­El Club Málaga Valley celebró ayer su decimoctavo encuentro de presidentes con el doble objetivo de visualizar en mayor medida el talento de los emprendedores locales -algo que se venía echando en falta en anteriores ediciones del foro- y de lanzar un nuevo concepto dentro de la estrategia de la ciudad por captar profesionales para el desarrollo y la creación de empresas de alto contenido digital. La reunión de ayer, a la que asistieron unos 200 representantes empresariales y 30 empresas malagueñas que tuvieron la oportunidad de contactar con posibles inversores, se centró en el potencial de Málaga como Startup Paradise, es decir, un enclave que puede conjugar el ecosistema tecnológico y su innegable atractivo climático y turístico para atraer a jóvenes talentos que desarrollen aquí sus proyectos. La idea fue glosada durante la reunión por la coordinadora del Área 31-Espacio de emprendimiento e Innovación de IE Business School, Conchita Galdón, que puso como ejemplo al exótico archipiélago estadounidense de Hawai como el modelo a seguir para la creación de «un paraíso para emprendedores».

Galdón analizó el caso hawaiano, que en los últimos años se han convertido en un verdadero imán para emprendedores de base tecnológica, y apuntó que Málaga comparte muchos de los elementos que han convertido a estas islas en un caso de éxito: una universidad potente, una buena red de transportes y comunicaciones e infraestructuras tecnológicas de nivel, además por supuesto de unas bondades climáticas que son un valor añadido ¿El gran hándicap? A su juicio, la falta de inversión privada en el ámbito del emprendimiento de base tecnológico. Este factor, de sobra desarrollado en la economía norteamericana, sigue lastrando las posibilidades de zonas como Málaga, aunque en su opinión «es cuestión de trabajarlo».

En este tema también abundó el presidente y fundador de la Cámara de Comercio e Industria España-Israel, Gil Gidrón, que apuntó que la banca tradicional «no sabe financiar la innovación». Gidrón apuntó que se necesita profundizar el desarrollo de instrumentos alternativos como el capital riesgo o los business angels y recordó que Israel -otro de los ejemplos más pujantes en el tejido de startups- invierte 2.000 millones de euros al año en innovación, diez veces más que España. También llamó a desterrar el miedo al fracaso, «algo que en España no se lleva muy bien» pero que es bastante habitual en un sector tan cambiante como las nuevas tecnologías.

El encuentro del Málaga Valley incluyó un panel de debate en el que participaron empresas locales les como Freepik, Urban Clouds, Talkykay, Set Solutions, Apartcar o Lynka además de la aceleradora Bolt, situada en el edificio de Tabacalera, que en sus dos años de trayectoria ha colaborado en el lanzamiento de 87 empresas y ha analizado un millar de proyectos. La malagueña Bolt es la única aceleradora española integrada en la red impulsada por la Unión Europea (UE) junto a ciudades como Helsinki, Gante, Budapest, Praga, Viena o Tel Aviv, lo que permite a las empresas acogidas beneficiarse de los servicios y redes de inversores de todas ellas.

Entre los asistentes a la jornada del Club Málaga Valley, creado hace ocho años, figuraron también, entre otros, el presidente de Telefónica Open Future, Luis Solana; la directora del Programa de Investigación e Innovación TIC de ATOS, Nuria de Lama; y el fundador y presidente del diario digital El Español, Pedro J. Ramírez.