­María, vecina del Distrito Cruz de Humilladero de 82 años, cogió el martes el teléfono sin ver la llamada entrante que refleja la pantalla. Con un 20% de visión en un ojo es prácticamente ciega. Del auricular salió la voz violenta de un hombre que la amenazó sin contemplaciones: «Hemos secuestrado a tu hija y si no nos pagas la vamos a matar». María, aterrorizada, colgó inmediatamente, pero el teléfono volvió a sonar en unos segundos. Esta vez hablaba una mujer que la llamaba mamá y suplicaba ayuda porque la iban a asesinar. La anciana interrumpió de nuevo la conversación. Supo inmediatamente que esa no era la voz de su hija, pero el miedo persistía y pulsó la tecla 1 en el que está memorizado el número de teléfono de su hijo Juan para contarle lo ocurrido. «Estaba muerta de miedo. La tranquilicé y rápidamente llamé a mi hermana, que estaba trabajando tranquilamente», explica Juan. A continuación llamó al 091 de la Policía Nacional. El caso pasó a los investigadores y no tardaron en llamar y visitar a mi madre, según relata el hijo. Juan se pregunta qué habría pasado si la llamada la hubiese recibido su suegro, que tiene problemas de corazón.

Las fuentes policiales consultadas aseguran que la llamada que recibió María e martes procedía de Brasil, como la muchas de las que se están registrando en gran parte de la geografía española desde varios puntos de Sudamérica. Según estas fuentes, esta actividad ya se conoce como «secuestros virtuales» y la dificultad de actuar en estos casos es muy elevada puesto que los autores de estos fraudes están en el extranjero, aunque los investigadores españoles mantienen informados a sus colegas. «Su estrategia es realizar llamadas masivas hasta que alguien pique y pague la cantidad que reclaman o parte de ella», añadió la fuente.

Pese a que la Comisaría Provincial de Málaga restó importancia el jueves al caso de María tras el interés de este diario, un día después emitió un detallado comunicado en el que contabilizaba una decena de personas hasta entonces habían denunciado hechos similares en la provincia de Málaga. Incluso explicaron que los casos conocidos por los investigadores son llamadas en las que los autores exigen desde 350 hasta 5.000 euros por la falsa liberación de un familiar. «Desconfíe y contacte de inmediato con la Policía Nacional si recibe una de estas llamadas desde número privado o desconocido», apuntaba la nota antes de explicaron modus operandi clavado al que sufrió María: «El objetivo de los estafadores es convencer a la víctima de que el secuestro se ha producido en realidad y para ello utilizan amenazas, presiones y hasta llegan a poner al teléfono al supuesto secuestrado para que, entre lamentos, reclame el pago del dinero para evitar que le hagan daño».