­Ocurrió en marzo de 2012. Un alemán se hizo pasar por cliente del abogado Salvador Andrés Reina, cerró con él el pago de 1.000 euros a cambio de que lo asistiera en un tema penal y luego, cuando ambos iban a Marbella a cobrar ese dinero, le dio una paliza y lo acuchilló tras haberlo maniatado, para meterlo luego en el maletero de su coche. El juicio se celebrará en la Audiencia Provincial de Málaga el 2 de febrero próximo, después de que se suspendiera el pasado noviembre.

La Fiscalía solicita para el encausado 26 años de prisión, mientras que la familia y el Colegio de Abogados de Málaga reclaman 28 años y nueve meses de prisión. El procesado renunció el pasado 4 de noviembre a su abogado, por lo que la Sala le dio varios días para buscar un nuevo abogado.

El alemán fue al despacho del letrado, de 55 años, ubicado en el Centro de la capital malagueña, y le pidió que le llevara un asunto penal. Cerraron el precio en 1.000 euros, y le pidió que lo llevara a un centro comercial de Marbella donde le iban a dar parte de ese dinero.

El perjudicado conducía el coche y el copiloto era el acusado, de tal forma que, según la calificación fiscal, «amedrentó» al letrado con una navaja y le obligó a parar en la carretera. Luego lo obligó a que le diera la clave de su tarjeta de crédito y le robó la cartera.

Luego, siempre según la Fiscalía, inmovilizó al letrado con una cinta y lo metió en el maletero del coche, dejándolo sin posibilidad de defensa alguna. «Entonces, con la intención de quitarle la vida, lo golpeó repetidamente con puñetazos, codazos y le pinchó con el arma blanca en la cabeza», indicó.

Asimismo, precisan, le asestó «un navajazo letal en el cuello que le causó la muerte». Luego, el procesado trajo el coche de vuelta a Málaga, donde lo dejó aparcado y se llevó las tarjetas de crédito, de forma que en varios cajeros logró hacerse con en torno a 1.200 euros. Finalmente, no pudo sacar en otro porque la tarjeta quedó retenida.

El procesado está acusado de los presuntos delitos de robo con violencia con uso de arma, estafa continuada y asesinato.

En un principio, el encausado confesó los hechos y llevó a los policías hasta el lugar en el que dejó las llaves del coche y el automóvil. El fiscal pide 176.400 euros para la viuda y los dos hijos del fallecido.