­La batalla de las municipales se juega a nivel supramunicipal. Los populares se resisten a ceder el sillón de la Diputación y los socialistas confían en recuperar una institución que perdieron en 2011 por el batacazo en las urnas en las últimas elecciones locales. Hay nerviosismo en ambas filas porque en esta ocasión no está nada claro cómo se repartirán los 31 diputados que se sientan en el edificio de la calle Pacífico. La extrapolación de las autonómicas dejaba un panorama abierto y de difícil composición y la entrada de nuevas formaciones como Podemos o Ciudadanos podría impedir una mayoría absoluta, que ya a priori se antoja bastante complicada.

La guerra está sobre todo en la Costa del Sol, ya que el interior de la provincia no tiene a tantos diputados en liza. Pero también estará en el Valle del Guadalhorce, cuyos votos pertenecen al partido judicial de Málaga y que tras las últimas municipales benefició bastante a los populares. Allí los socialistas aspiran a mejorar en municipios como Coín o los alhaurines y mantener las alcaldías de Cártama o Pizarra. En el litoral malagueño, las miradas están en municipios como Rincón, Vélez, Benalmádena o Mijas, donde el PSOE cree que puede arañar votos al PP. Los populares confían en mantener sin problemas Fuengirola, Torremolinos, Marbella o Estepona, aunque la entrada de Ciudadanos y Podemos pueda poner en riesgo alguna mayoría absoluta en la Costa del Sol, lo que podría decidir el futuro más próximo de la Diputación.