La dirección y velocidad del viento en la playa, el desarrollo de las corrientes litorales (deriva litoral) como fuentes de alimentación de las corrientes de resaca, la intensidad de las mareas y el ángulo de aproximación del oleaje a la playa son algunos de los factores que más influyen para que se produzcan, aunque Antonio de la Cruz también destaca la morfología de la playa, la curvatura, la presencia de canales de resaca que son visibles en bajamar, la presencia de bancos de arena y la proximidad de espigones, líneas de escollera y promontorios rocosos. Desde la Universidad Camilo José Cela apuestan por «la investigación, la formación, la divulgación y las infraestructuras necesarias de señalización en diferentes idiomas en las playas» para reducir sensiblemente el número de ahogamientos y rescates que se producen cada temporada en nuestras playas.