­El Ayuntamiento de Málaga ha disparado en los últimos años el capítulo de saldos de dudoso cobro, una fórmula técnica y contable que esconde deudas que son casi imposibles de cobrar. Esta partida de incobrable ha venido aumentando en los últimos ejercicios de tal manera que el año pasado se superó por primera vez la cantidad de 100 millones de euros.

En concreto, según el informe de la Intervención que acompaña la cuenta de liquidación del ejercicio 2014, la partida de dudoso cobro alcanzó el año pasado los 106.163.721 euros, una cantidad que supone algo más de 18% del del presupuesto de ese mismo año, cifrado en 577 millones.

La mayor parte de esta deuda imposible de cobrar procede de impuestos y tasas no pagados. En concreto 76,8 millones de euros son de naturaleza tributaria; otros 26,21 millones provienen de deudas que hay que dar de baja y queda un resto de unos 3 millones de otros pagos diversos que no han podido cobrarse, especialmente por sentencias judiciales.

El bloque principal de 76,8 millones de deudas tributarias se centra no tanto en impuestos y tasas, que tienen un alto nivel de cobro, sino en multas o sanciones urbanísticas, en actuaciones subsidiarias y en la anulación de otras deudas por sanciones administrativas que nunca acaban de cobrarse.

Este capítulo de saldos incobrables se ha duplicado en sólo siete años. En 2007 el capítulo de saldos de dudoso cobro era de 48 millones de euros. En este septenio de crisis económica se ha multiplicado hasta situarse por encima del doble: 106 millones.

Solo de un año a otro, de 2013 a 2014, el saldo ha crecido un 10 por ciento pasando de los 96,9 millones a los 106 de 2014.

La esperanza de cobro de esta deuda es menor cada año que pasa pues algunas pagos se remontan a muchos años atrás. Sin embargo no es imposible y los técnicos del área de Gestión Tributaria realizan esfuerzos para disminuirla.

También hay cierta discrepancia de la intervención general por incluir esa deuda de dudoso cobro dentro del capítulo general de ingresos pendientes, ya que entienden que resulta en cierto modo engañoso el incluir en una misma relación saldos con una elevada esperanza de cobro con otros cuya garantía de cobranza es mínima.