Fue un constante baile entre el fino alambre que separa la realidad de un país que ha dejado atrás los lodos de la crisis y una región, a ojos del PP, que todavía sigue embarrada hasta las cejas. Entre un alumno que se ha convertido en el ejemplo a seguir por sus avances vertiginosos y el estudiante perezoso que retrasa el aprendizaje del resto de compañeros por su histórica costumbre de equivocarse en todo durante las últimas tres décadas.

En definitiva, ayer, en Torremolinos, Mariano Rajoy dibujó una España de dos realidades paralelas. Una, integrada por las comunidades autónomas en las que gobierna el PP. Otra, liderada por fuerzas políticas díscolas que se sacan de la chistera adelantos electorales con la misma facilidad que uno va comiendo pipas por la calle. Regiones, gobernadas por gobiernos que se niegan acatar las medidas impuestas desde Madrid, y que tan efectivas se han demostrado, según explicó ayer Mariano Rajoy, para que España haya pasado de patito feo a ser la vanguardia de la economía europea.

En definitiva, el país de la Andalucía de Susana Díaz y la Cataluña de Artur Mas, que se mueve con el freno de mano echado, frente al resto de España bajo el marbete popular, que va como una locomotora y ya está viendo por el retrovisor hasta la mismísima Alemania de Angela Merkel. «Primero viene España en Europa y después Alemania», llegó a afirmar un pletórico Mariano Rajoy, orgulloso del estado actual de la nación. «En el año 2014 el país ha creado 400.000 puestos de trabajo y en 2015 se van a crear otros 600.000 más», aseguró haciendo referencia a la promesa del gobierno Central de saldar estos dos años con un millón de parados menos. También advirtió del peligro de tirar por la borda todo lo logrado «gracias al esfuerzo de los españoles, si se cae en el error de acometer experimentos».

El PP convirtió ayer lo difícil en fácil. A través de dos pilares fundamentales que dejaron entrever cuál va a ser su estrategia electoral de ahora en adelante: desligar, en aproximadamente dos horas y media de discurso su política a nivel nacional, incluido los dolorosos recortes que hubo que aplicar, y que el propio alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández, se encargó de recordar que vinieron «impuestos por la Unión Europea», de cualquier efecto directo que éstas hayan podido tener en el estado actual, y dibujar una Andalucía asfixiada por llevar al cuello más de treinta años de gobierno socialista.

Fue el de ayer, un discurso construido de forma transversal, para crear la esperanza de que todas las soluciones para que en Andalucía también se pueda decir «la crisis ya es historia», frase acuñada por el propio Mariano Rajoy, pasan por la figura de Juanma Moreno. Actual presidente del PP en Andalucía, aspirante a la presidencia del Parlamento Andaluz. El presidente del gobierno mostró buena sintonía con su apuesta personal y describió a Moreno como el «único garante de que las medidas que se han demostrado eficaces en el resto de España lleguen también a Andalucía».

Al PP le han cambiado el reloj biológico sacando las elecciones de su ciclo natural. También quedó claro ayer y lo reflejaron todas las intervenciones. Hubo acuerdo unánime en que «no tocaba votar ahora» y que el adelanto electoral se debía únicamente a un arrebato «egoísta» de Susana Díaz, que no ha dudado en «anteponer sus intereses personales a los intereses de todos los andaluces», se insistió de forma tozuda. Aun así, tanto Rajoy como Moreno se mostraron seguros de aprovechar esta oportunidad para lograr «el cambio deseado en Andalucía». Un año antes de lo previsto, Torremolinos le brindó a Mariano Rajoy un aforo de aquí no hay billetes. Entre los asistentes, aparte de Juanma Moreno y María Dolores de Cospedal, no faltaron los cabezas de lista de las ocho provincias y los baluartes populares de la malagueña. Entre ellos, el presidente del PP en Málaga Elías Bendodo, la número dos en la lista, Esperanza Oña, y el alcalde de la capital, Francisco de la Torre.

Juanma Moreno se presentó ante el auditorio con seguridad en sí mismo y en sus posibilidades de ser el próximo presidente de los andaluces. «Quedan 43 días» se repitió a sí mismo en numerosas ocasiones para, recordar a los presentes el tiempo que le restaba para hacerse con las riendas en San Telmo. No hubo durante su discurso posibles manos tendidas a socialistas, ni lugar para un hipotético pacto entre los dos grandes partidos. Tampoco, mención alguna a proyectos de medio o largo plazo, como había hecho en ocasiones anteriores. Interpretado por algunos como signo de un programa sin asentar, aún. También criticó el adelanto electoral durante su intervención, aunque lo había pedido con anterioridad y en reiteradas ocasiones, cuando PSOE e IU todavía convivían relativamente en paz.

Moreno afirmó basar su futuro proyecto político en dos ejes fundamentales: alivio fiscal y creación de empleo. «Cuando yo sea presidente me comprometo a bajar los impuestos y a gastarme hasta el último céntimo en medidas de empleo». Y criticó con dureza al impuesto de sucesiones.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ya abrió brecha antes. Insistió en el discurso de la recuperación económica y en las medidas del PP. «Han sacado al país de la ruina en la que la dejó el PSOE». También llegó a asegurar que el gobierno central estaba «pagando las facturas de la Junta de Andalucía». Reclamó el derecho de los andaluces a «recuperar la ilusión». En su momento se pronunció en contra de Moreno, cuando el PP andaba buscando recambio en Andalucía. Con Susana Díaz dándose a conocer en tiempo récord, Cospedal apostó por el actual alcalde de Tomares, José Luis Sanz.

Elías Bendodo, por su parte, no dudó en tachar a Susana Díaz como la «peor presidenta en toda la historia de Andalucía».

Mariano Rajoy. Presidente del Gobierno

Recuperar tres años perdidos

Mariano Rajoy culpó a Susana Díaz de velar por sus intereses personales y de tener la mirada puesta en Madrid y no en Andalucía. Por eso dijo que la última legislatura habían sido «tres años perdidos que ahora toca recuperar con Juanma Moreno». Hizo hincapié en la recuperación y advirtió sobre el peligro de Podemos. «No podemos volver a las recetas que generaron la mayor crisis económica ni a las ideas que fueron definitivamente liquidadas cuando cayó el Muro de Berlín», dijo.

Juanma Moreno. Aspirante a presidente de la Junta

La Junta será referencia

Juanma Moreno se mostró muy seguro de sí mismo y de sus posibilidades de ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía. Aseveró que, con él al frente, «la Junta será un referente a nivel internacional». También aseguró que bajará los impuestos para que los andaluces «dejen de ser los españoles que más pagan». En este sentido se comprometió a eliminar el impuesto de sucesiones. «Quiero la Andalucía de la ilusión y no de la resignación. El objetivo está más cerca de nunca», afirmó ilusionado.

Elías Bendodo. Presidente del PP en Málaga

Un modelo de gobierno eficaz

Durante su intervención, Elías Bendodo enfrentó las formas de gobernar del PP y del PSOE. «Hay dos tipos de gobierno, los que gastan y los que planifican», dijo. También repasasó los grandes proyectos de los que ha disfrutado la provincia en los últimos años, como el AVE, las autovías o el aeropuerto. «Todos fueron planificados por un gobierno del PP, frente al modelo del gobierno socialista, cuyo único proyecto para Málaga ha sido la cárcel de Archidona», concluyó Bendodo su comparación.