Cada país posee una serie de estereotipos que marcan su historia y definen a su población, justa o injustamente, de por vida. El «frío» alemán, el «incansable trabajador» chino o el «fiestero» brasileño son solo algunos de los cientos de ejemplos. Pero, ¿cómo perciben los estudiantes de otros lugares del mundo al español promedio?

Una de las características más sonadas viene de nuestra impulsiva forma de ser, de la llamada «sangre caliente». Así, Esther, escolar procedente de Hungría, lo tiene claro: «Vemos a los españoles muy temperamentales».

El tomar la vida con filosofía y de forma pausada es otro de los aspectos que nos denominan: «La gente lleva una vida muy relajada de muchas tapas y mucha siesta» opina la noruega Katrina.

Sin embargo, toda esa tranquilidad y sosiego se trunca cuando llega la noche: «Son muy fiesteros» concluye Katrina.

El último de los factores, que choca mucho internacionalmente, viene de nuestra manera de ser alegre y festiva, que origina en muchas ocasiones una subida de decibelios que puede ocasionar alguna que otra molestia: «Creo que los españoles son muy abiertos pero son muy ruidosos» declaró Aida, estudiante procedente de China.