Asunción N. M., la mujer que se juega 21 años y medio de cárcel por degollar a su proveedora de joyas en el Paseo Marítimo de La Cala del Moral el 18 de diciembre de 2013, no padece ningún trastorno mental ni enfermedad que merme su capacidad de entender. Los forenses que la analizaron tras su detención, en febrero de 2014, aseguraron que tiene una personalidad «explosiva» y que, por tanto, es delincuente por conflicto.

«Su perfil no es el de una delincuente habitual, no tienen antecedentes penales, pero su personalidad posee unas características marcadas por su personalidad explosiva», precisaron. El abogado defensor les preguntó si todo pudo consistir en un arrebato, y uno de los forenses contestó: «No puedo aceptar la palabra arrebato, parecen totalmente normal pero cometen un delito que puede parecer absurdo y desorbitado. Puede explotar en una situación de conflicto».

Los peritos señalaron que esta explosión puede ser consecuencia de un mal periodo económico o por haber estado sometida la encausada a una fuerte presión.

Los hechos sucedieron en diciembre de 2013 en La Cala del Moral, en El Rincón de la Victoria. Según las acusaciones, la agresora le seccionó la tráquea, la arteria carótida y la vena yugular, lo que le provocó una fuerte hemorragia y un shock hipovolémico que le ocasionó la muerte. Tras ello, la procesada le quitó las joyas que llevaba puestas y el bolso, apoderándose del móvil y se fue del lugar.

La presunta agresora y la víctima mantenían una deuda de 4.000 euros después de que la primera comprase varias joyas a la segunda. «Esa mujer me tenía a mí loca, me asustaba, yo me escondía de ella». Antes, su abogado defensor había explicado que la víctima sabía que su cliente tenía una promesa y que había ido a llevar flores a la Virgen del Carmen que hay en el Paseo Marítimo de La Cala del Moral. Allí fue a pedirle el dinero que le debía. Y se inició una discusión entre ambas.

«Tuvimos una discusión y fumamos al lado de la escalera -de un chiringuito-. Me dice que quiere más dinero, le digo que no puedo darle más. Me coge la barbilla, me empuja, se me caen las gafas, me las pongo, y me dijo que por 50 u 80 euros mataba a mi hijo. Yo hice así -mueve el brazo izquierdo haciendo como que empuña un arma blanca- y no me acuerdo de más», describió Asunción M. N. en medio de grandes sollozos. Aseveró que, si no fuera por su hijo, se habría ahorcado. E insistió: «No me acuerdo de nada más. Salí corriendo».

«No le quité nada». El fiscal le preguntó por el reloj de oro que se halló en su trastero a mediados de febrero de 2014, cuando fue arrestada, pero ella aseguró no habérselo llevado. «No le quité nada a esa señora», indicó. También tiró su bolso a un contenedor, tras decirse «Dios mío, qué he hecho». Eso sí, no se llevó sus joyas, según precisó, ni tiene su móvil, y tampoco le dijo a un transeúnte que la agredida había bebido.

El representante del ministerio fiscal y la acusación particular aseguran que la forma de seccionarle el cuello es idéntica a la del Estado Islámico, lo que no se corresponde con un tajo dado sin precisión como ella alegó. Los forenses insistieron en que la supuesta atacante estaba detrás de ella, y no delante.