­Tan lejos, pero a la vez tan cerca. La posibilidad de que la candidata socialista a la alcaldía, María Gámez, se convierta en la próxima alcaldesa de Málaga provocó ayer sonrisas agradables entre Estefanía Martín Palop y Mari Carmen Moreno. Las dos concejalas electas de la lista socialista contemplaron con gran expectación la rueda de prensa que ofrecieron ayer en el Patio de Banderas del Ayuntamiento la candidata socialista y el líder de Ciudadanos Juan Cassá, y que acabó con la candidata socialista dando por aumentadas sus posibilidades de hacerse con la vara de mando este sábado. La interpretación de la mímica. Es lo poco que están dejando los sucesivos encuentros bilaterales entre las diferentes fuerzas políticas con representación institucional en el futuro Ayuntamiento de Málaga.

Más allá de las sensaciones, quedó claro que las negociaciones por la alcaldía de Málaga siguen discurriendo en una dimensión misteriosa. Básicamente porque el líder de la formación naranja, portador de la llave del futuro gobierno, sigue siendo la imagen icónica de la equidistancia. Un día más, cultivó un enigma que pudiera llegar a su fin en la jornada de mañana ya que, según fuentes internas de Ciudadanos, el veredicto final se dará a conocer con toda seguridad a lo largo del jueves. A pesar de la autonomía en la toma de decisiones manifestada de forma vehemente por Cassá, la urgencia de mandar un informe técnico sobre posibles acuerdos a la dirección nacional en Barcelona imposibilitaría la posibilidad de apurar los tiempos hasta última hora.

En todo caso, Gámez, después de dispersarse en el habitual lenguaje diplomático que reina estos días en todas las tomas de contacto, se dirigió a la prensa y afirmó que, después de la reunión mantenida, se veía «más cerca de la alcaldía». Declaraciones que subrayaron lo expresado en el pasado por el número tres de la lista, Francisco Conejo, que ya dejó claro que el PSOE enfrentaba estas rondas de contacto con la «clara vocación de gobernar».

Aunque la candidata socialista luego matizara lo obvio y antepusiera su «capacidad de transformar esta ciudad» por delante de todo posible anhelo personal, de sus palabras se extrae un firme deseo de abandonar la oposición. «Todo partido político tiene la ambición de gobernar porque quiere tener el máximo respaldo ciudadano dijo».

Si hasta ahora había buscado el cobijo en la capacidad negociadora de Francisco Conejo, Gámez volvió ayer a la primera línea política para apelar, como ya lo hiciera de forma reiterada el propio Conejo, al supuesto deseo de cambio expresado por los malagueños a través de las urnas. De esta manera, el 63 por ciento de papeletas que no han optado por el Partido Popular el pasado 24 de mayo, se ha convertido en el clavo ardiendo al que agarrarse por parte socialista. «Las urnas nos han dicho con más fortaleza que nunca que debe de haber un cambio de políticas después de 20 años de Gobierno del PP».

En este sentido, Gámez hizo referencia al diálogo permanente entre partidos como polo hacia el que debe de dirigirse la política municipal durante los próximos cuatro años y apeló a Ciudadanos como un interlocutor sumamente válido para llegar a acuerdos a lo largo del futuro mandato. «Los ciudadanos nos exigen un diálogo permanente, serio y veraz entre partidos», señaló.

Por su parte, Cassá, que recogió el guante del diálogo, no varió su discurso de los últimos días. «Tengo buenas sensaciones con todos los partidos y las conversaciones van en buena línea», dijo en lo que se está convirtiendo ya en todo un clásico de su talante negociador. Con buena cintura para esquivar cualquier pregunta enfocada a conocer una posible predilección, Cassá admitió, sin embargo, que habría un «90 por ciento de acuerdo» con el PSOE, aunque agregó, a continuación, que «la decisión final no está tomada».

El edil electo de la formación de Albert Rivera volvió a defender el papel de Ciudadanos como motor de la regeneración democrática, en el que se ha conseguido, a su juicio, abrir una nueva etapa de hacer política. «El tablero político ha cambiado y las mayorías absolutas ya no existen. Lo que tiene que haber es consenso y, sobre todo, buenas propuestas para los malagueños», insistió.

Más encuentros bilaterales. Sin apenas tiempo para descansar, y casi de forma paralela, también mantuvieron ayer su primer encuentro Málaga Ahora e Izquierda Unida. La reunión entre ambas formaciones ofreció, de entrada, la imagen de la confluencia fracasada. Ysabel Torralbo y Eduardo Zorrilla volvieron a verse las caras unos once meses después.

El julio del año pasado, ambos dirigentes todavía figuraban de forma conjunta como activistas implicados en aunar las diferentes sensibilidades de la izquierda en la capital. Entonces, bajo el paraguas de Ganemos, germen de lo que ahora es Málaga Ahora. Bajo este pretexto, no es de extrañar que ambas formaciones destacaran una «coincidencia altísima» en las medidas programáticas a desarrollar en el futuro. Ambas formaciones, además, manifestaron su apoyo a la candidata socialista, María Gámez, para la investidura del sábado.