­La cocina está de moda en Málaga y provincia. Y, sí, pese a las malas noticias económicas, es un oficio que no para de crecer. Jueves, 11.41de la mañana. Una veintena de estudiantes de cocina de la escuela La Cónsula entran en el corazón del restaurante de Dani García en el Hotel Puente Romano de Marbella. La exquisita disposición de las mesas y el jardín vertical que adorna las paredes del salón ya hacen notar que no se está en un restaurante cualquiera. El buen gusto decorativo es el primer plato. Tras una inmensa cristalera, en el mismo salón, se pueden ver los fogones que dan forma a platos de dos estrellas Michelin.

Aunque la cara de admiración de los futuros cocineros contrasta con el enfado y la pena que tanto alumnos como docentes sienten por el estado en el que se encuentran. Las condiciones en las que dan clases en la escuela de La Cónsula podrían, y deberían, ser mucho mejores. Lo que más les duele es que hace meses que el restaurante en el que habitualmente cocinaban para complementar la formación teórica del curso no funciona.

Dani García, que se formó en La Cónsula y salió de la tercera promoción, siempre tiene deje hacia lo que aprendió allí. «Nunca comprenderé que no haya sensibilidad y entendimiento», apunta García quejándose de la situación de La Cónsula, «es para no creer en la política». Él conoce el sacrificio de cocinar por cocinar. Por ello es quien le puede dar mejores consejos a los jóvenes que sueñan con seguir sus pasos. Además, ya está en la cima.

La Cónsula es un centro de referencia hostelera en medio mundo, insiste García, que se ha encontrado a compañeros de escuela hasta en Dubai.

Para conocer las dificultades del día a día de la escuela hablamos con Sergio Giménez, Judit Castaño, Martina Polo, Blanca Pérez e Isidro Berdún. La pasión por la gastronomía irradia por los poros del delantal. Para estos cocineros, uno de los grandes problemas es que la gente no está informada del estado de su escuela.

«Empezamos el año pasado dos meses y medio tarde, este año todo ha ido bien hasta diciembre y después de Navidad no se abrió el restaurante», señala Martina. Además, «la ilusión que teníamos el primer día ya no es la misma, solo queremos estar como hasta ahora», recalca Judit.

Ahora que se acercan las elecciones, los políticos parecen interesarse por el desarrollo de la escuela, pero temen el olvido después de los comicios.

La escuela está abierta porque la puerta está abierta, «nos dan soluciones para que estemos callados», apunta Isidro, pero lo que realmente sienten es que se les está faltando el respeto continuamente, «nos sentimos engañados».

Muchos de estos aprendices han dado todo por la cocina. «En septiembre dejamos nuestros trabajos para entrar en la escuela, dejas trabajos y oportunidades para entrar en un sitio en el que no te dejan hacer nada».