Los resultados de las encuestas realizadas entre 2008 y 2009 salieron a la luz en 2011 y después de tres años entre cifras, porcentajes y todo tipo de preguntas y respuestas los sociólogos Luis Ayuso y Livia García han publicado una radiografía de cómo son los españoles en materia sexual. El primer libro que ahonda en cuestiones tan variopintas como la satisfacción sexual, fantasías o la fidelidad, entre múltiples variables, y que muestra el cambio notorio en tan solo unas décadas.

Después de la vorágine de datos,¿cuáles son las conclusiones más interesantes que habéis extraído?

Luis Ayuso: Hay muchos datos interesantes pero uno de los principales rasgos es el tema de la sexualidad femenina y como se percibe. Ahora es más demandada, igualitaria y exigente. Tomar la iniciativa ha sido una tradición masculina pero, por corte generacional, entre los más jóvenes se iguala. El complacer a la pareja en el acto sexual es otro punto interesante y se ve cómo el hombre se esfuerza por que su pareja lo pase bien. No hay que olvidar que hasta no hace tanto eso ni se preguntaba y es muy interesante ver cómo en tan poco tiempo ha cambiado.

Livia García: Los hombres se lo toman más en serio que las mujeres, exigen más que antes, sobre todo, en las generaciones más jóvenes. Otra conclusión interesante es la diferencia entre hombres y mujeres. Hicimos una aportación a un congreso en 2013 cuando ya teníamos algunos datos y en él hablábamos de la brecha generacional en España y es que los jóvenes viven la sexualidad muy diferente a las personas mayores y a sus padres. Hay tres generaciones. Los jóvenes son más lúdicos, sus padres son más del amor romántico y los abuelos son de la reproducción. Esa transición que vemos en las últimas décadas también es una de las grandes conclusiones del libro.

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Tendemos a una vida sexual más abierta pero, ¿qué aspectos son tabú todavía?

L.A.: Ha dejado de ser un tabú pero también sigue siéndolo. Una de las respuestas que se saca de la encuesta es que se demanda más información de padres a hijos. La educación sexual no solo abarca los anticonceptivos, sino que aborda el propio disfrute sexual para tener una vida sexual sana.

L.G.: Los españoles creen que ha dejado de ser tabú pero también piensan que existe una doble moral sobre lo que se hace y se dice.

¿Somos más tolerantes y las relaciones homosexuales se han normalizado?

L.A.: La sociedad se muestra muy tolerante pero hay un proceso de privatización de las relaciones y los que lo practican son los que ponen las normas. Nosotros establecemos lo que se puede y no se puede hacer y mientras se base en una decisión libre no hay barreras.

L.G.: Más del 90% aprueba que entre dos personas adultas si hay libre consentimiento hagan lo que quieran. Solo el 15% dice que la Iglesia marca los límites de la sexualidad. Con respecto a la homosexualidad hasta los 64 años se respeta y a partir de los 65 baja. Ya es respetable para un 40%. La frase «la homosexualidad es una enfermedad» no es mayoritaria en ningún sector.

Los que tienen una pareja fija están más satisfechos.

L.A.: Lo primero que hay que decir es que el sexo dentro de la pareja comienza a ser un indicador importante. Se sigue dando importancia a las cuestiones económicas o estar bien con la otra persona. El sexo no aparece como una cuestión principal pero sí secundaria. La pareja se preocupa por tener una vida sexual rica y tiene lógica porque si vamos hacia una relación de pareja más flexible, tenemos que preocuparnos por que la pareja esté contenta en todos los sentidos. El tener pareja te va a dar más confianza para conocer qué le gusta y qué no le gusta y la gente se esfuerza por intentar que disfrute. Sin embargo, las relaciones esporádicas no se prestan a esto.

L.G.: Una valoración personal sobre lo sacado de las encuestas es que ahora las parejas hablan más y tienen más tiempo para llegar a la plena satisfacción sexual. El amor también será un plus. En cambio, según los datos, la variedad sexual no es lo que te hace estar más contento en el sexo.

¿Qué se entiende por relaciones sexuales ricas?

L.A.: Depende de cada pareja. Lo que se ha acabado es que te controlen y pensar que estás haciendo algo mal. Eso se flexibiliza y depende de lo que se hable, eso se puede hacer. Hay un montón de variables que pueden despertar el deseo sexual, es decir, nos preocupamos por algo que tradicionalmente no habíamos mirado. Hoy día, el 92% habla de sexo con su pareja pero hay un 8% que no lo habla. Eso te dice algo.

¿Somos divertidos los españoles?

L.A.: Esa pregunta no estaba pero sí que se pregunta el lugar en el que les gustaría mantener relaciones y ves que hay muy poca imaginación porque entre las respuestas estaba la piscina, la playa, el jacuzzi, el cine...

L.G.: Salían un montón de opciones y hubo un 40% que no sabía qué contestar. La gente mayor no sabe qué decir sobre las fantasías sexuales y lo que más se contesta es que les gustaría tener sexo en la cama. No tenemos mucha imaginación, según los datos. Sin embargo el 20% sí ha utilizado sustancias alguna vez, ya sea comida o bebida para el juego erótico, y un un 8% han introducido juguetes eróticos. Casi todos son femeninos. El uso de las bolas chinas entre jóvenes y universitarias o la viagra para alargar la vida sexual de las personas mayores muestra que cada vez hay más elementos en nuestra vida sexual.

L.A.: Algo está cambiando cuando se vende determinada literatura y juguetes para ellas nos muestra que la mujer está reivindicando una sexualidad plena.

¿Cuál es la frecuencia habitual?

L.A.: Lo habitual es entre una y tres veces por semana pero dos de cada tres españoles tiene entre uno y dos encuentros por semana. Sin embargo, las personas que tienen estudios más elevados tienen más relaciones sexuales y la época del año en la que hay más ocio y tiempo libre se mantienen más relaciones. El grado de satisfacción sexual más elevado está en las ciudades tipo medio. En las grandes ciudades está presente el estrés y el no verse nunca y en las pequeñas, la población es mayor. Málaga, por ejemplo, es una ciudad de tipo medio.

L.G.: Yo pensaría más en una ciudad con menos de 100.000 habitantes y donde no hay tanto estrés... Marbella o Fuengirola, por ejemplo.

El mito se cumple. Ellas se fijan más en el interior y ellos en los rasgos físicos.

L.A.: Ambos lo que más valoran es el físico y la sonrisa. Luego los hombres tienden a fijarse en cuestiones de carácter biológico, relacionadas con el ciclo reproductivo y las mujeres miran que tenga mayor estabilidad, un elemento también relacionado con el ciclo biológico. Esto responde a que la sociedad sigue teniendo una perspectiva sociobiológica.

L.G.: Una de las respuestas igualitarias es que se fijan en la cara y la otra bastante parecida entre ambos sexos es que miran el cuerpo en su conjunto pero donde está la gran diferencia es que las mujeres miran mucho más los ojos que los hombres y el pecho lo miran más ellos.

L.A.: Todas las personas tenemos un capital social, económico y también erótico. Hay una feminista, Catherine Hakim, que sostiene que a las personas con más atractivo se les abren más puertas. Eso no es solo ser guapo o feo, es tener algo, tener modales o algo que engancha. En este aspecto se ha hablado de Yanis Varufakis -actual ministro de Finanzas de Grecia-.

Un 65% de los encuestados admite que se masturban o lo han hecho alguna vez, ¿nos conocemos mucho o poco?

L.A.: Los informes Kinsey en EEUU de los años 50 hablan deque se masturbaban casi el 80% de los hombres y cerca del 60% de las mujeres . En los últimos estudios se habla del hombre casi al 100% y la mujer al 80. Al ver los resultados de España no me extraña ese porcentaje porque hasta hace muy poco era pecado y cuando no era pecado, era una enfermedad. La encuesta es a la población general. Varias generaciones se han educado con esos valores. Es lógico que un 85% lo tolere y el 65% lo practique.

L.G.: No creo que sea poco teniendo en cuenta el país en el que vivimos pero sí hay diferencias por sexo y edad. Los hombres se han masturbado históricamente mucho más que las mujeres. La masturbación en los hombres es su inicio en la sexualidad y las mujeres no dicen tanto que es su primera experiencia en el ámbito sexual, tiene que ver más con una vida sexual más adulta y plena.

¿Cómo ha cambiado el español en el ámbito de la sexualidad?

L.A.: Se ha producido una transición política, social, cultural y también sexual. Hemos pasado de una situación a otra muy diferente con mayor libertad, tolerancia, igualdad y los rasgos generales a los países más «avanzados». Todo esto tiene mucha importancia porque venimos de una tradición católica y no hemos tenido una revolución sexual tan explícita como en otros países. En los 60 Francia tuvo la revolución del sostén y un feminismo muy fuerte y aquí, en cambio, llegaba la píldora a escondidas y tener hijos antes del matrimonio era perseguido. ¿Cómo será el futuro? Va a depender de las propias construcciones de identidades, la evolución de consumo y otra clave será el impacto de las nuevas tecnologías.

L.G.: La sexualidad ha ido cambiando y, por encima de todo, hay mucha tolerancia entre todas las generaciones que ahora conviven.

Internet y fidelidad¿Han modificado nuestros hábitos sexuales las redes sociales?

L.A.: El impacto de las nuevas tecnologías en la sexualidad es grande pero hay que tener en cuenta el factor tiempo y esta encuesta está hecha en 2008. Hay aplicaciones móviles que no existían entonces y habría que profundizar sobre el impacto de las redes sociales en el propio comportamiento y prácticas sexuales.

L.G.: Se habla sobre el impacto de la pornografía y las páginas web eróticas pero sobre relaciones sociales virtuales no había preguntas.

Infidelidad. Tres de cada cuatro quieren que su pareja sea fiel y el 27% de ellos admiten que lo son. Un 8% en el caso de ellas.

L.A.: Las relaciones de pareja actuales son más flexibles y el compromiso es diferente. Quienes les dan más importancia a la infidelidad son las mujeres y los jóvenes y es un dato muy interesante ya que cabía esperar que al estar en una sociedad más abierta no le dieran tanta importancia pero ¿por qué ocurre esto? No es lo mismo romper con 60 años y volver a reconstruir tu vida que romper con 18 cuando tu proyecto de pareja y de vida lo estás haciendo. Muchos jóvenes dicen: Yo quiero saber si eres o no eres infiel pronto, para saber si merece la pena seguir contigo. Antes, el mercado de emparejamiento eran las personas de tu entorno pero ahora es mucho más amplio. Tus amigos, los de la red, los de Erasmus... Ahora se permite todo pero no nos traicionamos. En España la cultura de la fidelidad está muy presente, posiblemente por los rasgos católicos, el tema del amor...Como sociedad permitimos muchos comportamientos sexuales pero no una infidelidad. Me atrevería a decir que esto aminorará con el tiempo y entraremos en una cultura más infiel pero no se sabe.

El 45,5 % admite que se siente atraído por alguien, ¿se siente como infidelidad?

L.A.: Hay un 15% que lo siente con frecuencia. Esa pregunta da lugar a que se analice desde muchos puntos de vista pero me da qué pensar que tenemos una sociedad más erotizada. Las marquesinas de los autobuses, la moda...y en un mundo en el que las relaciones son más flexibles eso suponen mayores riesgo porque tu te puede enamorar de otra persona mañana y como la única base de las relaciones ahora es el amor y eso es lo más volátil, ese elemento es un riesgo.