Los integrantes de la nueva junta directiva de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo tomaron ayer posesión de sus respectivos cargos en un acto abierto celebrado en la Sociedad Económica de Amigos del País, que contó con la presencia de buena parte de la fuerzas culturales más importantes de la ciudad.

El nuevo equipo, capitaneado por el abogado, artista y coleccionista José Manuel Cabra de Luna, presidente de la institución, emprende esta andadura con el reto de «dar sentido y articular el relato» de lo que Málaga ofrece en materia cultural, aspecto que en los últimos años se ha multiplicado notablemente. «Desde el estudio y desde el pensamiento sosegado, relacionar las ofertas puntuales que se hacen con una mirada que a todas abarque, e incidir en el hecho de que la Historia del Arte, el arte mismo, es una plural, larga, lenta, y a veces contradictoria marcha de la creatividad humana», expuso Cabra de Luna en su discurso, titulado Programa de la Academia futura.

El presidente dedicó la primera parte de su intervención a presentar a su equipo, compuesto por Rosario Camacho Martínez, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Málaga (vicepresidenta primera); el arquitecto Ángel Asenjo Díaz (vicepresidente segundo); el escritor y diplomático Francisco Javier Carrillo Montesinos (vicepresidente tercero); Marion Reder Gadow, catedrática de Historia Moderna de la UMA (secretaria); Elías de Mateo, doctor en Historia y actual responsable de los museos Revello de Toro y del Patrimonio Municipal (tesorero); la historiadora María Pepa Lara (bibliotecaria) y el arquitecto Javier Boned Purkiss (director de anuario). «A todos ellos agradezco la generosa actitud de entrega que supone ejercer un cargo en la junta de gobierno, la ilusión que han mostrado en todo momento y el sacrificio personal que asumen», señaló Cabra de Luna.

Picasso como eje

El presidente de San Telmo citó a Picasso como eje vertebrador para la comprensión de la oferta cultural de Málaga. «Es claro que no estamos pensando en una ‘ciudad Picasso’ a la manera de un Salzburgo donde las baratijas, los chocolates, los licores y otras tantas cosas más llevan el nombre de Mozart (...) Nuestra mirada hacia las obras del siglo XIX que se mostrarán en el Museo de Málaga de la Aduana, las que ya se exhiben en el Museo Thyssen o en el de San Petersburgo, se enriquecerá si aprendemos a verlas comos los precedentes necesarios de Picasso. Analizando esas obras estaremos en condiciones de aprehender, en su contexto histórico y conceptual, hasta que punto fue radical e innovadora la aventura plástica de nuestro paisano». También se refirió Cabra de Luna a Málaga como «una ciudad educativa y educadora», destacando que la evidente apuesta de la ciudad por la cultura «constituye una potente variable económica, al tiempo que debe convertirse en el mayor y más fuerte elemento de cohesión social y educativa de la compleja sociedad malagueña y de cuantos nos visitan».

Por ello remarcó que la cultura debe convertirse en un «territorio común» en el que la Universidad, las asociaciones y organizaciones culturales de toda índole, así como la propia Academia de San Telmo, «deben adoptar una posición activa en el estudio y la enseñanza» de la nueva realidad cultural de Málaga sin «limitar esa actitud a los museos de nueva creación».