­Quedan exactamente 40 días para las elecciones municipales destinadas a despejar la incógnita de cómo se perfilará el nuevo mapa político después de que el PP pintara gran parte de la provincia de azul en los pasados comicios de 2011. Cuatro años que han estado marcados entre la contradicción de una economía que, según todos los indicadores, se está recuperando otra vez para convertir al país en un adalid inamovible de la senda del crecimiento y unos efectos de este repunte que todavía se muestran algo difuminados entre la población.

Este escenario, al igual que a nivel nacional, ha sido propicio para el auge de nuevas formaciones políticas que se estrenarán en estas elecciones municipales. La Costa del Sol se ha mostrado especialmente fértil para estas fuerzas donde Ciudadanos y Podemos se quieren colar en muchos municipios de la provincia para dar un golpe al tablero político. En esta tesitura, el PP y el PSOE están batallando cada uno en su terreno. Los populares intentan recomponerse tras el fracaso autonómico, mientras que el PSOE aguarda la esperanza de acercarse a los resultados del pasado 22 de marzo, cuando se convirtieron en la fuerza más elegida de la provincia después de una década en el oscurantismo. Con esta nueva perspectiva política, que amenaza con propiciar un giro radical a todo lo conocido hasta ahora, la lucha por la Diputación se hace más imprevisible que nunca. A día de hoy, quitando PP y PSOE, que armarán candidaturas en los 103 municipios de la provincia, Izquierda Unida, a falta de confirmación, estará presente en unos 90 municipios. Podemos y Ciudadanos, limitados por el novicio y su falta de estructuras, sí están en disposición de dar guerra en los principales caladeros de votos, que son los municipios de la Costa del Sol y las capitales del interior.

En el PP se han activado todos los sistemas de alarma. En las expectativas que se manejan a nivel interno, poco queda de esa avalancha azul que llevó a los populares a sus mejores resultados en la provincia y desplazó al PSOE de la Diputación. Precisamente, ahí es donde el partido enfoca todas sus ambiciones. Mantener la institución provincial y aupar a Elías Bendodo de nuevo a la presidencia. Para lograr este objetivo, que se antoja vital, hay una divisa clara: repetir victoria en los principales feudos de los populares. A falta de confirmación oficial, los populares han optado por mezclar la renovación con el grado de la experiencia. En aproximadamente un 45 por ciento de los municipios, los populares se presentarán con caras nuevas, mientras que mantiene a los cabeza de cartel en el resto. Sobre todo en los pequeños pueblos del interior aparecen nombres nuevos. Con este nuevo brillo, el PP quiere recompensar la previsible sangría en municipios como Alhaurín el Grande, donde, tras la expulsión de Martín Serón, se hace casi imposible pelear por la alcaldía.

En el PSOE se ven con serias opciones de gobierno. Las elecciones autonómicas han agigantado las expectativas. Así, los planes socialistas pasan por tres objetivos: conservar el gobierno en todos los municipios en los que ya gobierna, ganar en los municipios de más de 20.000 habitantes, además de sumar Málaga capital, y revalidar en los núcleos donde ya obtuvo la victoria en las pasadas elecciones andaluzas. Consciente del carácter personalista de estas elecciones, los 73 hombres y 30 mujeres que encabezan las listas son vecinos y vecinas autóctonos. Los socialistas renuevan caras en 49 municipios, donde se estrenarán 32 hombres y 17 mujeres.

Izquierda Unida, la gran perjudicada del 22-M, estará representada en, al menos, 90 municipios de la provincia y confía en su fuerza municipalista para revertir unos resultados que han sembrado de incógnitas a la formación de izquierdas.

Si hay un partido que está de moda, y en poco tiempo ha hecho parecer viejo a Podemos, además de devorar a UPyD, es Ciudadanos. La formación de Albert Rivera tiene preparado su desembarco en los grandes núcleos de la Costa Del Sol como pueden ser Marbella, Fuengirola, Mijas, Benalmádena, Rincón de la Victoria, Vélez Málaga o Torremolinos, donde contarían con listas solventes.

En cuanto a Podemos, la principal característica es la prohibición de presentarse bajo las siglas del partido. La participación queda reducida a la formación de partidos instrumentales y a agrupaciones de electores, aunque, exceptuando Alhaurín el Grande, los restantes 17 municipios con consejo ciudadano tendrán candidatura.