De la finca o hacienda Cabello sólo queda la suave loma con árboles en la que se levantaba la casa ya cerca del Puerto de la Torre. Detrás de esta zona verde -el parque dedicado al desaparecido pintor Francisco Torres Matas- el Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) construyó entre 2002 y 2008 el barrio de la Hacienda Cabello, en total 497 viviendas de protección en alquiler dependientes del IMV.

La asociación de vecinos Rappa Cabello hizo balance la semana pasada de la situación del barrio y lamentó que el Ayuntamiento lo considere «de cuarta categoría», señala el presidente vecinal Salvador Velasco, que también es dirigente de la federación vecinal Solidaridad.

Para la asociación, quedan importantes necesidades del barrio por cubrir, «y si estas necesidades no se cubren el barrio va a peor y se crea un ambiente de anarquía en el peor sentido de la palabra», destaca el presidente.

Entre las demandas destaca la eliminación de lo que el presidente califica como «favela», una construcción de mala calidad en la calle Julio Cortázar que para la asociación da mala imagen al barrio. «Hemos pedido que por favor la quiten y se haga un centro social, algo que ya pidió el grupo municipal socialista en una moción de 2010 que fue rechazada por el PP», señala Salvador Velasco.

A este respecto José Antonio Cornelles, otro vecino, recuerda que la caseta de la calle Julio Cortázar «no tiene ni agua, ni luz, ni aseos» y debería ser eliminada. El centro ciudadano, destaca el presidente, haría posible entre otras cosas que la asociación de vecinos Rappa Cabello tuviera más espacio para sus talleres y actividades. En la actualidad cuentan con un pequeño local municipal arreglado por los propios vecinos.

La asociación también reclama desde hace años la llegada de la EMT al barrio. En la actualidad las líneas 23 y 21 paran cerca del parque Pintor Torres Matas, en la avenida Lope de Vega pero no entra en la Hacienda Cabello. «Nos convocaron el 22 de diciembre pasado, nos dijeron que lo iban a estudiar. Podría entrar un microbús. Aquí no tenemos recursos económicos para coger un taxi y todos pertenecemos al centro médico de la Colonia de Santa Inés, al que van muchas personas mayores», resume el presidente.

La cercanía con la desalobradora de Emasa del Atabal también crea problemas, sobre todo de ruidos y en ocasiones polvo en suspensión. Los vecinos confían en que las obras de cerramiento con una gran estructura de hormigón que está haciendo Emasa acabe pronto con los ruidos.

Pero siguen padeciendo un desagüe de Emasa en un tramo abierto del arroyo que pasa junto al parque Pintor Torres Matas: «Llevamos ocho años liados con esto. El desagüe de la depuradora lo han metido más bajo que el arroyo y se forma una poza con mosquitos y suciedad», lamenta Salvador Velasco.

También en esta misma zona padecen el abandono de una gran parcela, «hay una junta de compensación entre el Ejército y Unicaja. Hay arbustos que crecen salvajes e invaden la acera. Los militares han limpiado muy bien su parte pero Unicaja no. Pedimos en septiembre que se podara y Unicaja me dijo que no hay dinero», cuenta el presidente. Los vecinos denuncian también la acumulación de basura en esta parcela.

Y con respecto a la limpieza, muestran los matojos que sobresalen de la acera en la calle Julio Cortázar, el pasaje de Daniel Ramírez -para el que han pedido hace meses unos macetones- y la suciedad en Cirilo Salinas, calle en la que, cuentan, hace poco el Ayuntamiento ha construido unas pequeñas rampas de 6 centímetros de altura para calmar el tráfico. Unas rampas que la asociación ve totalmente insuficientes en esta calle en cuesta. «Los coches apenas lo notan», critican los vecinos.

«Aquí el que el Ayuntamiento dé un pasito cuesta mucho», concluye el presidente Salvador Velasco. Hacienda Cabello pide más: quiere más mejoras.