Sólo faltó que un jefe de pista anunciara que los malagueños iban a presenciar «lo nunca visto». En realidad, para muchos de ellos fue como visitar un gran circo en plena infancia. Al final de la Carretera de Cádiz, en los antiguos terrenos de la finca del Pato, muy cerca del barrio de Puerta Blanca se inauguró el 25 de febrero de 1975 el primer Híper de Andalucía y el segundo de España, tras la apertura dos años antes de uno en Barcelona.

Los franceses de la cadena Euromarché habían desembarcado con una plantilla de 180 trabajadores y 20.000 metros cuadrados... de todo. «La gente me decía que iban a poner una tienda muy grande, que no iba a haber que desplazarse de un sitio a otro para comprar, porque en la misma tienda podías comprar todo lo que quisieses», explica Ángela Martín, que entró en administración del Híper con 17 años.

A los malagueños, como a la mayoría de los españoles, el concepto de hipermercado les sonaba a chino, salvo a quienes habían emigrado a Europa y regresaban a casa. «Mi familia no entendía el sistema. Yo les explicaba que iba a estar en una caja y que iba a cobrar a la gente pero no a atenderla, sólo pasar las compras por una cinta. ´Pero bueno, ¿y no hay nadie que atienda´?», recordaba Encarni Arana que le comentaban en casa. El desconcierto era comprensible: en Málaga sólo existía la tienda de toda la vida, regentada por el tendero que servía a los clientes en el mostrador.

Encarni Arana, que entró a trabajar poco antes de la puesta en marcha, en diciembre del 74, con 17 años, recuerda que al lado del Híper había un viejo cortijo, probablemente los restos del cortijo del Pato, «y ahí estaban las oficinas y trajeron un señor de Madrid para enseñarnos el sistema de cobrar en caja, porque eran unas cajas totalmente diferentes, había que marcar unos precios y códigos».

Las empleadas, por cierto, vestían una bata de un naranja bastante llamativo: «Parecíamos que íbamos a vender butano, además llevábamos medias y zapatos negros», cuenta Encarni.

En el montaje del Híper trabajó Antonio Pino que hoy tiene 58 años. Entró el 1 de diciembre del 74 y reconoce que «nunca había trabajado en un sitio tan grande». «Tuvimos que descargar los camiones y montar todo», apunta. Cuando entró por primera vez, era como un gigantesco hangar esperando a ser llenado.

A la inauguración acudió el ministro de Comercio, Nemesio Fernández-Cuesta, acompañado por otros cargos del ministerio. Hizo de cicerone el conocido empresario malagueño Manuel Martín Almendro, presidente del consejo de administración del Híper. Las palabras del ministro fueron un poema: «Andalucía ha dejado de ser mesianista en sus esperanzas. Tiene que ponerse en pie y poner en pie su esfuerzo y el fruto de su trabajo, como hace en esta realización que inauguramos».

Entre los muchos recuerdos de ese día y los que siguieron, Rafi Nadales, que entonces era una adolescente de 17 años, recuerda que «la gente en Málaga se quedó impresionada, era un sitio grandísimo, tenía muchísimo surtido de todo y se extrañaban de que la zona de mueble fuera enorme, que tuviera bar, y hasta galería de pintura.... se llevaban carros enteros».

Porque no hay que olvidar que los carritos de la compra eran otra novedad en la Málaga de hace 40 años y había familias que se peleaban por conducirlo, sin necesidad de que fueran niños.

El lleno absoluto duró unos cuantos meses. A mediados de 1976, cuando Híper-Málaga pasó al consorcio Simago-Carrefour-Hiper, el valor de sus instalaciones superaba los 500 millones de pesetas y con la venta diaria tenía 29 millones de pesetas mensuales de beneficios. Por entonces o quizás en 1977, ya se denominaba Pryca, matriz de Carrefour en España y en 1999, con la fusión de Pryca y Continente pasó a llamarse Carrefour, en concreto Carrefour Los Patios, en recuerdo de los patios andaluces que llegaron durante la etapa como Pryca.

Con 16 años, Ana María Rando formó parte de la plantilla del Híper. «Esto era que no se podía entrar de gente, fue un disloque», destaca de ese primer día. Ana María echa la vista atrás y se muestra contenta por disfrutar de un trabajo para toda la vida. «Como están las cosas, hoy es una alegría», reconoce.

Los más jóvenes de los empleados que han hablado con La Opinión sólo tenían 14 años. «En esa época entrábamos a trabajar con esa edad si no ibas a estudiar», cuenta Secundino García, que sigue trabajando de panadero pastelero. Secundino quiso ese trabajo porque su abuelo era panadero en El Palo, así que cuanto fue a echar la solicitud y dijo que quería ser panadero «me admitieron allí mismo, en el sitio», sonríe.

A Juan Navarro, carnicero, le faltaba un mes para cumplir los 15 años. Entró en la carnicería como aprendiz y como la mayoría de sus colegas con 40 años de trabajo en el Híper, luego Pryca y ahora Carrefour Los Patios, mantiene una relación muy especial con los clientes de toda la vida.

«Hoy ha venido un cliente recordándome que él también lleva 40 años viniendo». Para Juan, relaciones como estas son muy agradables porque «se crea una amistad y lo atiendes como si fuera de la familia, ya sabemos los hijos que tiene y si tiene nietos... y lo mismo sabe él de mi vida porque hay una comunicación. Llevamos toda la vida juntos».

De la misma opinión es Rafi Nadales, que ha estado unos 15 años en la sección de Cultura, aunque ahora trabaja en la Parafarmacia: «Siguen viniendo muchos clientes, sobre todo en Cultura, se hace muchísima amistad y ahora que nos ponen en caja igual: vienen señoras mayores que hasta te dan besos».

Para Cecilio Ruiz, director de Carrefour Los Patios, estos veteranos 16 empleados, repartidos en diferentes turnos, «son muy profesionales y el hecho de que vengan al hipermercado clientes para que los atiendan ellos es un valor añadido que están aportando los trabajadores a la empresa».

El día del aniversario, el pasado miércoles, la gran superficie ofreció a lo largo de la jornada la actuación de un cuarteto de cuerda y durante algo más de un mes estarán expuestas una veintena de fotografías a gran tamaño de ese primer año del Híper.

En la actualidad Carrefour Los Patios da empleo a 217 personas, y con el personal externo alcanza los 330 trabajadores, informa el director. En la noche del miércoles hubo un aperitivo para los empleados. «La verdad es que me siento como si fuera mi cumpleaños», confesaba Ángela Martín, que junto con sus compañeros más veteranos celebró los 40 años. Felicidades.