La Policía Nacional tiene claro cómo hay que actuar si usted recibe una llamada de este tipo y le dicen que un familiar suyo ha sido secuestrado y que lo van a matar o a torturarlo. Cortar la llamada y hacer otra, de inmediato, al 091 o ir a la comisaría más cercana. Así, recomienda que se desconfíe de inmediato de estas comunicaciones sobre todo si provienen de un número privado o desconocido.

Pese a que inicialmente los investigadores creían que la mafia realizaba una ardua recogida previa de datos o estudios sobre las personas que iban a llamar, lo cierto es que simplemente se ponían en contacto con cientos de números de forma aleatoria, lo que los llevó a cometer errores como cambiar el género de un secuestrado o decir que tenían retenido a un familiar que no existía, pues la mujer o el hombre en cuestión no tenían hijos. Incluso, imitaban las voces de los secuestrados durante pocos segundos: la idea era lograr el pago rápido, el envío de dinero por medio de depósitos y remisiones a través de compañías internacionales. Incluso, mediante transferencias de dinero. La policía recalca que prolongaban muchos las llamadas para evitar que el elegido desconfiase de lo que se le decía y no pudiera descubrir la verdad y, por otro lado, buscaban un pago rápido del rescate solicitado. Para obtener el dinero de la forma más ágil, el estafador daba instrucciones a la víctima para que transfiriera el dinero o lo hiciera llegar a través de empresas de envía de dinero.

Si alguien no cogía, llamaban al siguiente teléfono, de ahí que haya muchas afectados en los mismos barrios o localidades.