­Ya ocurrió en 2011. Sopla el aire de las elecciones municipales y el asunto del metro se contamina. Las obras en pleno Centro y en pleno periodo electoral levantan urticaria en los responsables políticos, especialmente del Ayuntamiento, que trata de evitar la roncha y el consiguiente picor.

El tramo del metro entre el Guadalmedina y Atarazanas, atravesando bajo tierra el corazón de la Alameda Principal, se ha topado con las elecciones municipales y pese a las advertencias de que las obras podrían tener empantanada esta vía cuando llegue la Semana Santa de 2016, todo parece indicar que la empresa adjudicataria no tendrá el visto bueno municipal para empezar hasta que pase la cita electoral que dictará quien gobernará en el Ayuntamiento los próximos cuatro años.

Tras diversas reuniones de los técnicos municipales y de la Junta con los de la empresa constructora para diseñar y planificar las obras en el tramo Guadalmedina y Atarazanas, que deben durar 25 meses, la Junta de Andalucía presentó hace varios días al área de Movilidad y Tráfico municipal la documentación que permita al Ayuntamiento autorizar dichas obras. La documentación venía acompañada de una advertencia: la autorización debe estar antes de 20 días si se quiere que para la Semana Santa de 2016 la Alameda esté disponible temporalmente para el paso de las procesiones.

No ha tardado mucho el Ayuntamiento en responder. El concejal de Movilidad, Raúl López, salió ayer a la palestra para afirmar que «con la documentación presentada por la Junta es imposible emitir una autorización de las obras».

López alegó que faltan documentos y planos «fundamentales» para planificar el desarrollo de las obras, por lo que indicó que «hoy o mañana cursaremos petición a la Junta para que complete la documentación que falta».

En concreto, como ha ocurrido para el resto de los tramos del ferrocarril urbano, López alegó que falta un plan que analice las afecciones a las líneas de la EMT con el objetivo de definir los recorridos alternativos y las paradas. Recordó que en la zona hay 18 marquesinas y 27 líneas, que, traducido en usuarios, sería casi el 80 por ciento de sus viajeros.

Tampoco existe -explicó López- un plan de accesibilidad para los aparcamientos públicos y privados existentes en el ámbito de la obra ni para los vados, ni se contempla tampoco la afectación a los carriles bici.

Indicó que también falta un estudio que analice el impacto de la pérdida de aparcamientos u otro plano con los desvíos de servicios, algo previo al inicio de la obra.

No hay tampoco, según el edil del PP, un plano en el que se establezcan los itinerarios peatonales, teniendo en cuenta sobre todo la importancia de la Alameda Principal. Igualmente, ha echado en falta la señalización informativa de los puntos de interés y la ubicación de la maquinaria de obra.

Pese a ello, el concejal expresó que «el Ayuntamiento, con la máxima celeridad y lealtad, trabajará de manera incansable para que las autorizaciones necesarias se produzcan lo antes posible, en el ánimo de que el metro llegue al Centro cuanto antes porque es una obra fundamental para la movilidad de la ciudad. Sin embargo, insistió en que «con la documentación que tenemos a día de hoy es imposible que se emita una autorización; no falta un documento, sino que sólo hay uno».

Al respecto, ante la posibilidad de que se ponga en peligro la previsión de la puesta en servicio del tramo a la Alameda al final de 2017, López dijo estar «plenamente convencido de la agilidad del Ayuntamiento de Málaga para dar la autorización a los desvíos de tráfico si la Junta de Andalucía proporciona la documentación necesaria».

Por último y con el recuerdo de los problemas en Carretera de Cádiz, el Ayuntamiento, que no consideraba compatibles las obras del metro en la avenida de Andalucía y en la Alameda Principal, pone una nueva condición para permitir que coincidan en el tiempo: garantizar la permeabilidad norte-sur no cerrando completamente al tráfico la calle Nazareno del Paso, junto al edificio de Hacienda.