­El presidente de la Comunidad Israelí de Málaga, Elías Cohen, promotor de la denuncia por el destrozo de varias lápidas y tumbas en la parcela del cementerio de San Rafael destinada a enterrar a los fieles de esta religión, explicó ayer a La Opinión de Málaga que ya están tomando medidas para aumentar la seguridad en el recinto.

Así, en la parte del cementerio de San Rafael que estaba en obras, lo que permitía que entraran asaltantes para cometer los actos vandálicos denunciados, se ha hecho un foso. En la zona de enfrente, se ha tapiado con ladrillos una puerta y ahora, precisó Cohen, «se va a poner una alambrada para que no salten».

Según la denuncia, adelantada ayer por este periódico, los vecinos vieron a una pareja de jóvenes una tarde del pasado puente de la Inmaculada -entre el 6 y el 8 de diciembre-, aunque no pudieron reconocerlos. «Destruyeron, alteraron y dañaron tumbas y lápidas funerarias, así como los muros y paredes de las instalaciones del cementerio», constaba en el documento que el colectivo hizo llegar al Juzgado Decano de la capital. Instrucción 2 abrió diligencias, y la Policía Judicial indagó en el asunto, aunque al no poder identificar a los asaltantes, que según Cohen dañaron diez tumbas, muros y hasta destrozaron las flores ornamentales e hicieron pintadas, las gestiones resultaron infructuosas.

El presidente de la Comunidad Israelí de Málaga, de hecho, informó a este rotativo de que acaba de recibir un auto de la juez María Luisa Cienfuegos archivando la causa al no haber podido determinar la identidad de los autores, ya que los vecinos no pudieron aportar ningún dato sobre la fisonomía de los mismos.

«Fue un acto vandálico aberrante y horrible». El presidente de la Comunidad Israelí de Málaga, Elías Cohen, aseguró ayer que el asalto sufrido el pasado puente de la Inmaculada en la parcela judía del cementerio de San Rafael, donde resultaron dañadas diez tumbas y lápidas, muros y flores y hubo hasta pintadas, fue un acto «aberrante, sin palabras, horrible, execrable y lamentable, pero no hubo una motivación ideológica, sino que se trató de vandalismo». «Por eso quisimos mantener los hechos en silencio, lo denunciamos a la autoridad competente, porque fue horroroso, pero después de los ataques recibidos por las comunidades judías de París y Copenhague no era propio que hiciéramos una respuesta mediática», reseñó.

Cohen indicó que finalmente las gestiones policiales han resultado infructuosas porque es imposible identificar a los asaltantes, no hay grabaciones ni testimonios. Sólo se han llevado a cabo mejoras de seguridad, aún por culminar. «Nos quedamos tan destrozados que íbamos a hacer un acto en la calle Alcazabilla por Hanukkah, pero lo suspendimos después de ello», indicó. Elías Cohen explicó que en el cementerio de San Rafael hay 150 personas enterradas, pero en esa parcela no hay inhumaciones desde mediados de los noventa, ya que hace un par de años se amplió la superficie de enterramiento en la parte israelí del cementerio de Casabermeja, preparada para 150 tumbas. Aún así, y aunque se trató de vandalismo, los judíos malagueños están indignados.