­Pilotará el Colegio Oficial de Dentistas de Málaga por cuatro años más. Tras doce años en el cargo, es capaz de hacer una radiografía que evidencia las necesidades y realidades del sector. Cree que la proliferación de clínicas, la publicidad engañosa o «incompleta», como él la califica y el aumento de licenciados de las universidades privadas y públicas han banalizado la figura, siempre respetada, del dentista.

Repite en el cargo por otros cuatro años. ¿Qué retos se marca?

Tras doce años queremos completar el ciclo, tenemos ilusión y, en general, en la gestión de cualquier cargo los acontecimientos van lentamente y poco a poco, porque no depende todo de uno. Creemos que estos cuatro años son precisos para terminar todos los proyectos. Acabamos de terminar la ampliación del colegio, antes estaba en un piso amplio y un poco escondido de cara a la sociedad, ahora estamos a pie de calle y tenemos un salón de actos y un aula de prácticas clínicas. Esta es una profesión eminentemente manual y van saliendo distintas técnicas que la gente quiere divulgar además de programas de formación continuada, somos el único Colegio con un máster propio junto con la Universidad de Almería. Además queremos seguir mejorando servicios de cara al colegiado, como el gabinete jurídico, el económico... La profesión va cambiando y salen nuevas normativas y leyes. Queremos abrirlo a la sociedad.

¿Qué diferencias percibe en el seno de la profesión desde que empezó hasta ahora?

Málaga es un sitio muy dinámico, todo lo que pasa en la profesión pasa antes aquí. El mayor cambio es el aumento de dentistas, tan grande que la gente empieza a no tener trabajo, hay gente que trabaja dos mañanas, dos tardes o en distintos sitios... No hablo de paro, pero sí de dar consulta en Archidona y al día siguiente en Alhaurín.

¿A qué se debe?

A que han salido grandes cantidades de profesionales de las universidades, pese a que hay la mitad de privadas que de públicas, sale el doble de titulados de estas últimas. Habría que regular, no para que haya escasez, sino para que haya lo que se necesita, y un poco más.

¿En cuánto ha aumentado?

En la provincia de Málaga se ha pasado en diez años de ser 300 dentistas a 1.100. Pero además hay gente de otras provincias que no podemos cuantificar porque la normativa exige que para poder trabajar estés colegiado, pero puede ser en otra provincia. Tantos profesionales hacen que la profesión haya cambiado. Hay franquicias y aseguradoras que han introducido un elemento de publicidad, que te lleva a preguntarte por el precio real.

¿Existe la odontología low cost?

La odontología low cost es que una cosa de 50 te la den por 30. Pero si te doy una cosa de 50 por 30 pero me cuesta menos, es porque disminuyo la calidad, no es low cost, es otra cosa. Otras juegan al high cost, entras por el gancho de que te va a costar 200 euros y sales con una factura de 860 euros, eso es real, lo he visto. ¿Para qué quiere un paciente un implante en la mano? Si lo quieres puesto y con la corona, va subiendo. Esto es publicidad no veraz e incompleta. Al final es más caro que en el dentista suyo habitual. Y lo que decimos es que pidan el presupuesto completo, por escrito y que la letra pequeña sea grande. Hay muchas franquicias con precios más caros pero este tipo de publicidad es agresiva.

¿Lo barato sale caro?

Trabajo con un protésico excelente al que pago altos honorarios porque son buenos. En clínicas donde se cobra menos es porque se está poniendo otros materiales, pero si sé que nadie regala nada. Si es barato, puede que no sea lo que el paciente quiera, que es algo de última generación. Muchos compran implantes pero a la larga traen problemas. Siempre te puedes encontrar con algún problema, cuanto más lo prevengas, menos van a tener.

¿Daña la imagen de la profesión?

La imagen sí, la profesión se ha banalizado, el dentista tenía antes una imagen que ahora se ha banalizado. Te hacen tres por dos, te dan vales... Yo no he visto que te den una colonoscopia y te regalen un enema. Hemos perdido en imagen. En cuanto a un daño económico, es relativo porque esta profesión es muy dinámica. Los dentistas están muy formados.

¿Cuáles son los avances más inmediatos en la odontología?

Lo que pueda venir vendrá por medio de la regeneración con células madre y tal. Pero aún hay distancia hasta la regeneración de huesos y encías. La caries sí es dominable, si la gente se cepillara se eliminaría muchísimo porque los cuidados disminuyen mucho la incidencia. La piorrea es un problema, ahí ya no basta con cuidarse la boca, me gustaría que se avanzase en la investigación.

¿Aún no hay conciencia?

Esto es una cosa que hay que repetir, se ha mejorado mucho, se ven otras cosas. Ha cambiado la higiene, antes no se transmitía bien la idea de la higiene bucal, el dentista estaba ocupado extrayendo. Los problemas son mucho menores pero no es perfecto. No tendemos a cuidar la boca, es difícil encontrar gente que lo lleva a rajatabla. El mayor avance es el cepillo y la pasta.

¿Cómo ve la situación de la sanidad?

La sanidad es cara, lo sabemos todos y va aumentado el presupuesto que es necesario para sanidad. Es como el medicamento de la hepatitis C, hay que darlo. Se está llegando a que monetariamente no se pueda atender y, claro, los recortes inciden en que hay menos profesionales. Es una tarea difícil para los gestores y hay que echarle imaginación en estos tiempos que corren. Necesitamos gente visionaria, profesionales vocacionales con liderazgos, así es como en la historia se han resuelto las situaciones difíciles.

¿Habría que integrar más servicios de odontología en la sanidad pública?

Antes era inexistente, ahora hay más pero con 40 profesionales no se puede atender a toda la provincia. Lo que hay que hacer es que garantizar que no se pierdan dientes que no se tienen que perder, sobre todo a los más débiles: la población infantil, los discapacitados y las mujeres embarazadas, sería lo más relevante. Hay que enseñar a cuidarla, a ser responsable. Si se transmite lo contrario, si fuerzas el coche, luego costará arreglarlo.