José Ramón Rodríguez, presidente de Tranbus, muestra lo que podría ser el big-bang del transporte urbano en Málaga, una preciosa escritura ante notario de 1898 «que recoge que a los 60 años de la concesión del servicio de tranvías, todo el material móvil, fijo, personal y tranvías pasaba a poder del Ayuntamiento de Málaga. Si no existiera este documento no existiría en nuestros días la EMT».

Muy cerca, de un enorme expositor que reproduce un autobús actual, extrae un curioso billete de tranvía todo incluido: ida y vuelta Alameda-Baños del Carmen, incluida la entrada al famoso Balneario para un chapuzón, todo por 40 céntimos.

Son dos de las decenas de piezas, entre uniformes, documentos, billetes, fotografías, folletos o carteles de paradas, que exhibe desde el pasado miércoles el Museo del Transporte Urbano, auspiciado por el Ayuntamiento, la EMT y Tranbus, la asociación que restaura autobuses y tranvías antiguos.

«Esto es un logro importante pero no me quiero quedar aquí, quiero ir un poco más allá», explica José Ramón Rodríguez. De momento, se trata de un pequeño local en la primera planta de la estación de autobuses (ala derecha). Pero se hace camino al andar, incluso en autobús, de hecho, como anunció La Opinión en diciembre, el Ayuntamiento da por seguro que parte del edificio de las antiguas cocheras de los tranvías, diseñado en 1906 por Guerrero Strachan y construido por Antonio Baena Gómez, albergará en un futuro las piezas de Tranbus. Desde diciembre el edificio ya tiene como vecino el antiguo tranvía del Morlaco, restaurado por Tranbus tras miles de horas de trabajo.

La idea, destaca el presidente, es poner ya en marcha un espacio que además de mostrar la evolución del transporte urbano en Málaga desde finales del XIX a nuestros días, sea un lugar de encuentro para trabajadores y jubilados de la EMT, con el objetivo también de que el museo pueda mostrarse gracias al trabajo de voluntarios.

Y por supuesto, tendrá muy en cuenta las visitas de los colegios. «Me gustaría que los niños hicieran la actividad de comprarse el billete del autobús y los traigamos aquí y les enseñemos de dónde venimos, para que vean dónde estamos y sepan cómo se hacían las cosas y cómo se hacen en nuestros días».

El museo cuenta con una artística maqueta, obra del pintor Salvador Cobos, del antiguo tranvía de la explanada del Morlaco, con el color albero que lució junto con otros tranvías para la película Lawrence de Arabia (1962), porque los tranvías de Málaga, desde que comenzó el servicio municipal de transportes urbanos en diciembre del 49, eran de color azul.

Otra pieza muy curiosa es un autobús de juguete de la EMT de los 80 con una buena historia detrás: «En el 86, con el cambio de imagen hicieron un concurso y regalaron cincuenta autobuses a los niños. Este lo desmonté por completo y lo pinté de nuevo», cuenta el presidente de Tranbus.

El museo también incluye las dos cajas de bronce del último tranvía. «Con esto metían en la corriente las cabinas del tranvía, si ha llegado hasta nuestros días es porque tenían una capa de pintura blanca, la gente no sabía que eran de bronce», explica.

Para la inauguración hizo una visita a la estación de autobuses, engalanado, uno de los 14 vehículos con los que cuenta Tranbus: el primer autobús articulado que llegó a Málaga, un Pegaso 6035-A matriculado en 1975 y que ha sido restaurado por la asociación.

El museo del transporte urbano de Málaga exhibe también en el exterior varios paneles con fotografías antiguas y un resumen de las actividades de Tranbus. El traslado a las antiguas oficinas de las cocheras en Pedregalejo deberá esperar. El Consistorio calcula que rehabilitar el edificio costaría entre 300.000 y 400.000 euros.