­En el colegio del Padre Jacobo todos los alumnos tienen hermanos, aunque sean hijos únicos. Este centro de la Fundación Diocesana de Enseñanza, situado en la barriada de La Princesa, desarrolla desde hace un año un proyecto en el que cada escolar cuenta, durante todo el curso, con otro alumno de distinta edad que ejerce de hermano mayor o menor. Un programa de hermanamiento que participará en el cuarto congreso de la red mundial de escuelas que impulsa el papa Francisco, tras haber sido seleccionado entre 37.000 colegios de todo el mundo.

El director del Padre Jacobo, Miguel Rueda, señala que este proyecto ha marcado la organización del centro y que ha sido muy bien acogido por todos los estudiantes, grandes y pequeños, y todos los profesores. El carácter familiar de esta escuela, que cuenta con una tradición de 48 años, ha sido decisivo. Rueda explica que es un proyecto «entrañable y enriquecedor». El hermano mayor actúa como un apoyo y un referente que les acompaña en cada una de las actividades que se organizan en el colegio y durante todo su proceso de aprendizaje. «Cada clase está hermanada con otra de nivel superior o inferior, buscando que siempre existan mínimo tres años de diferencia», sostiene. Lo más pequeños aprenden valores como la fraternidad, la amistad, el compañerismo... Y tienen un referente que les recibe con los brazos abiertos prácticamente desde el primer día y les hace más fácil su adaptación al colegio. Los mayores, por su parte, se abren más, desarrollan la capacidad de esforzarse, de querer servir de ejemplo y también mejoran su capacidad de expresión.

«Cada gesto entre ellos, cada beso y cada mirada que intercambian es un signo más de la vida que se respira en Padre Jacobo, es nuestra manera de interpretar el verdadero amor de Dios y de sentir que formamos una familia cristiana unida», señala Miguel Rueda.

Otro objetivo que logran con este plan es aumentar, aún más, la participación e implicación de los padres con el centro, «reforzando el valor de la familia en el barrio en que nos encontramos». Del mismo modo, los pocos episodios de conflictividad escolar han desaparecido por completo.

A principios de este curso, el colegio, como el resto que forman parte de la Fundación, pasó a formar parte de la Red Mundial Scholas Ocurrentes liderada por el Papa. Es una red compuesta por 375.000 centros de los cinco continentes. Según explica el director del Padre Jacobo, el colegio decidió compartir en esta red este proyecto de hermanamiento entre alumnos. «La sorpresa fue cuando recibimos un correo en el que nos comunicaban que habíamos sido seleccionados», asegura. Así, fueron pasando corte tras corte hasta ser elegidos entre los 30 que participarán en este congreso.

Por eso, entre el 2 y el 5 de febrero el director, junto al vicepresidente de la Fundación, José Antonio Sánchez Herrera, estarán en Roma. El colegio Padre Jacobo será el encargado, además, de inaugurar este encuentro, que será clausurado por el Papa en persona. «Para nosotros esto es un gran reconocimiento», asegura el director de este pequeño colegio de tan sólo una línea y 342 escolares de entre tres y 17 años de edad. «El año pasado fue muy emocionante ver cómo los pequeños acudieron al acto de graduación de los más mayores, que abandonaban ya el centro para estudiar Bachillerato en un instituto», recuerda.

Según Rueda, este colegio malagueño será además el único español que acuda a esta cita con el Santo Padre. «Esto supone un orgullo enorme», concluye.