Los vinos de Málaga empiezan a vivir una edad de oro que va camino de evocar los grandes tiempos que numerosos caldos moscateles protagonizaron hace ahora un siglo. Bodegas históricas localizadas en municipios axárquicos como Cómpeta llevaron sus producciones a las grandes cortes europeas y aún quedan vestigios en Rusia o Austria, como recordó ayer el sumiller malagueño José González Godoy, actual mánager de Ametza Restaurant -el establecimiento que con una estrella Michelin posee Arzak en Londres-.

El Foro Vinia Málaga sirvió para reunir en el Jardín Botánico-Histórico La Concepción de Málaga a decenas de bodegas malagueñas, agrupadas bajo las denominaciones de origen de la provincia, así como a expertos sumilleres y críticos gastronómicos. El sector factura cada año en la provincia cerca de 40 millones de euros, con un tercio de la producción destinada a la exportación. Queda aún mucho por hacer, pero el camino ya recorrido no es escaso. «Tenemos mucho ganado sobre otras provincias que no tienen un legado histórico tan importante», explicaba Juan Muñoz, propietario de Bodegas Dimobe de Moclinejo. Alguna de sus firmas presumen de encontrarse en la lista de las variedades de vino más premiadas en la Península durante 2014.

Alejandra Pérez, responsable de la firma malagueña Alejandra Catering -recientemente premiada por la Junta con motivo del Día de Andalucía-, se mostró ilusionada por el futuro de los vinos de la provincia, «porque cada vez atendemos a más clientes jóvenes que en sus ceremonias los eligen para el maridaje de los menús».

Bien distinta es la posición de los clientes más veteranos. O incluso las costumbres de la población malagueña, «generalmente más habituada a tomar cerveza». José Manuel Moreno, secretario del Consejo Regulador Denominaciones de Origen Sierras de Málaga y Pasas de Málaga, incidió en la necesidad de que el consumidor nativo sea consciente de la extraordinaria calidad de muchos de los vinos malagueños que hoy en día se exportan a países como Estados Unidos y a las cartas de los restaurantes europeos más exigentes. «Estamos satisfechos además de la cada vez más creciente importancia que tiene nuestro museo, el Museo del Vino de Málaga, situado en la plaza de los Viñeros». Dicho espacio está enclavado en pleno casco histórico y abre de lunes a viernes, de 10 a 17 horas, y los sábados, de 10 a 14.

El jefe del equipo de sumilleres de Monvinic, César Cánovas, animó también a que los restauradores de la provincia incluyan en sus cartas los vinos de Málaga. Y no ocultó que se produce en la Costa del Sol una auténtica paradoja: «Con un potencial turístico enorme y unas personas que visitan esta tierra que quieren probar lo que se produce aquí, fuera de Málaga se conocen muy poco estos vinos o directamente no se conocen», concluyó.

Ayer, además de poder degustar la mayoría de las producciones de una veintena de bodegas de Málaga capital, la comarca de la Axarquía o Ronda, los expertos pudieron disfrutar de un menú que incluyó carrillada de ternera con salsa de vino tinto de las Sierras de Málaga, además de bizcocho de naranja cachorreña con crema de cabra malagueña y pasas de la denominación de origen de Málaga. Precisamente fue presentada en el marco de este foro la singular iniciativa de la firma La Borgeña: las nuevas mermeladas de pasas e hijos, que dio a conocer su gerente, Óscar Palomo.