Pedro Aparicio ya tiene la Medalla de la Ciudad. Tarde. Tan tarde que se le entregó este jueves a título póstumo. El que fuera primer alcalde del actual periodo democrático falleció el pasado 25 de septiembre de forma repentina. Tenía 71 años. El Ayuntamiento de Málaga celebraba un pleno que fue interrumpido en el mismo momento de conocer la noticia. La Junta de Portavoces se reunió de forma extraordinaria en ese momento, y acordó la concesión unánime de esta distinción. El exregidor socialista que gobernó la ciudad durante 16 años también fue reconocido con el título de Hijo Adoptivo.

El Salón de Plenos de la Casa Consistorial acogió esta solemne ceremonia, que estuvo presidida por Francisco de la Torre. El expediente informativo para la concesión de esta Medalla de la Ciudad, que ha sido instruido por Gemma del Corral y Manuel Hurtado, ha contado con un centenar de adhesiones, entre personalidades e instituciones.

Representantes de todos los partidos políticos y de las instituciones, como José Luis Ruiz Espejo, delegado del Gobierno de la Junta en Málaga, exalcaldes como Luis Merino, empresarios, la rectora de la Universidad, Adelaida de la Calle, compañeros de corporación que fueron de Pedro Aparicio, representantes del mundo de la cultura como la actriz María Esteve y miembros del Ateneo, que en 2004 le entregó su medalla de oro, acudieron a un acto que terminó siendo muy emotivo.

Porque Pedro Aparicio, hijo mayor del homenajeado, cerró las intervenciones con un discurso en el que, además de agradecer las palabras que minutos antes le habían dedicado a su padre tanto los portavoces de los tres grupos municipales como los instructores del expediente y De la Torre, con palabras entrecortadas y casi entre lágrimas, recordó al exalcalde como un «Quijote que perseguía quimeras y anteponía el honor ante todo», antes que como a un «Van Gogh que ha tenido que morirse para que reconocieran lo importante que era».

Buena parte de los discursos anteriores reconocían que el acto de ayer debió haberse celebrado en vida. Eduardo Zorrilla, portavoz de IU, fue el primero en tomar la palabra destacando que sólo por haber sido el primer alcalde de la democracia en esta ciudad «ya era digno para recibir estas distinciones». «Interpretó su momento histórico a la perfección», dijo. María Gámez, del PSOE, compartió esta apreciación: «Era un verdadero líder que supo ver el futuro de la ciudad siendo consciente de su presente». Y Mario Cortés, portavoz del PP, puso el énfasis en su visión europeísta. «Hacía una política con mayúsculas, siendo crítico sobre todo consigo mismo y respetuoso con todos».

El alcalde tuvo palabras para la familia de Aparicio presente en el acto, para su viuda, María Ruiz de Castañeda, que fue quien recibió las distinciones en medio de un cerrado aplauso, y sus hijos Pedro, Germán y Almudena. De la Torre señaló que Aparicio supo cumplir su misión como alcalde. Aunque añadió que es cierto que este acto tenía que haberse celebrado en vida, dijo que «es bueno que al menos se haga ahora por justicia».

El alcalde anunció que el nuevo centro de documentación que tendrá el Teatro Cervantes llevará el nombre de Pedro Aparicio por su vinculación a este equipamiento restaurado y reabierto durante su mandato.

Aparicio nació en Madrid y estudió Medicina en la Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de la capital, pero era malagueño. Se sentía malagueño. Fue el primer alcalde democrático de Málaga tras la dictadura. Durante cuatro mandatos, entre 1979 hasta 1995. En el tiempo en el que fue alcalde algunos proyectos marcaron a Málaga como la apertura de la Casa Natal de Picasso, la Finca la Concepción, la reapertura del Teatro Cervantes y su plan de asfaltado, saneamiento e iluminación de los barrios.

Estas actuaciones dejaron a las claras la sensibilidad de este político extraordinario. Por auténtica vocación. Amante de la cultura en general, y de la música en particular. Llegó a Málaga cuando aprobó con el número uno la primera oposición nacional al Cuerpo de Profesores Adjuntos de Universidad, y optó por la institución académica malagueña, donde ya llevaba algunos años ejerciendo como profesor de Cirugía y en la sección de Cirugía Vascular en la Residencia Sanitaria Carlos Haya.

Un fallo cardiaco cuando iba a su gimnasio habitual en la avenida Juan Sebastian Elcano, próximo a su domicilio de Pedregalejo, acabó con su vida. La triste noticia fue comunicada por el propio De la Torre, visiblemente conmocionado, durante la celebración del pleno. Málaga vivió dos días de luto. Las banderas ondearon a media asta.