Sea cual sea la época del año y la hora del día, cada vez que Paco Fernández alcanza en bicicleta la Fuente de la Reina sigue el mismo ritual: «Yo no bebo casi agua, me bebo un sombra doble y tomo una torta de Algarrobo. En Torre del Mar hago lo mismo, además me pongo al sol en el verano».

Su carné asegura que en agosto de este año cumplirá 83 años, aunque Paco confiesa: «Yo estoy equivocado porque no me acuerdo de que tengo 82». Quizás sea ese el secreto para que este granadino de Maracena que lleva más de media vida en Málaga siga siendo un completo ciclista, capaz de dejar atrás en sus ascensos a deportistas que podrían ser sus hijos o nietos. «No es que yo esté hecho de hierro, es que tengo mucho trabajo: empecé a trabajar en la obra con nueve años», aclara.

Precisamente, fueron unas obras las que le llevaron a trabajar a comienzos de los 60 en el sanatorio de Torremolinos. En Málaga vive desde entonces. De hecho, su chalé en Pedregalejo, construido en 1975, es el resumen de toda una vida de esfuerzos y también el mejor retrato de su vida deportiva: en el salón y otras habitaciones de la casa hay trofeos ciclistas de todos los tamaños.

«De pequeño le quitaba la bicicleta a mi hermano y como era muy chico, tenía que meter el pie por el cuadro porque no alcanzaba», recuerda. Su pasión por la bici no es por tanto un antojo de jubilado. De hecho, tendría 15 ó 16 años cuando compró su primera bici y le costo mucho más que una etapa de montaña: «Valía 325 pesetas, era de segunda mano. La compré en Atarfe trabajando de día en la obra y de noche, arrancando lino, porque de noche la pepita está cerrada y es lo que vale dinero para hacer aceite de linaza», explica.

Paco tiene en su casa sus últimas cuatro bicicletas, la primera, de hace 35 años y bastantes más pesada que la última. Son cuatro bicis que retratan su pasión por este deporte, en el que ya tiene merecidísimos galones, por eso confiesa: «Soy el más viejo de la carretera y me da mucho coraje cuando los jóvenes se quedan en Torre del Mar tomando café y dicen, seguid ahora que luego os cogemos. Yo les digo a mis compañeros: poneos atrás que estos no nos van a coger».

Paco Fernández ha subido incontables veces a la Fuente de la Reina, ha pedaleado por toda la provincia, incluida la Serranía de Ronda y no hay semana en la que no recorra menos de 120 kilómetros en bici.

Entre sus gestas deportivas, la de haber participado en tres ocasiones en la subida al pico del Veleta, la última de ellas con 58 años, unas ascensiones por la que ha recibido sendos diplomas. Y un truco para no perder la concentración: «La distracción que llevaba es que veía a uno por allí delante y decía: cuando llegue al poste aquel lo tengo que coger».

También hay que mencionar por esa época, finales de los ochenta, una subida a la Fuente de la Reina que completó en 57 minutos, una carrera en la que le sacó más de cinco minutos al segundo, Luis Rojas, que acababa de proclamarse campeón de Andalucía un mes antes. «Cuando llegamos arriba le pregunté: Luis, ¿qué te ha pasado? y me respondió, que no he podido».

Todavía es uno de los miembros más activos del Club Ciclista Los Guerrilleros, un colectivo fundado hace unos 40 años y del que guarda muchos recuerdos y fotografías, como la de todos su miembros posando delante de la entrada del Ayuntamiento de Málaga. Y una apreciación: Los Guerrilleros tienen otra foto delante de la famosa tienda de calzados del mismo nombre porque llegó a patrocinar el club, «pero nosotros somos anteriores a la zapatería», apunta.

Mientras termina de hablar se coloca las zapatillas de pie y con gran rapidez, se pone el casco y monta en la bici. «Vale cara, está hecha del mismo material del que hacen los aviones», cuenta. Son las 9.30 de la mañana, en unos minutos dejará su casa para pedalear hasta el Rincón, donde ha quedado con unos compañeros para empezar el entrenamiento. «Todavía no sabemos por dónde iremos hoy», explica. Paco se despide con una sonrisa que resumen 82 años de trabajo y vocación deportiva. Y en plena forma.