­El entorno creado por la risa de los niños del lugar hacen que una única pregunta invada tu mente: ¿de verdad estoy en un hospital? Y es que la imagen que se muestra ante los ojos de los visitantes es más propia de una sala de juegos que de una situada en la aparente frialdad que inhunda una residencia infantil. La inquietud de los niños que pasan sus días entre las paredes del Hospital Materno Infantil de Málaga se logra disipar gracias a la labor que realiza la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil de Málaga- AVOI.

La organización, tal y como mostró la Plataforma del Voluntariado en un estudio presentado esta pasada semana, se sitúa como una de las organizaciones que más personas altruistas consigue mover en la provincia malagueña.

Gracias a las más de 160 personas que conforma AVOI, la asociación se ha hecho con el noveno puesto en el estudio elaborado por los alumnos de Grado de Estudios Sociales y del Trabajo de la Universidad de Málaga en colaboración con el Área de Participación del Ayuntamiento.

Ningún niño sin jugar

Mediante la iniciativa Ningún niño sin jugar, creada en 2004, la institución ha podido ampliar el público al que había dirigido su actividad durante los años de sus inicios de creación en 1993. De este modo, su actuación no se centra únicamente en los niños situados en la planta de oncología, sino en todos aquellos que están ingresados en la residencia pediátrica.

«Nuestro objetivo principal es que los niños se diviertan, que se lo pasen bien y que el tiempo que estén aqui en el hospital se les pase lo más rápido posible», señala Juan Carmona, presidente de AVOI. Pero este compromiso no se centra únicamente en los niños internados, sino también en sus familiares, para quienes han destinado talleres de manualidades con la finalidad de amenizar su estancia en el hospital.

Según afirma Pepi, madre de uno de los niños que pueden disfrutar de las actividades impartidas por AVOI, el objetivo de la organización es más que patente: «Nos aportan mucho porque vienes aquí con un problema muy grande y consiguen que los niños se olviden de todo y se entretengan». A esto añade: «Vienen con la ilusion de que es un hospital pero que tambien aquí hay juegos, diversión y gente que los quiere mucho y los trata muy bien. Gracias a ellos ven el hospital de una forma diferente».

Pero las actividades que consiguen hacer florecer esa ansiada sonrisa en los pequeños no es fruto del azar, sino de la planificación exhaustiva por parte tanto de los voluntarios como del personal sanitario mediante las reuniones mensuales que realizan. Esta regulación se lleva a cabo mediante la Comisión de Actos Lúdicos del hospital. Margarita Sánchez, coordinadora de dicha comisión, señala: «La comisión fue creada hace ocho años a causa del aumento de personas que colaboraban y la necesidad de controlar su acceso y planificar las actividades que proponían».

El enfermero Reynaldo Martín Domínguez plasma la ayuda que supone la organización también para su labor: «Gracias a ellos, este tiempo que a los niños se les puede hacer insoportable se convierte en más dulce. A mí me sirven de gran ayuda porque puedo dedicarme a los aspectos técnicos como las inyecciones mientras ellos los entretienen».

@Sarai_Bausan