Especialista en Psiquiatría en el Hospital Carlos Haya, se formó en Psiquiatría Infantil y Neuropediatría en otros centros hasta lograr su meta: profundizar en la salud mental infantil y juvenil, para lo que está haciendo una beca en Inglaterra. Cree que en España, y más concretamente en Andalucía, hace falta más formación y recursos, por lo que apuesta por dotar de medios y expertos en la materia a la sanidad pública.

Está formándose en el centro de referencia de la psiquiatría infantil en Europa. ¿Qué tal la experiencia?

La experiencia laboral es altamente positiva y muy enriquecedora: me encuentro en un hospital que me ofrece una amplia gama de oportunidades para formarme y la posibilidad de trabajar con los mejores especialistas de las diferentes patologías que abarca la especialidad de Psiquiatría Infantil. Además estoy realizando al mismo tiempo un máster en clínica e investigación.

En su trayectoria laboral ha trabajado en centros como Carlos Haya. ¿Qué diferencias encuentra entre un centro y otro?

Por desgracia no se pueden comparar: no hay color. La diferencia entre la Psiquiatría Infantil de Málaga y la de Londres es abismal. El hospital donde me encuentro ahora (Maudsley, King’s College Hospital), dispone de numerosas unidades especializadas en cada una de las ramas de la Psiquiatría Infantil así como de las mejores tecnologías genéticas y de neuroimagen, a nivel de investigación, tecnologías que permiten obtener un diagnóstico preciso y un seguimiento exhaustivo de los pacientes. De todas formas, no hace falta salir del país para valorar las carencias existentes. En otras comunidades autónomas existen muchos más dispositivos especializados para abordar estas patologías. Lo que más me ha sorprendido es la enorme diferencia existente entre Madrid y Andalucía en lo referente al abordaje de patologías psiquiátricas en la infancia. En nuestra comunidad existe muy poca cultura de acudir a los servicios de psiquiatría infantil, ya que son escasas las unidades especializadas, y, por otra parte, no se favorece nada la investigación dentro de este campo. Considero que en Málaga, aun habiendo muy buenos profesionales, son muy pocos los equipos existentes. Por tanto, a las unidades de salud mental infanto-juvenil (USMIJ), sólo llegan los casos más graves. Me imagino que, a excepción de Madrid y Barcelona, otras ciudades españolas, podrán tener las mismas carencias asistenciales que las existentes en Málaga.

¿A qué carencias se refiere?

La consecuencia de tal situación es que estamos dejando de atender a una población infantil muy importante, que tiene problemas del neurodesarrollo, como son los TEA, los niños con TDAH así como los que presentan otras patologías consideradas como leves: trastornos de conducta o trastornos emocionales en la infancia, trastornos que, sin embargo, son los más prevalentes. La intervención temprana en estos niños podría prevenir muchas alteraciones en la edad adulta. Y me refiero no solo a enfermedades mentales sino también a enfermedades orgánicas, ya que un factor de riesgo muy relevante para muchas patologías inmunológicas, reumatológicas, digestivas e incluso oncológicas es la ausencia de una buena salud mental para gestionar el estrés al que estamos sometidos en nuestro día a día. Por todo lo anteriormente expuesto, considero de singular importancia que Málaga dispusiera de centros de salud mental infantil como ocurre ya en otras ciudades de diversas comunidades autónomas.

¿Existe formación al respecto?

La especialidad de Psiquiatría Infantil todavía no existe en España vía MIR, aunque ya está aprobada en el BOE y se prevé que dentro de unos años se implante en los hospitales. Sin embargo, considero que Andalucía no está preparada para formar en esta especialidad puesto que no existen las unidades mínimas requeridas tales como centros de salud mental infanto-juvenil o unidades de hospitalización para los niños más graves. De hecho, en muchos centros de salud mental no existe ni tan siquiera un psiquiatra de referencia formado en infantil, ya que, hasta ahora, no se le ha dado prioridad a esta población dentro de la psiquiatría. Con la implantación de la nueva especialidad, los hospitales tendrán que adaptarse y habrán de potenciar la Psiquiatría Infanto-Juvenil.

¿Cuáles son los principales problemas psiquiátricos de la población malagueña?

Mi experiencia en el SAS me permite afirmar que los problemas emocionales de adultos son los más atendidos en los centros de salud mental. Destacan las depresiones exógenas cuya prevalencia continúa creciendo. La causa hay que buscarla fundamentalmente en la situación de desempleo que afecta ya a amplios sectores de la población. Las posibilidades de alteración emocional adquieren mayor relevancia en el caso de padres o madres de familia, en paro, con hijos a su cargo.

¿Y a nivel infantil?

En las consultas psiquiátricas a nivel infantil prevalecen los casos de Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Sin embargo, los estudios demuestran que existe mayor prevalencia de niños con trastornos de conducta o trastornos de ansiedad que no llegan a las consultas de psiquiatría de la sanidad pública. Por el contrario, -según mi experiencia en el ámbito privado, en Málaga-, las consultas por trastornos de ansiedad, sobre todo las fobias simples, son también muy frecuentes, si bien no superan las de TDAH.

¿Qué prevalencia tienen estas patologías?

En Europa se estima una prevalencia del 5% para TDAH y algo menos del 10% para trastornos de ansiedad en la infancia y en la adolescencia. Para TEA, sin embargo, la prevalencia es menor, de un 1% aproximadamente.

¿Cómo de importante es la detección precoz para evitar que la enfermedad mental vaya a más?

La detección precoz es importantísima, fundamental. Constituye, hoy por hoy, la gran meta que se persigue en la investigación. Estudiar los factores que pueden influir en la salud psíquica del niño y del adolescente permitiría actuar a tiempo para mejorar el curso de la enfermedad e incluso para evitar su aparición. En la actualidad estoy trabajando, precisamente, en un estudio de investigación que se lleva a cabo, en los diferentes centros de referencia a nivel mundial, para detectar los factores de riesgos biológicos, psíquicos, sociales y ambientales que influyen en el pronóstico de los Trastornos del Espectro Autista. Ya existen numerosos estudios que verifican la importancia de la detección temprana en Autismo. Esta pronta detección facilita la intervención tendente a mejorar el curso de la enfermedad en muchos casos, así como el apoyo psíquico que necesitan los familiares de estos niños. Y lo mismo ocurre con el resto de patologías psiquiátricas a las que es aplicable lo de «prevenir es curar». Así que cuanto antes nos adelantemos en el diagnóstico, mayor abanico de oportunidades tendrán los niños para conseguir un adecuado desarrollo emocional.

¿Pueden estas personas hacer una vida normal si toman la medicación y las terapias adecuadas?

Depende de la patología que presenten. Los niños con TDAH, ansiedad, alteraciones emocionales, TCA, entre otras, pueden llegar a conseguir una funcionalidad completa, siempre y cuando tengan un abordaje integral tanto a nivel farmacológico, como psíquico y educacional. Por otro lado, existen otras patologías -como son los TEA, la psicosis, el trastorno bipolar, los trastornos obsesivo-compulsivos en la infancia- cuya recuperación funcional completa es bastante más complicada y requiere de abordaje integral durante muchos años y, a veces, casi de por vida.

¿Qué probabilidad hay de que un hijo desarrolle una enfermedad mental si la padece uno de sus progenitores?

La heredabilidad dentro de la psiquiatría es un factor muy importante, llegando incluso al 80% en determinadas patologías como el Trastorno Bipolar o el TDAH.

¿Cree que existe mala praxis en la psiquiatría infantil porque, quizás, no se le da la suficiente importancia?

Bueno, yo diría más bien que se trata de falta de formación y de recursos, por lo que, a veces, la información y la intervención que reciben los pacientes no son las más adecuadas. Un ejemplo claro de esto es lo que ocurre con el TDAH, trastorno sobre el que todo el mundo opina… Alguien bien formado debe saber que existen cientos de estudios de neuroimagen sobre alteraciones a nivel de neurotransmisión cerebral que ponen de manifiesto la necesidad de tratamiento farmacológico para tratar esta enfermedad. El problema no es la medicación sino la ausencia de profesionales preparados para realizar un diagnóstico médico correcto y que sean capaces de hacer el diagnóstico diferencial con otras patologías, tanto psiquiátricas como orgánicas, que pueden dar los mismos síntomas y, sin embargo, no ser un TDAH.

¿Qué puede ocasionar?

Tal circunstancia puede traer como consecuencia, por un lado, un sobrediagnóstico en niños con alteraciones de conducta o simplemente con mayores dificultades escolares, que están tomando medicación sin tener esta patología; por otro lado, un infradiagnóstico, en otros muchos niños con TDAH de predominio inatento que pasan desapercibidos, ocasiona que dejen de beneficiarse de un adecuado tratamiento. La intervención en este grupo de pacientes, como en la mayoría de las patologías en la infancia, ha de ser un abordaje integral, implicando a diferentes profesionales como psicólogos, psicopedagogos y profesores. No obstante, el diagnóstico y la necesidad de tratamiento debe ser siempre bajo criterio médico, bien se trate de pediatras o psiquiatras con formación y experiencia en psiquiatría infantil. Es imprescindible ir en la misma línea para evitar que las familias reciban información contradictoria, que puede repercutir negativamente en la evolución del niño.

¿En qué medida ha avanzado la detección y tratamiento de estas enfermedades?

Creo que estamos avanzando mucho en la detección. A nivel genético, por ejemplo, se pueden detectar hasta un 30% de pacientes con alteraciones genéticas propias de los Trastornos del Espectro Autista. Ocurre, sin embargo, que, en la mayoría de los hospitales andaluces, no se realizan estas pruebas de rutina a los pacientes con TEA, cuando considero que debería de estar protocolizado. Respecto a las pruebas de neuroimagen funcional, también se ha avanzado mucho. Lo único que de momento sólo se incluyen a nivel de investigación y, en Andalucía, apenas si existen estudios en este ámbito. Por lo que concierne a tratamientos para niños y adolescentes, también existe notable progreso: cada vez disponemos, para esta etapa etaria, de más psicofármacos que presentan menos efectos secundarios, circunstancia esta que constituye el principal motivo por el que muchos padres tienen miedo a tratar a sus hijos.

Se encuentra en el extranjero. Numerosos profesionales sanitarios están en Inglaterra, como usted, o en otros países del mundo para encontrar una oportunidad laboral. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Efectivamente, tengo muchos compañeros aquí en Londres del ámbito de la medicina y de otras profesiones. El perfil es principalmente de gente joven, muy preparada a nivel curricular, y que busca mejores condiciones laborales que las que tenían en España o que simplemente aspiran a tener mejor formación y crecer profesionalmente: se encontraban estancados a nivel laboral y sin opciones de poder aspirar a más. Es una pena que perteneciendo a una misma Europa, haya tanta diferencia entre unos países y otros.

¿Están bien valorados los sanitarios de nuestro país en el extranjero?

Sí, en general se nos valora muy bien, tanto a nivel médico como a nivel de enfermería. Se nos considera gente muy trabajadora, con ganas y disponibilidad de adaptarnos a la nueva cultura.

¿Qué opina de los recortes en sanidad?

La verdad es que, desde que estoy en Londres, he reflexionado mucho al respecto. Me ha impactado mucho la diferencia abismal que existe entre el hospital donde trabajo y lo que está pasando en nuestro país con el sector sanitario. Y considero que es indignante que se haya utilizado y se esté utilizando, como moneda de cambio de esta crisis, las vidas humanas -cerrando quirófanos, limitando tratamientos oncológicos, disminuyendo personal-. Se ha creado un ambiente de desilusión entre los profesionales de la sanidad pública. Sin embargo, creo que somos un país con gente joven muy cualificada y preparada. Y por eso confío en que vamos a superar esta etapa. Pero, desde mi muy humilde opinión en estos temas, creo que necesitamos unirnos en este objetivo.