Medio Ambiente

El riesgo por inundación crece en la Costa por el aumento de la construcción

Un grupo de expertos asegura que se ha acelerado la erosión por la extensión de las urbanizaciones

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

­La construcción intensiva en la Costa del Sol y en Málaga capital ha disparado el riesgo de sufrir inundaciones, al impermeabilizar el terreno con el desarrollo urbanístico y reducir la capacidad de absorción del terreno.

Esta es la principal conclusión a la que llega un estudio realizado por el departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación de la empresa Ambienta Consultores, coordinado por el profesor Antonio Gallegos, del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga y que analiza los últimos 50 años de evolución urbanística en la provincia. Gallegos subraya que hay «datos preocupantes» que explican el alto índice de inundaciones que se sufre en la Costa cuando hay fuertes lluvias, así como la creciente pérdida de suelo por erosión y que agrava este proceso.

Respecto al riesgo de inundación, el informe recoge que la comarca de la Costa del Sol aumenta su escorrentía potencial máximo en más de diez millones de metros cúbicos anuales con respecto a cincuenta años atrás, y el municipio de Málaga, en casi dos millones de metros cúbicos. Esto supone que el terreno absorbe una mínima parte del agua de lluvia, provocando que la mayoría termine provocando riadas o saturando la red de saneamiento, facilitando que se produzcan inundaciones con más frecuencia.

Esta situación se agrava con el acelerado proceso de erosión, como señala Antonio Gallegos, quien destaca que la Costa del Sol pierde más de un millón y medio de toneladas de suelo anuales más de las que perdía en 1957, año de referencia en el estudio. Esta pérdida de material supone un duro golpe a la riqueza ecológica de la provincia, al reducir su capacidad para soportar árboles y agravar los riesgos.

Por contra, el proceso se ha invertido en el interior de la provincia, gracias a la aprobación de la Red de Espacios Naturales que protege parajes como la Sierra de las Nieves y la Serranía de Ronda, además de los procesos de reforestación en el Guadalhorce y Guadalteba. En estas cuatro comarcas se ha mejorado la capacidad del terreno por absorber la lluvia, además de frenar la erosión y revertirla. Esto palía en parte los efectos perversos del exceso de construcción en el litoral, frenando los aportes desde el interior.

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