A mediados de octubre de 2014, el gobierno municipal del Ayuntamiento de Málaga aprobó una propuesta o avance de documento para renovar el Plan Especial del Centro (Pepri Centro), tras 25 años de vigencia del actual. A partir de esa fecha se abrió un proceso de participación ciudadana. En los más de seis meses que lleva expuesto el documento apenas se han presentado nueve alegaciones. El desasosiego ha sido grande en la Gerencia de Urbanismo, que esperaba una participación mayor, según confesó el concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares.

La falta de respuesta vecinal no es casual, tiene que ver, según fuentes vecinales, «con la pobreza del propio documento; es un poco más de lo mismo, no renueva nada ni va más allá de lo que hay».

La presidenta de la asociación Centro Antiguo, Ester Ramírez, definió el documento de avance del plan especial como «anodino y justito. No se promueven propuestas y tenemos la sensación de que es un documento que no nos sirve».

Problemas del Centro. Ramírez, que recordó que su asociación sí ha presentado alegaciones, explicó que el documento que fue presentado por Urbanismo «no hace frente ni promueve la resolución de los problemas principales que tiene el Centro, como son los de accesibilidad, los derivados de la invasión de los negocios de hostelería y la expansión del Centro hacia los arrabales».

El arquitecto y concejal independiente Carlos Hernández Pezzi ya señaló en una de las mociones que presentó al pleno su postura crítica con la propuesta de nuevo plan especial. «Es un documento tradicional, tímido y apocado», al hacerse «con las mismas ideas prefijadas y los mismos prejuicios de hace 25 años», por lo que «no puede suplantar a la visión política de la nueva realidad de Málaga».

En principio, el Ayuntamiento, al poner en marcha el proceso de renovación del plan especial no regateó esfuerzos para propiciar la participación, si bien algunos de esos esfuerzos no llegaron a producirse; así, se iba a presentar a los agentes sociales y económicos y a todos colectivos de la ciudad, a la vez que se abrió un espacio web específico de consulta; también estaban previstas la organización de mesas de discusión y visitas temáticas, pero éstas apenas se celebraron. También se montó una exposición con planos y documentos explicativos del nuevo plan en una de las salas del edificio de la Gerencia de Urbanismo, pero apenas contó con la presencia de los propios vigilantes.

La reacción de la Gerencia de Urbanismo a esta pobre respuesta ciudadana ha sido doble. De un lado ha decidido ampliar en tres meses más el periodo para poder presentar propuestas y alegaciones; en segundo lugar, ha promovido la contratación de una empresa externa con el mandato de incentivar la participación ciudadana y, en última instancia, hacer que el número de alegaciones crezca considerablemente.

Promesas de reaccionar. El concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, reconoció los pobres resultados en cuanto a presentación de alegaciones y espera que el nuevo plazo y la empresa contratada suponga «un revulsivo para la respuesta de los ciudadanos que es lo que queremos, pues no podríamos hacer un nuevo plan especial del Centro sin la participación y las propuestas concretas de los vecinos».

No obstante, admitió que «probablemente no hemos sabido hacer llegar a los colectivos las ideas de cambio y renovación para el Centro a pesar de que hemos llevado el documento a todos los colegios profesionales, a las asociaciones vecinales, culturales, y entidades de todo tipo».