Francisco de la Torre vivió ayer su quinta investidura como alcalde de Málaga. Lo hizo ante el panorama más difícil de sus últimos quince años como alcalde, con sólo trece concejales -la mayoría absoluta está en 16 y venía de tener 19- y con la obligación de pactar cada paso. Ciudadanos le ha dado los tres votos que le faltaban para asegurar la investidura de ayer y le acompaña un pacto de gobernabilidad para los próximos cuatro años. Pero no todo se reduce a la investidura. La obligación de hablar, pactar y llegar a consenso se convierte en una prioridad. Eso implica alterar políticas e introducir alternativas.

Málaga se encuentra con el pleno municipal más heterogéneo de los últimos 30 años y eso supone una renovación de los discursos. PP, PSOE e IU repiten portavoces, pero ya se aprecian cambios en sus intervenciones. Ciudadanos y Málaga Ahora son las grandes novedades de este mandato, con 7 concejales entre ambos que se pueden convertir en los motores de una corporación muy renovada, con 14 incorporaciones de nuevos concejales de los 31 que componen el pleno municipal. Casi la mitad.

Este panorama no pasa desapercibido al alcalde de Málaga, que artículo su primer discurso como regidor alrededor de tres ejes. El primero y más importante es el llamamiento al entendimiento y al diálogo. De la Torre reivindicó esta forma de hacer política incluso «disponiendo de mayorías absolutas». Así, aseguró que en los años precedentes «el sectarismo nunca fue uno de mis defectos ni lo será jamás». El resto de partidos, salvo Ciudadanos, no opina lo mismo, tal y como se apreció en sus respectivos discursos.

De la Torre, que no ahorró su agradecimiento a Ciudadanos, desgranó su programa de gobierno para estos cuatro años. No hubo muchas sorpresas. Dividió en dos esta intervención. Primero desgranó los puntos acordados con Ciudadanos, que asumió a pies juntillas y sin salirse del guión. No es para menos porque le va continuar cuatro años en el gobierno el cumplimiento de estos puntos.

El resto de la hoja de ruta que desgranó el alcalde fueron los puntos más significativos de su programa electoral, con nuevos parques, el impulso del Smart City y las centralidades en los distritos.

Sin embargo, hay varios detalles que llamaron la atención. Algunos por su ausencia. Así obvió toda referencia al metro y al tramo al Hospital Civil, aquel que puso en cuestión pese a acordar con la Junta de Andalucía su trazado y formato. Tampoco se refirió al proyecto de la noria del puerto de Málaga, pese a que mostró su intención de colaborar «en la instalación del acuario y del hotel singular» en el puerto.

Además, el regidor puso especial hincapié en la política social, sobre la que hizo referencia en varios momentos de su intervención. De la Torre se comprometió a reforzar «la acción social», en lo que parece un reconocimiento implícito de que era insuficiente.

Y la de arena

La portavoz de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, se convirtió en la paletada de arena a un acto que se desarrollaba por los cauces habituales. Su intervención fue dura, muy dura, contra el Partido Popular y Ciudadanos, a los que acusó de ser cómplices y «antes de lo que imaginan tendrán que rendir cuentas ante unos votantes malagueños que (...) no sabían que, para Ciudadanos, Málaga es solo una delegación de Barcelona».

Torralbo se nombró portavoz de «los Nadie», en una referencia literaria a Galeano. No fue el único dardo que lanzó a De la Torre, al que comparó con «cierto personaje de Francis Ford Coppola». «Nosotras les acusamos. Les señalamos. Les juzgamos. Y el veredicto es uno: culpables» insistió Torralbo, que siguió repartiendo estopa: «Ustedes son miseria, nosotros alegría». Torralbo también mandó un aviso al PSOE: «El partido que encabeza María Gámez es el partido de las promesas incumplidas, la otra cara de una misma moneda. Ese partido ha aceptado nuestras llaves verdes, y es un compromiso que no tiene ya vuelta atrás. De lo contrario, también nos tendrá enfrente».

IU y PSOE no fueron tan duros en la forma y en el fondo, pero sí dibujaron unos discursos exigentes con Francisco de la Torre. María Gámez, portavoz del PSOE, insistió en que los ciudadanos han votado por el «cambio», con el 63% de los votos a formaciones que no son el PP. En este sentido, subrayó que este mandato estará marcado por el diálogo y la negociación, pero siempre con el objetivo de acabar con el «despilfarro, desatención a los barrios, falta de libre concurrencia en la contratación, privatización constante del espacio y de la propiedad pública, desasistencia a las personas que lo necesitan».

María Gámez también aprovechó para hacerse fuerte en la oposición como el segundo partido más votado. De hecho recordó que «la alternativa pasa siempre por el Partido Socialista». «En la labor de la alternativa política estaremos, en ella nos van a encontrar; una alternativa que conjugue control y seguimiento de un gobierno que ha dado muestras de cansancio evidente y de apoltronamiento», afirmó Gámez.

Eduardo Zorrilla, portavoz de IU, se presentó con un discurso bien armado que planteó los principales ejes de su programa. Participación ciudadana, refuerzo de la política social, políticas de empleo activo y desarrollar un nuevo modelo de ciudad, alejado de la presión de los convenios urbanísticos, fueron las principales ideas que transmitió Zorrilla en su intervención. Además, recalcó que la «época del rodillo de la mayoría absoluta ha concluido, se impone una nueva etapa de diálogo, consenso y acuerdos», ofreciéndose a pactar por el bien común y reclamando un papel responsable de la oposición.

Juan Cassá, el portavoz de Ciudadanos, fue otra de las estrellas del pleno de investidura. Era otra de las nuevas voces que llegaba al Ayuntamiento y había interés por saber qué iba a contar en su primera intervención oficial.

Su discurso se desgranó con ideas clave que desarrolló poco a poco. Primero para justificar por qué ha apoyado la investidura de Francisco de la Torre, recalcando la legitimidad democrática de la lista más votada y que se hayan asumido la mayoría de sus propuestas.

La responsabilidad, la capacidad de escucha, el apoyo a los empresarios y autónomos, el transporte público y la apuesta por la racionalización de la administración local fueron otros aspectos que recalcó Cassá, que utilizó en todo momento un tono optimista y entusiasta.

No fue especialmente crítico con la gestión de Francisco de la Torre, de quien subrayó que valoraban «positivamente la labor realizada hasta ahora», aunque reconoció que «había cosas que era necesario cambiar» y de ahí sus propuestas, que nacen de las planteadas por los malagueños.