En la mayoría de colegios se pasa de largo celebrar que se cumplen 8, 13 o 27 años, las fechas que se festejan suelen ser más redondas. Pero en el María de la O, el colegio de educación Infantil y Primaria de la barriada de Los Asperones, «cada año que pasa es para celebrarlo», como cuenta su director, Patxi Velasco.

Desde que se abrió este centro educativo hace más de dos décadas justo al lado del antiguo vertedero municipal, el edificio ha sufrido infecciones o cortes de las calles colindantes. En estos últimos años, y tras mucha lucha de profesores y padres, ahora «el cole es cada vez más bonito y los niños son más buenos», quiere apuntar el director. Además, afirma que en el ambiente entre padres, alumnos y profesores no hay ápice de «mal rollo», aunque se sufren los problemas normales y típicos de un colegio cualquiera. Sin embargo, tienen el agravante de los conflictos que pueden surgir en la zona en la que se encuentran.

Patxi Velasco también hace hincapié en que lo fundamental para que continúe todo el trabajo que lleva años reforzando la paz, la educación y la cooperación en el asentamiento es que la plantilla de profesores se mantuviera curso tras curso. Aunque Velasco también es consciente de que no todos los profesores pueden o quieren trabajar bajo las condiciones que allí a veces tienen.

El cementerio, lo que queda del vertedero, más otro nuevo a lo lejos y un desguace son las vistas que tienen los alumnos que cada mañana asisten al María de la O, pero también cuentan con un equipo docente que siempre intenta que los pequeños se olviden un poco de lo que tienen alrededor. Gracias al esfuerzo de Velasco y el resto de profesores del colegio, se trabaja activamente para hacer de la escuela un lugar mejor, pacífico y en el que se inculcan valores sociales que van más allá de lo que se cuentan en los libros de texto. Además, poco a poco, las clases se inundan de más color con murales que hagan más dulce la estancia de los niños en la escuela.

El asentamiento de Los Asperones surgió a finales de los años 80 como una zona temporal, pero en 2015 este suburbio continúa donde siempre, quizá con alguna mejora y con menos gente, pero sigue donde nació.

Hoy, tíos y sobrinos de una misma familia comparten aulas y ya hay generaciones de nietos de los estudiantes del primer curso académico 1989/90.

A lo largo de su historia, los profesores del María de la O han tomado conciencia y partido en tareas de mediación y pacificación porque creen que «la educación es un medio de promoción personal y de transformación social».

En la mañana de ayer, la delegada territorial de Educación de la Junta de Andalucía en Málaga, Patricia Alba, fue testigo y partícipe de cómo es un día en este colegio. En su 27 aniversario y ahora de la mano del director Patxi Velasco, todo el colegio había preparado una actividad conjunta en la que predominaba un lema con cinco palabras clave, las que dicen que se necesitan para que los alumnos sean felices. Estas no son otras que «quererse, escucharse, ayudarse, compartir y aprender», claves de la felicidad.

De este modo, la delegada comprobó por un día e in situ la encomiable labor que hacen permanentemente estos profesores. Además, acabó cantando al unísono con los críos la canción creada para la ocasión, la que reza que «para tener una vida mejor necesitamos querernos, escucharnos, ayudarnos y ayudar, compartimos, aprendemos. Esta es la felicidad».