No hay mal que cien años dure, pero la plaga de los candados amorosos que recorre toda Europa va camino de tomar por asalto todos los puentes de Málaga. Ya no se detiene, como saben, en puentes relativamente recientes, también se extiende por aquellos que son pequeños tesoros de nuestro patrimonio.

El pasado mes de octubre, esta sección ya llamó la atención sobre la situación del puente de la Aurora, construido con enorme esfuerzo durante toda la década de los años 20 del siglo pasado. Este precioso puente, con sus artísticas barandillas de hierro forjado, se va llenando poco a poco de candados depositados por parejas seguidoras de la novela Tengo ganas de ti, de Federico Moccia, que también ha sido llevada al cine.

Pero la carga de romanticismo que pudiera tener este gesto peliculero supone un verdadero daño para el patrimonio público. Ahora, tras la reciente restauración del puente de los Alemanes -estuvo en obras el pasado noviembre por un socavón en el piso- los viandantes pueden comprobar que comienzan a llegar las promesas de amor eterno en forma de gruesos candados cerrados sobre los hierros de esta histórica estructura.

La pregunta del millón es si nuestro Ayuntamiento esperará a que todo el puente esté repleto de candados para actuar o cortará por lo sano en los próximos días. No parece que caiga esa breva, a la vista de lo poco que le interesa el mencionado puente de la Aurora.

Habrá que recordar que en París, el verano pasado, la barandilla de un puente se fue al garete, incapaz de soportar tanto peso. Se había convertido en una ferretería colgante. Sería una pena que el puente de los Alemanes, recién restaurado y reforzada su estructura, se volviera un puente quincallero.

Durante las obras, por cierto, se ha aprovechado para pintar el puente de gris, después de muchos años pintado de verde. ¿Es el gris el color original? El autor de estas líneas no lo pudo confirmar ayer. Lo cierto es que con este gris, las pintadas con spray negro que ya empiezan a decorar la estructura resultan mucho más cantosas al disimularse menos.

Lo de los colores, en todo caso, es algo muy relativo. Recuérdese cómo la sede de la Subdelegación del Gobierno, en el antiguo hotel Caleta Palace y Sanatorio 18 de julio, está pintada de amarillo albero, también conocido como amarillo cortijero, una elección que no respeta el color blanco original de la obra de Guerrero Strachan.

Apoyo a Curro

Curro López, el incombustible presidente vecinal de Lagunillas, consiguió en el pleno de esta semana el apoyo de todos los grupos políticos para que se coordine mejor el reparto de comidas a los colectivos que como el suyo, llevan años dando de comer a cientos de familias necesitadas. Del gran reparto de estas Navidades, comentó desesperanzado, recibió helados poco apetecibles en invierno y ni un grano de arroz, pasta o galletas. Ánimo siempre.