­Donde antes todo era campo, a mediados de los años 60, las pocas y pequeñas casas que jalonaban aquella Málaga de lomas y cebada articulada entre los arroyos de El Cuarto y Los Ángeles comenzaron a ver cómo a su alrededor se iban construyendo promociones de viviendas, creando nuevas zonas de expansión como resultado de la necesidad que la ciudad tenía de crecer hacia el noroeste.

Bailén-Miraflores es por eso hoy un distrito consolidado y con las complejidades derivadas de una época en la que los planes urbanísticos poco o nada tenían que ver con la normativa actual. Por eso faltan aparcamientos. Y zonas verdes. El viario es irregular y existe una gran diversificación de tipologías en los distintos barrios que lo componen, fruto de las distintas épocas en las que fueron edificados: bloques, viviendas unifamiliares aisladas, zonas de autoconstrucción o casasmatas.

Los vecinos de los barrios que componen este distrito, muy populosos la mayoría, con una alta densidad de población, y muy dispersos, viven bien, en líneas generales. Y así lo manifiestan. Aunque tampoco dudan en reivindicar carencias y necesidades que consideran históricas. Espinitas clavadas en la gestión de la concejala, Elisa Pérez de Siles, a quien aprueban y con muy buena nota, pero lamentan que la falta de recursos económicos haya supuesto un lastre. «Nos conformamos con cualquier cosa», se lamenta, sin embargo, Antonio Baena, presidente de los vecinos de la Granja Suárez, una barriada de autoconstrucción que presenta aún necesidades impropias del siglo XXI y pendiente desde hace años de la culminación de un plan estratégico que acabe con su actual imagen de inconexión urbana. Y postes. Muchos postes. Y cables. Muchos cables.

La situación es el largo reflejo de una urbanización desorganizada de un monte propiedad de unos marqueses que lo fueron vendiendo por parcelas. Los vecinos no disfrutaban ni de saneamiento ni agua corriente hasta hacer relativamente poco. «Las vías no estaban ni aceradas ni asfaltadas. Eran terrizo y las aguas fecales corrían por mitad de la calle», recuerda Baena, que considera imprescindible que lo poco que se ha hecho se termine de hacer bien. Y también señala la necesidad de aparcamientos, aunque claro, en esta ocasión el problema estuvo en la falta de demanda, ya que el Ayuntamiento tenía el proyecto de hacer un parking con 210 plazas «pero la gente no estaba por la labor» y no se llegó a construir. Esto también ha frustrado, de momento, la construcción de un centro de mayores previsto en su superficie, aunque la junta de distrito contempla la ampliación del actual. «Estamos esperando», dice Baena.

La Granja Suárez linda con Carlinda. Los vecinos de esta barriada piden mayor seguridad viaria. Hay calles mal asfaltadas por donde los vehículos circulan a gran velocidad junto a zonas deportivas y parques infantiles. Es el caso de la calle Padre Martín, según señala Joaquín González. «Llevamos años pidiendo un paso elevado porque son muchos coches que se incorporan a Granja Suárez por ahí», recuerda el dirigente vecinal.

También critica el estado de abandono de la parte del arroyo El Cuarto que no está embovedada pero, sobre todo, los vecinos demandan un centro de mayores. «Se aprobó por mayoría hace cinco años en un Pleno, pero hasta ahora no se ha hecho nada». Limitaciones presupuestarias o han impedido, reconoce la concejala, Elisa Pérez de Siles, que no duda en calificar que este proyecto es una «espinita». «La parcela sigue reservada», asegura, no obstante.

Los vecinos de Carlinda llevan 15 años pidiendo que el Obispado afronte la construcción de un templo en la zona, ya que para ir a misa tienen que ir a la parroquia de Santa Rosa de Lima, frente al hospital Carlos Haya. Esta zona ha mejorado mucho en los últimos meses. Ángel Sánchez, vecino del Camino de Antequera, explica que hace dos meses el Ayuntamiento ha asfaltado y acerado todas las calles de la parte trasera del centro sanitario, se ha reordenado la circulación y ha vendido dos parcelas municipales para que constructoras privadas levanten VPO. «Indiscutiblemente el barrio se ha revalorizado, hemos ganado en limpieza y en seguridad», señala. Pero ahora faltan aparcamientos, porque en estos solares los vecinos dejaban sus vehículos. En este contexto, la concejala anuncia la creación de un parking en superficie en el terreno que aún queda libre. Pérez de Siles se siente especialmente orgullosa de haber acometido la urbanización de estas calles Ciprés, Méjico y Rodrigo Narváez, hasta ahora terrizo, en las que se han invertido más de 700.000 euros. Las principales quejas de los vecinos se dirigen al Parque del Norte. Prácticamente de principio a fin. Sánchez denuncia la nula accesibilidad al recinto desde el campo de fútbol de La Unidad, donde sí hay una escalera de bajada con cierta pendiente pero no hay rampa ni para discapacitados, cochecitos de bebé o carritos de la compra. Jorge Torres, vecino de Nueva Málaga de toda la vida, aprecia cambios en el entorno, «sin duda por la cercanía de las elecciones». Han pintado zonas del barrio que hacía mucha falta, señales de tráfico horizontales, accesibilidad de la zona del barrio de Los Millones, nuevas aceras, zonas ajardinadas, rampas... «Debería haber elecciones cada seis meses», bromea.

Pero asegura que el Parque del Norte está «muy descuidado». «Hace pocas semanas han puesto el letrero identificándolo, antes no sabía nadie que era eso. Pero sigue siendo un espacio laberíntico, feo, con pocas zonas verdes y mucho cemento». Es el mismo discurso que utiliza la presidenta de la asociación La Unidad, Elvira Quijano. «El parque es para verlo y vivirlo. Está mal hecho desde el principio pero ni el distrito ni Parques y Jardines admiten ningún cambio. Queremos espacios más diáfanos, menos arriates y césped», señala Quijano, que también denuncia que los perros campan a sus anchas a pesar de que hay un parque canino acotado.

«Es un parque a medias», no duda así en calificarlo Daniel Moreno Parrado, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga, quien subraya el permanente conflicto entre los vecinos y los dueños de los perros. Moreno precisa que el de Bailén-Miraflores es un distrito donde se tarda mucho en solucionar los problemas. «El Parque del Norte es un ejemplo, ya que se ha puesto en funcionamiento de forma muy lenta y el skatepark es privado», critica. Los vecinos de La Unidad destacan que en los últimos meses se han replantado muchos árboles, aunque muchos alcorques siguen vacíos. Los que están junto a la iglesia de San Joaquín y Santa Ana están enfermos, según dicen, pero no se talan. Y los de la avenida Salvador Barberá ensucian mucho, critica Jorge Torres. «En líneas generales, la limpieza en el barrio deja bastante que desear», dice Quijano.

Falta aparcamiento también en Nueva Málaga. El parking que SMASSA realizó en la zona se ha quedado pequeño, dicen los vecinos. Todo lo contrario que en Miraflores de los Ángeles. En este populoso barrio el Ayuntamiento construyó un primero que batió récords de demanda, lo que animó a construir un segundo y ambicioso aparcamiento subterráneo. Pero a éste le sobran la mitad de las plazas. «No será por el precio, ya que creo que están alquilando la plaza por 50 euros al mes», dice Francisco Cañete, veterano vecino de la calle Mirapetunias, desde 1968, que recuerda cómo en el barrio era prácticamente imposible aparcar «ni siquiera encima de las aceras». El gran debe sigue siendo la limpieza y la situación de algunos contenedores, que obstaculizan la visibilidad de los conductores en algunos cruces. Maribel Bueno, la presidenta de la asociación, recuerda que la gran promesa incumplida es la construcción de un polideportivo. «Las cosas que estaban por hacer ya están en marcha gracias a las elecciones», señala. Entre estas actuaciones destaca el arreglo de seis pasajes «que estaban abandonados» en la calle Mero. «Era la boca del lobo». «También se han hecho muchas cosas del gusto o no de la gente, como la plaza monseñor Bocanegra, que se ha despejado de plantas, aunque me temo que también se han cargado los árboles», lamenta. En una zona de acceso complicado, el Ayuntamiento ha arreglado muros, respuesto barandillas y construido rampas. «Y también nos han hablado de un proyecto por el que van a aprovechar aguas residuales para el baldeo las calles». Los vecinos de Gamarra se sienten unos «privilegiados», en boca de su presidente, Guillermo Jáuregui. «Es uno de los barrios más bonitos de Málaga y vamos con el distrito al día», asegura. El poblado de Gamarra es la parte más antigua del distrito. «Se entregó en 1945 de manos de Franco, precisamente donde tenemos la asociación de vecinos y el hogar del jubilado, era una antigua casa de Falange frente a la iglesia de la Purísima», recuerda Jáuregui.

Pese a todo, los vecinos también tienen demandas, aunque son competencia de la Junta más que del Ayuntamiento. Una de ellas es la construcción de un centro de salud, pendiente de ejecutar desde que Pedro Aparicio, cuando era alcalde, adquirió la propiedad de una gran parcela de casi 9.700 metros cuadrados que pertenecía a los pabellones militares, y que se repartió en tres zonas: para un colegio, que finalmente no se hizo pero donde se encuentra actualmente la junta municipal del distrito, un aparcamiento y el centro de salud, «ya que el que había en la calle Andalucía era pequeño». «Iba a ir en Gamarra, pero por cosas políticas se lo llevaron a Nueva Málaga», recuerda el dirigente vecinal. Otra reivindicación: que el metro, previsto en superficie por Eugenio Gross desde la avenida de Andalucía, «no divida Gamarra en dos». «Ya tenemos bastante con la cicatriz del río». La limpieza es una asignatura pendiente, sobre todo en Echeverría, donde además los vecinos se quejan de la proliferación de indigentes.

La PurísimaCorazón del barrio de Gamarra

Gamarra fue la primera zona en crecer en el distrito. Una zona donde predominan las casas matas, pero también los grandes bloques de Echeverría, donde está uno de los edificios más altos de la capital: la torre. El distrito Bailén-Miraflores, según datos del Ayuntamiento de Málaga de enero de 2005, estaban censados 62.543 ciudadanos. Muchos de sus barrios están densamente poblados y no existe conexión entre ellos, ya que se construyeron en muy distintas épocas. En Bailén-Miraflores se encuentran el Hospital Civil y el Hospital Regional de Málaga y el Convento de la Trinidad, como hitos.