­La intensa lluvia caída sobre la provincia de Málaga el pasado fin de semana sorprendió a los numerosos pasajeros que pasaron el sábado por la nueva Terminal T3 del aeropuerto de Málaga para efectuar su embarque. Con mueca de sorpresa, recibieron la imagen de un espacio de reciente construcción plagado de cubos para retener el agua, que se estaba filtrando por la estructura del edificio. Aquello pareció por momentos una terminal al aire libre, con turistas enfundados en chubasqueros y buscando amparo bajo los paraguas que se abrieron para cubrirse del agua. Una de las grandes obras civiles en Málaga, con un coste total que ascendió a 1.775 millones, se une así a la lista de construcciones que presentaron numerosas deficiencias, a pesar de haber devorado ingentes cantidades de dinero público. Ejemplos, las fisuras en la cimentación del Martín Carpena o las goteras en la Catedral.

En estos momentos, Aena, que ya ha pedido explicaciones a la constructora (Ferrovial y Sando), está cuantificando los daños producidos por las lluvias del pasado fin de semana y está confeccionando un listado de desperfectos, con el fin de preparar el expediente para licitar las obras que subsanen las deficiencias que producen las filtraciones. Esto supondría nuevos gastos para un edificio que cuenta apenas con cuatro años de antigüedad. La construcción de la T3 fue adjudicada a una UTE formada por Ferrovial y Sando. El encargado de diseñar el edificio fue el arquitecto neoyorquino, Bruce S. Fairbanks. Los Reyes de España inauguraron finalmente la nueva terminal el pasado marzo de 2010.

Aunque a muchos les extrañó, la imagen de las goteras no es nueva. Las filtraciones han aumentado con el tiempo, causando desperfectos en las instalaciones cada vez que se producen nuevas lluvias. La terminal de pasajeros no es la única parte afectada. La zona de las oficinas de Aena, que no se encuentra accesible al público, presenta las mismas deficiencias. Trabajadores del aeropuerto confirman, que cada vez que llueve, hay que cubrir el equipamiento electrónico con lonas de plástico. «Con que caigan cuatro gotas ya se producen filtraciones en el techado. En las oficinas han tenido que retirar los ordenadores en muchas ocasiones completamente mojados», denuncia el secretario general de CCOO para el grupo Aena en Málaga, José Muñoz. Las oficinas de los trabajadores cuentan con un falso suelo que esconde el cableado eléctrico y la red informática, lo que supone un problema añadido cada vez que llueve. Los trabajadores temen sufrir descargas eléctricas por la falta de una impermeabilización correcta. Las deficiencias muestran pasillos enteros con trozos del techo levantados de manera improvisada para poder canalizar el agua hacia los numerosos cubos que sirven para achicar las humedades. «Los problemas empezaron desde el día que se inauguró la misma terminal. Con el tiempo, el agua ha ido causando cada vez más desperfectos y las filtraciones son cada vez más grandes. La situación está siendo insostenible», se queja Muñoz de una situación que deja una imagen poco positiva del aeropuerto.