Ahora tiene 28 años, está a punto de mudarse a Barcelona y es publicista y fotógrafo pero de niño y adolescente fue una víctima del acoso escolar, una vivencia que le ha servido para hacer un proyecto con retratos que abordan el bullying.

Desde que tenía 11 años hasta que cumplió 17, Guillermo Arriaza fue objeto de burlas y mofas dentro y fuera de clase. Un problema que zanjó al abandonar su tierra natal, Mallorca, para comenzar una nueva vida en Madrid. Le gustaba dibujar y no sentía interés por jugar el fútbol, tenía cierta sensibilidad, como él mismo describe, y muchos le tacharon como «gay» o «maricón». No quiere ahondar en el asunto pero el escenario de aquellos episodios que traspasaron la frontera verbal en algún momento lo enmarca en un aula del centro y el descampado que separaba su casa del colegio.

Siempre mantuvo la compostura y nadie sospechó lo que sucedía. « Llegar a mi casa era como mi templo, nadie podía invadir mi intimidad», relata este joven.

Anima a todos los que sufran acoso a que no lo guarden para ellos mismos, algo que él hizo y ahora comienzan a saber sus padres a través del proyecto que está culminando «Generación Bullying: un día en la vida de», un trabajo que cuenta con retratos de personas que han sufrido esta lacra y evidencia que es un problema profundo. « Quiero sacar algo positivo, si no hubiera desarrollado esa sensibilidad quizá no haría fotografías», confiesa.