Si aún queda algo de democracia, este Ayuntamiento no es el lugar donde reside. Hace tiempo que dejó de ser así. Reducir la democracia a un acto formal cada cuatro años es despreciar su principio fundamental: la soberanía popular. Quienes entienden, como Francisco de la Torre y su equipo, el resultado de las urnas igual que un cheque en blanco deberían pedir perdón a la ciudadanía. No somos ingenuas, sabemos que nunca harán algo así. Por eso estamos aquí. Por eso nació Málaga Ahora. No teníamos otra opción. Ustedes secuestraron la democracia y sus instituciones. Nosotras las vamos a recuperar, y el 13 de junio de 2015 es la fecha en que comienza ese rescate.

Han hecho del Ayuntamiento de Málaga el centro de sus operaciones especulativas, el centro donde tejer sus redes clientelares, el centro desde que el expandir por toda la ciudad la podredumbre de unas políticas destinadas a unos pocos, unas políticas que se han olvidado de tantos otros. Nosotras y nosotros somos personas corrientes, esas a las que han dejado de mirar. Pero ahí estábamos: ocupando las plazas, parando con nuestros cuerpos desahucios, impidiendo que privatizaran nuestra sanidad, nuestra educación, que destruyeran nuestro Medio Ambiente. Aun así, seguían sin mirarnos. Lo aceptamos: somos los Nadie, como decía Galeano. Y hoy afirmamos que estos Nadie, más pronto que tarde, les van a dejar a ustedes sin Nada.

¿Qué es lo queremos? Lo queremos todo, porque todo era de todos. Queremos decidir sobre los asuntos que atañen a nuestra vida, a nuestras hijas e hijos, a nuestro entorno, a nuestros servicios, a nuestras instituciones. Queremos recuperar el derecho a la felicidad, ese que nos robaron a costa de derrochar, de deudas que no contrajimos, pero que nos obligan a pagar. Esta crisis no es nuestra, y no la debemos pagar. Sus políticas de austeridad han sido criminales y, de nuevo, el Ayuntamiento de Málaga ha sido baluarte: 700 millones de euros de una deuda contraída gobierno tras gobierno en esta ciudad para que los niveles de pobreza hayan crecido más y más. ¿A quién han beneficiado esas políticas de austeridad? A ustedes. A la élite que hoy representan, esa que viste los mismos trajes con los que hoy se sientan en un lugar que no se merecen.

Nosotras les acusamos. Les señalamos. Les juzgamos. Y el veredicto es uno: culpables. Y su condena va a ser despojarles del poder que han usado día a día como si los Nadie no contáramos. Queremos una ciudad en la que merezca la pena vivir, en la que por fin las vecinas y vecinos decidamos e intervengamos, en la que el centro no sea el escaparate con el que justifican el despojo de los barrios. Queremos una ciudad donde la igualdad entre hombres y mujeres no sea una letanía que repiten solo en las efemérides, una ciudad donde las diferencias de género y sexo sean por fin naturalizadas. Algún día lo entenderán, aunque para entonces ya no ocuparán las poltronas del poder. Queremos una ciudad donde la opacidad no sea el escudo con el que se ocultan de los Nadie, donde las instituciones estén al servicio de las personas, sean transparentes y participativas. Queremos una ciudad en la que no jueguen a sangrar nuestras empresas municipales para engordar las cuentas bancaria de sus amigotes, esos que figuran en los papeles de Bárcenas. Queremos una ciudad en la que la cultura no se vuelva a confundir con la fachada de unos museos que hoy vienen y mañana se van dejando nuevamente más deuda. Queremos una ciudad en la que sus habitantes gestionemos los equipamientos e inmuebles que no son de ustedes, sino del común, una ciudad que cuide, que garantice la soberanía y la autonomía de sus gentes. Queremos una ciudad en la que una vivienda digna sea siempre más importante que la sucursal de un banco. Queremos una ciudad que no contribuya a destrozar nuestro planeta, y por ende nuestra vida, una ciudad que no permita que ninguna de sus habitantes caiga en la pobreza. Es una ciudad imposible de concebir con ustedes. Veinte años de gobierno así lo demuestran.

Hoy comienza un gobierno que no va a ser como los anteriores. Por primera vez en mucho tiempo, señor De la Torre, se va a encontrar a una oposición que no va a poder despreciar, como ha acostumbrado usted en el ejercicio de una función que, bien es sabido, aprendió en la escuela del franquismo. Se va a enfrentar al peor de sus enemigos: la democracia. No esa democracia formal que durante estos años han solido sellar con una sonrisa y los votos de su mayoría absoluta. No, se va a enfrentar a la democracia de los Nadie, la que por fin les va a devolver la palabra y la capacidad de decidir. En realidad, en esta legislatura no seremos la oposición. Cuando intenten otra vez legislar para unos pocos, ustedes serán el gobierno de la oposición: de la oposición a las personas. Esperemos que se habitúe pronto.

Hoy vuelve usted, señor De la Torre, a disponer de cuatro años con los que seguir extendiendo la ponzoña de sus políticas clientelistas. Y esto es así porque ha habido quienes han favorecido su investidura. Su maltrecho partido ya cuenta con la muleta necesaria para su paso renqueante: Ciudadanos, el as que guarda en la manga el bipartidismo. Ellos, y decimos bien, "ellos" -porque en nuestro Ayuntamiento no hay ni una sola mujer entre sus concejales-, también son responsables del rumbo que hoy toma esta nueva legislatura. Favorecer la investidura de quienes llevan veinte años de políticas destructivas no es, precisamente, un "cambio sensato". Es complicidad, y antes de lo que imaginan tendrán que rendir cuentas ante unos votantes malagueños que, mayoritariamente, el pasado 24 de mayo optaron por el cambio. No sabían que, para Ciudadanos, Málaga es solo una delegación de Barcelona.

Málaga Ahora puso condiciones para favorecer investiduras: llaves verdes, las llamamos, y se guiaban por una sola premisa, "Para todos todo, para nosotros nada", las personas en el centro de las políticas públicas. Pero ustedes, el Partido Popular y su comodín naranja, entienden la política como un juego de dados, un intercambio de cromos y una balanza de pesos a compensar. Eso no es democracia: es mercadeo. Y en este Ayuntamiento hace ya mucho que se confunde la gestión de lo público con el reparto de cargos y prebendas.

Es curioso, el mayor escollo en el simulacro de las negociaciones entre Ciudadanos y el Partido Popular ha sido el de los sueldos impúdicos de los gerentes de las empresas mixtas y municipales. ¿Qué favores debe, señor De la Torre, para no ceder en este asunto? ¿Va seguir preocupándose por encima de todo de enriquecer a unos gestores que, en buena medida, son responsables de los conflictos laborales que sufren esas empresas y del empeoramiento en las condiciones de sus plantillas? ¿De verdad va a seguir pidiendo a las malagueñas y malagueños que se aprieten el cinturón mientras sigue pagando sueldos escandalosos a sus amigotes con el dinero de todas y de todos? No es dinero suyo, señor De la Torre, no es usted libre de hacer con él lo que quiera. No es usted libre, cierto, pero es impune. Y hoy lo es porque ha contado con cómplices.

Debe usted pensar que es magnánimo, lo mismo que cierto personaje de Francis Ford Coppola. Tiene usted sueños de megalómano, porque, como cuentan que dijo Luis XIV, seguro que se levanta cada mañana pensando "El Estado -el Municipio- soy yo". Yo dispongo, yo reparto, fijo sueldos, endeudo a la ciudad, la dejo malvendida para las próximas generaciones. No conoce usted a los malagueños y malagueñas. Aquí tiene una, una persona corriente, la cara más visible de una iniciativa colectiva y plural, que se ha construido sin carnés ni pedigrís.

Málaga Ahora no es una candidatura concebida para que la gente la valide. Es una candidatura que ha construido la propia gente, personas que han elaborado, mediante foros de todo tipo, un programa tan verdadero como que nace de quienes conocemos la realidad de este municipio. Somos esas mismas personas que hemos redactado las llaves verdes para esta investidura. Pero esas llaves, más que condiciones, establecen una hoja de ruta, un mapa de medidas ideadas para mejorar la vida de las malagueñas y malagueños.

Estudien bien esa hoja de ruta, porque ya la han aceptado otros grupos municipales de este salón, y por eso les hemos votado favorablemente hace un momento. Hemos apurado, por responsabilidad con nuestros más de 30.000 votantes, hasta la última posibilidad de cambio en este Ayuntamiento. El partido que encabeza María Gámez es el partido de las promesas incumplidas, la otra cara de una misma moneda. Ese partido ha aceptado nuestras llaves verdes, y es un compromiso que no tiene ya vuelta atrás. De lo contrario, también nos tendrá enfrente. Ahí, señor De la Torre, en esas llaves, en esa hoja de ruta, puede ver el territorio por el que deberán transitar durante esta legislatura si no quieren extraviarse y perder sus coches oficiales antes de lo que tienen previsto.

Usted no ama esta ciudad. Usted ama una idea de esta ciudad que no es la realidad, la de las personas que la habitamos. Y ya tiene compañeros de travesía, esos hombres que hoy han evitado su mudanza. Se subió a su primer coche oficial el año que yo nací y aspira a jubilarse sin bajarse de él.

Nosotras sí amamos esta ciudad. Ustedes son la miseria, Málaga Ahora es la alegría; ustedes son el individualismo, Málaga Ahora la colectividad; ustedes el poder, Málaga Ahora es la potencia; ustedes los despachos cerrados, Málaga Ahora es la calle. Venimos de los centros sociales, de los movimientos, de las mareas. No somos políticos de profesión, no aspiramos a hacer carrera. Y eso les asusta. Somos el único grupo municipal compuesto por gente de a pie, personas que nos hemos puesto una limitación de salario y mandatos para después regresar a nuestras profesiones. Nuestro único interés es el bien común, porque no somos un partido, no atendemos a razones partidistas dictadas desde Sevilla, Madrid o Barcelona. Por tanto, no tenemos nada que perder, ni cargos, ni puestos, ni contratos, ni posiciones en la dirección. Ya hemos ganado, de hecho. Hoy, en Barcelona, en Madrid, en Coruña, en Zaragoza y en otras ciudades, nuestras compañeras y compañeros comienzan a mandar obedeciendo. Sí, somos la alegría. Y vamos a construir políticas de la única manera que sabemos: en común. Este Ayuntamiento, hoy, comienza a parecerse a una plaza de las que nunca pisaron. Nos querían en sus instituciones. Aquí estamos. Dispuestas a mostrarles qué es la solvencia y el buen gobierno. Estamos preparadas.

Dijimos que los Nadie íbamos a traer el cambio a Málaga por una ciudad digna, democrática y ecológica. Estamos cumpliendo, pero es solo el principio.

Salud.