­El reto fue sentarse alrededor de una mesa. Para tranquilidad del alcalde en funciones, Francisco de la Torre, que llevaba una semana pidiendo al partido que sacrificara algunos de los mecanismos más tradicionales de su funcionamiento interno para satisfacer a los de Albert Rivera, ayer, por fin, y tras haber vuelto por la mañana de Bruselas, el veterano político popular pudo entablar las negociaciones con el líder de Ciudadanos en Málaga, Juan Cassá. Sin apenas tiempo para coger aire, De la Torre manifestó su deseo y optimismo de poder contar con el apoyo de Cassá para liderar el futuro proyecto municipal desde la estabilidad y el consenso. Como nexo de unión apostó por la semejanza ideológica que pudieran tener, según De la Torre, ambas formaciones y por una firme voluntad de escuchar y afrontar las exigencias de regeneración de la formación naranja.

Así, bajo el denominador común de «buscar lo mejor para Málaga», arrancó formalmente el proceso para despejar la incógnita de si De la Torre puede contar con el respaldo de los concejales de Ciudadanos, sin despejar, realmente, nada. Cassá, inflexible a la hora de abandonar la equidistancia, aseveró que todo dependerá del debate y del futuro desarrollo de las negociaciones. «Estamos abiertos a cualquier escenario», insistió, en el mismo mensaje repetido en los anteriores encuentros y que lleva interiorizado con aguda profundidad desde que se pusiera en marcha el carrusel de las negociaciones.

La reunión, que duró hora y media (la más larga hasta el momento), tuvo lugar en una sala noble del céntrico hotel Monte Málaga. A todas luces, escenario designado como cuartel general para escenificar los encuentros entre las diferentes fuerzas políticas interesadas en cortejar a Ciudadanos. Cassá, interlocutor universal para los de Albert Rivera, al verse enfrentado a De la Torre, sufrió de forma abrupta un cambio de paradigma. Sin intención de que baje el ritmo de las negociaciones, sabiéndose la píldora a dorar para determinar el futuro, no solo del Ayuntamiento de Málaga, sino de toda la provincia, Cassá ya había mantenido por la mañana un encuentro con el portavoz del PSOE en la Diputación, Francisco Conejo.

El regidor en funciones puso el eje de su intervención en su condición como candidato más votado en las pasadas elecciones para considerar «lógico» y «natural» que se llegue a un acuerdo para que pueda ser investido como alcalde el próximo 13 de junio. Apeló, de esta manera, a encontrar fórmulas conjuntas para dotar el futuro mandato de «la máxima estabilidad posible», apuntando a Ciudadanos como aliado natural para los próximos cuatro años.

Sin necesidad de ser preguntado, De la Torre se mostró dispuesto a plegarse ante las exigencias de Ciudadanos, aunque recordó que una negociación debe de ser siempre un «proceso de cesión por ambas partes».

Cassá, aparentemente tenaz cuando se trata de exigir el cumplimiento de las condiciones de Ciudadanos para apoyar una posible investidura, insistió, en este sentido, en la necesidad de unificar empresas del Ayuntamiento y en reducir el número de cargos de confianza con nómina en el Consistorio.

«Podemos hacer algún tipo de esfuerzo más, estudiándolo desde la buena fe y buscando siempre lo mejor para la ciudad», dijo De la Torre. Negando un posible estado de intranquilidad matizó que estos cambios nunca deben traducirse en una «pérdida de eficacia para el Ayuntamiento».

Para afrontar este proceso se constituye una mesa de trabajo integrada por Carlos Conde (C´s), De la Torre y el coordinador del Ayuntamiento, Manuel Jiménez.