esta línea prepotente» se podría llegar a plantear una huelga ya que «también pertenecemos a su concejalía».

Estas críticas al simulacro de transportes no son las únicas. Algunos de los participantes ya se quejaban en el momento de terminar la prueba. La principal queja es que les obligaban a llevar una bicicleta pública y había que perder tiempo en buscar una estación oficial. Alonso González, presidente de la asociación Ruedas Redondas, cree que el resultado hubiera variado en caso de permitir el uso de las bicicletas privadas. Con las bicicletas privadas cada uno al llegar puede dejar el vehículo en la calle, pero en este caso tuvieron que ir hasta la plaza de la Marina en busca de una estación pública.

González asegura también que tener que buscar una de las novedosas islas para bicicletas les hizo llegar más tarde que el autobús, pero que en realidad los ciclistas llegaron los primeros al Archivo Municipal, «pero perdieron un valioso tiempo en encontrar un estacionamiento adecuado para ellas». De hecho, González también cree que era un recorrido «preparado para el autobús».

No es la primera vez que ocurre algo similar. Hace ya varios años, la propia asociación Ruedas Redondas organizó una actividad similar. En ella se trataba de hacer una jornada habitual con varios medios de transportes y la EMT «se molestó con nosotros», asegura Alonso González. Según Ruedas Redondas, la EMT pensaba que se había realizado el recorrido agraviando al autobús.